gastronomía

Boh, café con diseño y 'amore' en el centro de Zaragoza

Alba Antón y César Mercadal despliegan su formación en interiorismo, su herencia hostelera y su gusto por Italia en esta nueva cafetería.

Alba Antón y César Mercadal, responsables de Boh.
Alba Antón y César Mercadal, responsables de Boh.
Francisco Jiménez

"El mundo de la hostelería te abraza mucho", dice la turolense Alba Antón. Lo sabe porque ha sido criada en él. De padres cocineros y abuelos hosteleros, ahora se propone hacer honor a su legado con su propio negocio buscando lo que, a su juicio, tienen los bares y restaurantes de lugar para la reunión y la pausa. Lo hace junto a su pareja, César Mercadal, zaragozano e interiorista como ella, en un pequeño pero coqueto local del número 14 de la calle de Francisco de Vitoria, en el corazón del centro de Zaragoza.

Allí ambos han puesto a dialogar su formación en el mundo de la decoración con la herencia familiar de Alba. El resultado es Boh, donde conviven el buen café, la repostería artesana y el diseño. También, un amor de sus dueños por Italia que llega a dar nombre al proyecto. Ese 'Boh' es una expresión italiana (idioma que estudia Alba, muy admiradora de la cultura del país transalpino) que se dice cuando no se está seguro de algo. Porque Boh nace con la incertidumbre propia de cualquier empresa que arranca, pero con la certeza de haber aplicado en ella un mundo propio.

En el caso de Alba y César, amén del gusto por la hostelería y sus conocimientos de interiorismo, ese universo está conformado también por la experiencia de muchos viajes por el mundo. "Cuando viajamos, aparte de la ruta habitual nos preocupamos mucho de visitar cafés, restaurantes, tiendas. Sobre todo en Italia, para nosotros uno de los referentes mundiales del diseño, pero también en países nórdicos, como Dinamarca".

Un poco de ambos lugares tiene Boh. Resulta acogedor dentro del minimalismo. Paredes y mobiliario blanco que permiten que destaque la imponente cafetera Wega Lira, la vitrina con la repostería y los pocos, pero estratégicos detalles decorativos: algún punto de luz, las banquetas, flores y un revistero, donde se pueden encontrar algunas de las revistas más cuidadas del mercado editorial, como 'Cereal'. Todo, mientras en el hilo musical suena música italiana que se mezcla con el aroma del café, en este caso de marca local. "Me gusta que cuando me enamoro de un café lo encuentre siempre", explica Alba, por lo que ha escogido la cercanía y la confianza que le da los aragoneses de Cafés El Criollo. En Boh se sirve una de sus marcas de café de especialidad, en concreto el Doble Label. Para los que lo tomen con leche hay de vaca marca Letona y de soja y avena, de La Levantina.

En cuanto a la repostería, en Boh también se han aliado con iniciativas locales. PatiPatú es el horno artesano que ha ideado los dulces ex profeso para la nueva cafetería. Entre estas propuestas 'ad hoc' están cruasanes pequeñitos, con la idea de tomar un bocado junto al café (los hay de praliné de café o chocolate, por ejemplo). Con esa misma intención se han diseñado unos pastelitos que sustituyen al gran trozo de tarta o palmeritas variadas. Para los más hambrientos hay también bizcochos marmolados de limón o chocolate, cookies y tostadas de mantequilla con mermelada. Para los amantes del salado hay focaccias y tostadas de tomate y/o aceite (de la marca Petra Mora). Toda la repostería, por cierto, es apta para veganos. Y siguiendo con la sintonía con las nuevas formas de consumo inclusivo, Boh permite la entrada de perros.

Más allá del café, César y Alba tienen previsto también atender al aperitivo del mediodía: también se sirve cerveza.

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