gastronomía

Colonias de cocina en verano: "Tenía ganas de aprender a hacer croquetas"

Este tipo de actividades permite a los chavales aprender a comprar en el mercado y cocinar, y educan en hábitos de alimentación.

La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
Toni Galan

A la vez que el profesor esparce la harina en el hogar, explica cómo preparar los brioches con pepitas de chocolate. "Amasamos y hacemos dos bolas, que dejaremos fermentar", plantea Víctor Goñi a un grupo de chavales en La Zarola, una de las escuelas de cocina de Zaragoza que propone cursos de cocina para niños y adolescentes en vacaciones.

Multideporte, inglés, baloncesto, de montaña, de equitación, de manualidades… Son infinitas las colonias y campamentos que estos días ocupan la agenda de los más pequeños de la casa. También de cocina.

Este tipo de actividades se ha popularizado en los últimos años, en parte influenciadas por los programas de televisión especializados que también las organizan. En la mayoría de los centros se plantea como una oportunidad para que descubran nuevos sabores y cómo comprar en un mercado. Además, aprenden recetas que pueden replicar en casa y, así, cultivar la cultura y educación en alimentación.

"Intentamos que se suelten en la cocina, pierdan el miedo a coger un cuchillo, encender un fuego, manipular de masas..."

"Lo que más nos gusta cocinar son postres y repostería", cuentan Aitana, Daniela y Ainhoa en una de las esquinas de la gran mesa. "De todo lo que hemos aprendido, los alfajores han sido lo más rico", coinciden las tres. A los pocos minutos lloraban como magdalenas, no porque se lo estuvieran pasando mal –ni mucho menos-, sino porque estaban cortando cebolla para caramelizarla. 

A lo largo de los cinco días que dura el curso, en la encimera de esta céntrica escuela han preparado crema de cacahuetes, tarta de queso de La Viña, 'tatin' con tomates cherry, 'pulled pork', pan, 'focaccia' o queso a partir de un yogur. "Utilizamos producto local, como cebolla de Fuentes o longaniza de Graus, pero también les acercamos a la cocina internacional", señala Goñi. "Sobre todo, intentamos que se suelten en la cocina, pierdan el miedo a coger un cuchillo, encender un fuego, manipular las masas...", continúa el cocinero.

Unos metros más allá, las voces de los niños se mezclan con las explicaciones de Mercedes Rodríguez sobre cómo hacer la tarta fría de limón, que delataba el intenso aroma cítrico. "Tenemos que semimontar la nata, hasta conseguir una textura de yogur", les muestra Mercedes justo antes de cederles la varilla a los niños. "¡Cuidado, no estucar al compañero!", les avisa en clave de humor. En pocos minutos les enseña la diferencia entre batir y montar, cómo mover el recipiente para que el punto sea mejor, que la nata debe estar muy fría para un resultado óptimo o la importancia de la ralladura de limón para intensificar el sabor.

En este tipo de actividades, los más pequeños de la casa también descubren nuevos productos. "Añadiremos queso crema y encima pondremos 'lemon curd'", les revela su profesora de cocina. Rodríguez expone que les ha gustado ahondar en el mundo de las especias, ya que algunos solo conocían la pimienta y el orégano, y ahora han probado comino o anís.

La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
Toni Galan
"A mis padres les encanta lo que preparo"

Cada día elaboran cuatro recetas –almuerzo, que se comen allí, primer plato, segundo y postre-. Además del dulce de limón, la propuesta de este viernes era una macedonia de frutas, lasaña de verduras y 'nuggets' de pollo que se llevaron a casa en sus 'tuppers'. "A mis padres les encanta lo que hago", aseguraba uno de los alumnos. A lo largo de la colonia han elaborado platos con lenteja roja pelada con leche de coco, arroz basmati, pasta al pesto casero hecho con mortero y queso parmesano, bomba de atún, tarta de la abuela, bollitos caseros, 'cupcakes'...

Los chavales se decantan entre dulce y salado, pero en lo que la mayoría de los pequeños coincide es en que colaboran en casa. "Me gusta freír salchichas", exclama uno de ellos. "Yo tenía ganas de aprender a hacer croquetas porque había hecho alguna vez pero nunca me han salido del todo bien", apostilla otra niña.

La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
La Zarola es una de las escuelas de cocina de Zaragoza donde se imparten este tipo de colonias.
Toni Galan

Productos de kilómetro cero

Sumergirse en la cocina con disfrute, risas y comida es la filosofía de la zaragozana Escuela de Sabor, y un puntal de sus cursos de cocina para menores que comienzan la próxima semana. "E inyectar la conciencia de productos de temporada y kilómetro cero, aragonés siempre que sea posible", concreta el cocinero Daniel Yranzo, al frente de la escuela.

Sin embargo, los jóvenes no trabajan un recetario aragonés puro, sino que el propósito es que con esa base aprendan recetas de otras partes del mundo. "Por ejemplo, cocina japonesa, italiana, mexicana, peruana…, pero siempre adaptada a nuestra despensa -explica Yranzo-. Las gyozas japonesas se suelen hacer con una picada de cerdo, pues nosotros con ternasco".

En cursos de este tipo, más allá de la didáctica en cocina, también se apuesta por una enseñanza de producto: por qué el consumo de sandía en diciembre no es el más indicado, en qué meses hay que comer caquis, las diferencias entre un plátano y una banana… "Pero todo con risas", matiza el chef.

Daniel Yranzo, en las instalaciones de Escuela de Sabor de Zaragoza.
Daniel Yranzo, en las instalaciones de Escuela de Sabor de Zaragoza.
Escuela de Sabor

Durante los cinco días que dura la actividad, visitan el cercano Mercado Central –la escuela está en la calle de Prudencio- para comprar y comparar precios. "Hablamos con la persona que lleva el puesto y descubrimos su calidad y cualidad", continúa Daniel. En su caso, es la primera vez que organizan este tipo de cursos, pero, con ilusión, pronostica que no será el último.

"Si hemos conseguido que les apetezca hacer una tortilla de patata o cosas más exóticas, como tacos, ya es satisfactorio"

"Lo importante es pasárselo bien, que empiecen a trastear, trabajar en equipo, que prueben lo que han hecho sus compañeros…", valora Daniel Yranzo, ya que la jornada termina con todos los platos sobre la mesa para compartir las emociones. "Si hemos conseguido que les apetezca hacer una tortilla de patata o cosas más exóticas, como tacos, ya es satisfactorio", reconoce el televisivo cocinero.

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