gastronomía

El Pastel Biarritz cumple 120 años y sigue ganando seguidores

Ha pasado más de un siglo desde que lo creó el pastelero Pedro Albás en Barbastro.

Mariví Martínez y Antonio Risco han presentado esta semana el Pastel Biarritz en Zaragoza
Mariví Martínez y Antonio Risco han presentado esta semana el Pastel Biarritz en Zaragoza
A. Toquero

El Pastel Biarritz es un clásico de Barbastro con 120 años de historia. Lo creó Pedro Albás en 1903 en la pastelería La Imperial que llevaba unos cuantos años abierta en la localidad altoaragonesa.

Este maestro pastelero había seguido los pasos de su familia, pero sus ganas de innovar le llevaron a dar vida a este longevo bocado que a día de hoy se sigue elaborando como hace más de un siglo.

El relevo de Pedro Albás lo tomaron sus hijos pero en los años 80 del siglo pasado, cuando se jubilaron, se cortó la tradición familiar. En ese momento aparecieron Antonio Risco y Mariví Martínez, que desde entonces han asumido el reto de que el pastel Biarritz no se pierda en el olvido.

Antonio y Mariví han estado esta semana en Zaragoza participando en un acto en el que han dado a conocer su pequeña joya a los zaragozanos. Durante la degustación han explicado detalles de su elaboración y los ingredientes que lleva: almendras del Somontano, azúcar y huevos. Nada más. Eso sí, no han revelado algún pequeño secreto, que básicamente es donde reside la magia de este pastel.

En la puesta de largo ha sido protagonista la caja de latón conmemorativa del 120 aniversario, que en Barbastro prácticamente tienen todos los vecinos. “La verdad es que hemos hecho corto –comenta Mariví–, encargamos un montón a principio de año y hemos tenido que pedir una nueva remesa”. Se venden con 24 pastelitos en su interior, “pero cuando se acaban se le puede dar un uso decorativo porque es muy bonita”.

El maestro pastelero ha explicado que el paso a paso se sigue prácticamente igual que hace 120 años. “Lo más complicado es moler la almendra marcona en grano y dejarla en el punto exacto para elaborar el pastel y que quede con la textura adecuada”. Este es uno de los secretos, saber parar los rodillos de piedra del molino centenario en el momento exacto. Por lo demás, el proceso de amasado, reposo y horneado es exactamente el mismo.

El pastel Biarritz de Albás, en sus dos versiones, el tradicional y el recubierto de chocolate negro.
El pastel Biarritz de Albás, en sus dos versiones, el tradicional y el recubierto de chocolate negro.
H. A.

Mariví explica que la única innovación que se ha llevado a cabo ha sido en la presentación. Hasta hace unos años se envolvían a mano, pero ahora se empaquetan con una máquina para venderlos en cajas de seis o doce unidades.

En la comercialización también se ha dado algún paso más. La tienda de Barbastro, ubicada en la calle San Ramón, sigue siendo el principal punto de venta, pero igualmente se pueden adquirir a través de la página web www.pastelbiarritzalbas.com y de Amazon.

Lo que de momento no han conseguido Antonio y Mariví es generalizar su exportación. “El mayor inconveniente es que tiene alrededor de 15 días de caducidad, lo que condiciona bastante que se pueda vender fuera”, explican.

Lo han mirado porque tienen mucha clientela en el extranjero y la localidad de Biarritz, cuyo glamuroso protagonismo dio nombre al pastel, sería un buen escenario para su venta, pero reconocen que “es difícil”.

En cualquier caso, el Biarritz no está solo. Vinculado a él, los propietarios de esta pastelería han creado unas rocas con caramelo y chocolate negro, y unas delicias pensadas, sobre todo, para el verano, así que, de momento, sus seguidores pueden estar tranquilos.

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