GASTRONOMÍA
La Anchoateka, un trocito de Santoña en el Casco Histórico de Zaragoza
El propietario de la pulpería O'cachelo y de Falafel Center apuesta por este producto en aceite en la calle Estudios.
Las tablas de quesos, embutidos, ahumados y patés que se servían en la taberna El Portón han sido sustituidas por las anchoas de la Anchoateka, el local que le acaba de tomar el relevo en la zaragozana calle Estudios. El Portón fue una más de las muchas víctimas hosteleras que se llevó por delante la pandemia en el año 2020. Desde entonces, sus puertas no se habían vuelto a abrir, hasta que hace unos días lo hizo Karroum Markby. Los filetes de anchoa en aceite de oliva son su especialidad y alrededor de ellos ha diseñado la oferta culinaria, muy vinculada al vermuteo.
Karroum no es nuevo en el sector ni en la ciudad. Lleva más de 25 años en Zaragoza y desde hace 24 es el propietario de la pulpería O'cachelo del Coso. También está al frente del Falafel Center de la calle Cortesías, así que no le falta experiencia.
Hace tres años decidió que Aragón se le quedaba pequeño y en Santoña (Cantabria) le surgió la oportunidad de abrir un local con una buena terraza y allí se fue. En este escenario se dio cuenta de la pasión y el fervor popular que mueven las anchoas, sobre todo si son de calidad y están bien trabajadas.
Básicamente, esto es lo que quiere hacer con su singular Anchoateka: replicar el modelo. “A Santoña va gente de toda España como en un peregrinaje buscando las mejores, así que el bueno producto me lo he traído y es lo que quiero hacer en Zaragoza, dar a conocer la calidad de una buena conserva en aceite”.
El local abrió sus puertas el jueves 23 de marzo sin apenas cambios respecto al antiguo Portón. Un buen lavado de cara y poco más. La barra es generosa y en ella se muestran los maceteros de cristal donde están las gildas. Hay alrededor de diez diferentes. Además de la clásica de anchoa, piparra y aceituna, “hemos apostado por muchas combinaciones con tomate cherry, pimiento del piquillo, huevo de codorniz, remolacha, langostino...”. Eso sí, todas llevan dos filetes de anchoa.
La presentación es curiosa, dentro de una copa de cava de flauta. También se ofrece la posibilidad, si el cliente lo desea, de acompañar la gilda con un montadito untado con crema de queso suave.
Otro formato que se ha traído Karroum de Cantabria es el octavillo de anchoas de Santoña. Se trata de una pequeña lata en semiconserva que atesora alrededor de ocho filetes en su interior. “Allí es la forma habitual de pedir este producto cuando se va de vermú”, comenta. También ofrece la posibilidad de servir una ración en un plato. Y su idea es incorporar alguna tabla de queso, ya que “son productos que encajan muy bien”.
De momento, recién abierta como está la Anchoateka, es todo lo que propone este emprendedor hostelero. “Cuando pase un poco más de tiempo seguro que añadimos alguna tabla más o tostadas, pero al principio queremos que todo el protagonismo recaiga en las anchoas”.
La ubicación del local no es mala porque justo enfrente está el popular bar Estudios especializado en quesos. “Viene mucha gente y a veces tiene que esperar fuera a que le toque el turno, así que estos días se han acercado bastantes personas”. Entre este detalle y el boca/oído, Karroum confía en llegar cada vez a más zaragozanos.
