Víctor Bravo, entrenador del CD Teruel: "Aborrecí la pasta, el arroz y las pechugas"

El entrenador del CD Teruel, Víctor Bravo, le concede gran importancia a la nutrición.

El entrenador del CD Teruel, Víctor Bravo, sentado a la mesa de la taberna Monumental.
El entrenador del CD Teruel, Víctor Bravo, sentado a la mesa de la taberna Monumental.
Guillermo Mestre

Víctor Bravo todavía está como en una nube. En los tres años que lleva entrenando al CD Teruel ha conseguido dos ascensos, el último hace unas semanas a Primera RFEF al ganar en Pinilla a la SD Formentera.

Víctor vive en Zaragoza, como la mayoría de los jugadores -"para ser competitivos, de momento, tiene que ser así", comenta-. Durante la temporada, el equipo se ha desplazado cada domingo a la capital turolense y está convencido de que "esa piña que hacemos en el autobús, donde ya empezamos a vivir intensamente el partido, ha influido en el ascenso".

Víctor Bravo es de los entrenadores que le concede mucha importancia a la alimentación. "Cuando yo empecé en el fútbol no se tenía muy en cuenta, pero es una parte fundamental para conseguir llegar lejos".

Fue un jugador técnico y estiloso, y cree que con un buen asesoramiento nutricional probablemente se hubiese asentado en la Primera División del fútbol español. De hecho, llegó a jugar una temporada en el Atlético de Madrid con Radomir Antic. Por eso insiste tanto en ello, hasta el punto de que por primera vez va a contar con la figura de un nutricionista en el CD Teruel.

Además de la relevancia que le da al apartado saludable, Víctor Bravo tiene el paladar bien entrenado en su vertiente hedonista. "Más que nada porque mi madre es una gran cocinera" y los guisos a fuego lento, la borraja y el ternasco no suelen faltar en su menú semanal. Come con ella muchos días y asegura entre risas que "le va a costar desprenderse de mí".

Los recuerdos familiares alrededor de la mesa los tiene en Montañana, donde los productos de la huerta y la caza "siempre han estado muy presentes". Entre sus recetas preferidas están el guiso de conejo con caracoles y pimientos, las manitas de cerdo y la perdiz y el conejo escabechados.

En casa cocina lo justo. Tal vez porque durante 17 años se recorrió España recalando en distintos equipos y le tocó preparar mucha pasta, arroz y pechugas a la plancha. "Acabé aborrecido de estas elaboraciones, sobre todo del arroz a la cubana, que no lo quiero ni ver, y cuando hago macarrones, simplemente los aliño con aceite y sal".

Víctor vive en el entorno de la plaza de los Sitios y la taberna Monumental 1808 es, junto a la casa de madre, otro de los escenarios de visita casi diaria. "Es el lugar de quedada con los amigos, casi una peña, pero también de encuentros familiares y de negocios".

El trabajo de entrenador lo compatibiliza con la correduría de seguros Bravo de Soto que gestiona con su hermana "y muchas pólizas las he cerrado en el Monumental alrededor de la mesa". De este establecimiento le gusta, sobre todo, la calidad del producto, que durante la entrevista se sustancia en la degustación de calamar a la plancha y de secreto ibérico. "Las raciones, además, son muy generosas", comenta.

Algunos de los platos que probó durante la entrevista.
Algunos de los platos que probó durante la entrevista.
Guillermo Mestre

Cuando recibe a amigos en casa y se pone a cocinar, insiste en esta idea de primar, sobre todo, la materia prima. Es por ello que suele preparar recetas como steak tartar "con un solomillo de calidad" o ventresca de atún de almadraba, vuelta y vuelta. "También me quedan bien los huevos rotos con las patatas asadas".

Los encuentros gastronómicos con los jugadores le resultan muy terapéuticos. "En Teruel solemos ir al asador la Vaquilla; su propietario es un gran aficionado y tiene una carne buenísima". En cualquier caso, tras los partidos, lo habitual es que el equipo coma en el campo de fútbol de Pinilla. "A Julián Ríos, uno de los directivos, le encanta la gastronomía y prepara unas paellas gigantes buenísimas".

En fin, que lo de socializar a la mesa lo tiene muy integrado en su vida y es una parte importante de su día a día. Eso sí, insiste en que "hay que buscar un equilibrio; me gusta mucho comer pero no pruebo los fritos y sigo una rutina deportiva y de descanso que es fundamental, aunque ya no sea jugador".

De tapeo y de cocina de producto

Además de las visitas que Víctor Bravo rinde con frecuencia a la taberna Monumental 1808, en el entorno de la plaza de los Sitios suele acudir a Ginger en bastantes ocasiones. "Me gusta mucho su propuesta de cocina fusión que mira a distintas partes del mundo". En cualquier caso, enseguida vuelve a mostrar su predilección por la cocina de mercado y de producto al citar establecimientos como El Disfrutón y Jena Montecanal. En Teruel le gustaría ir más al restaurante Yaín, "pero justo cierra los domingos, que es el día que me vendría bien porque los partidos los jugamos a mediodía". A la hora de tapear en Zaragoza, prefiere la tranquilidad y la discreción de la periferia al Tubo. "Me encantan Hermanos Teresa, La Ultramarina o Casa Unai". Y para un picoteo informal, también acude a menudo a El Descorche.

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