de terraceo
Minigolf Zaragoza, un restaurante sugerente y desconocido junto al parque del Agua
Este local busca afianzar su propuesta al aire libre entre los zaragozanos más allá de eventos y celebraciones.
El del restaurante Minigolf Zaragoza (Plaza Fluvi s/n. Parque del Agua) es un caso curioso. Desde hace unos cuantos meses figura en el número uno del sitio web TripAdvisor, donde los ciudadanos expresan sus opiniones sobre viajes, restaurantes, hoteles… Sin embargo, estando tan bien posicionado, es un espacio poco conocido entre los zaragozanos.
Lo cierto es que la mayoría de las opiniones sobre este local están relacionadas con su condición de lugar de eventos y celebraciones, que es a lo que se dedicaba hasta que llegó la pandemia. Luego, la situación cambió y, especialmente, en el último año, se ha abierto al público en general, así que cualquiera puede acercarse a disfrutar de este pequeño oasis de tranquilidad al aire libre.
El Minigolf Zaragoza está junto al teatro Arbolé y el restaurante Bocados, dos escenarios que atraen a mucho público. Desde que decidió darle un giro al negocio, su propietario, Juan Miguel Valero, apostó por elevar el nivel culinario de su propuesta. De esta forma, además de raciones clásicas de patatas con salsa brava, puntillas, croquetas o tablas de quesos y de jamón ibérico, se ofrece una carta con mayores pretensiones.
Los espacios al aire libre han crecido en los últimos meses con mesas altas y sombrillas de bambú que le dan al lugar un aire muy de chiringuito de playa. Además, hay dos terrazas independientes que se abren totalmente o se climatizan en función de lo que dicte la climatología. Y, en medio, los 18 hoyos del pequeño campo de golf que dan nombre al establecimiento. “La idea es que la gente venga a picar algo o a cenar y que la partida de golf sea un complemento divertido para pasar el rato”, comenta Juan Miguel.
El alquiler de los palos cuesta 5,90 euros por persona y partida. Eso sí, no se pone un límite de tiempo para terminar el recorrido. “Eso ya queda del lado de la pericia de los jugadores”, prosigue. Los hay que se lo toman muy en serio, como un grupo de jóvenes que lo da todo porque “nos estamos jugando quien paga las consumiciones”, comentan sonrientes.
El propietario del local insiste en lo curioso que le resulta que a mediodía “la mayoría de los clientes sean de ciudades como Madrid o Barcelona que están de paso y les resulta cómodo venir a comer porque se aparca sin problemas; también tenemos muchos turistas, sobre todo ingleses y franceses, al estar muy cerca el hotel Hiberus y tener al lado del restaurante una parada del bus turístico”. Pero lo dicho, a los zaragozanos todavía les cuesta, aunque por la tarde/noche los grupos de amigos son mayoritarios.
La oferta culinaria se articula alrededor de un menú (28 euros. Incluye bebida) que es como una carta a precio cerrado. El recetario, desde luego, tiene un aire de platos bien elaborados y vistosas presentaciones.
Entre las propuestas se incluyen recetas como alcachofas rellenas de mousse de foie, dados de solomillo de ternera flambeados al brandy, verduritas de temporada y soja, o canelón de ternasco de Aragón trufado con bechamel a los cuatro quesos.
También se puede degustar chuletón de vaca madurada y la carta de arroces (del señorito, caldoso de bogavante, negro con alioli…) es una de las referencias imprescindibles, sobre todo en este tiempo de verano. Hay opciones para veganos, parrilladas de carne o verduras, pizzas, hamburguesas… En fin, mucho para elegir.
