gastronomía
El chef Carmelo Bosque se implica en la revolución de las patatas bravas
Impulsa el proyecto 'Ella es brava' para ofrecer a los hosteleros un formato cómodo que se puede rellenar.
'Ella es brava'. Este es el nuevo proyecto en el que se ha embarcado el chef Carmelo Bosque. Además de presidir la Asociación de Hostelería de Huesca y de dirigir el rumbo de restaurantes de mucho nivel como Lillas Pastia, en Huesca, y Quema y Paraninfo, en Zaragoza, Carmelo ha decidido implicarse directamente en una iniciativa que busca revolucionar una de las raciones más populares, las patatas bravas.
En estos establecimientos que dirige no se ofrece esta elaboración, pero sí en el Café del Arte de Huesca. “Para preparar doce kilos necesitábamos 45 minutos, mientras que ahora hemos inventado una máquina que ha reducido el tiempo a 16 minutos y se podría conseguir en menos”, comenta.
El diseño es del herrero Javier García, que se ha basado en un sacacorchos de sidra para patentarlo. El resultado se presentó en el XI Taller Gastronómico de Aragón celebrado los días 13 y 14 de marzo en Zaragoza y Carmelo Bosque calcula que en poco tiempo se podrá empezar a trabajar con la máquina que se está fabricando a partir de ese modelo inicial.
El formato de patata que se va a comercializar bajo la marca 'Ella es brava' es singular. Tiene forma de cilindro con una pequeña oquedad en la parte superior para incorporar el relleno que se desee.
El proyecto está pensado para que se pueda adaptar a distintos modelos de hostelería o servicios culinarios, desde la opción de ofrecer una ración de patatas bravas singulares, a todo tipo de eventos, banquetes o presentaciones donde puedan aparecer como un aperitivo.
Lo novedoso es que la patata, con este diseño, ya va confitada. Posteriormente se congela y así le llega al hostelero. “Lo único que tiene que hacer es freírla y rellenarla con el producto que elija antes de servirla; se ahorra mucho tiempo y trabajo en cocina”, explica Carmelo Bosque.
En la presentación de 'Ella es brava', este chef recurrió a varios tipos de rellenos: crema de morcilla, pastel de pescado, salmón con pesto y crema de trufa negra. La sensación general de las personas que probaron las patatas fue muy buena.
El presidente de la asociación de Asociación de Hostelería de Huesca también pone el acento en otros detalles de este proyecto. Por una parte, en el carácter social de la iniciativa, ya que “en la transformación y envasado de las patatas van a trabajar personas con capacidades diferentes”. Además, también destaca la colaboración del Instituto Tecnológico de Aragón (ITA), que “ha avalado el proyecto y nos está ayudando a desarrollarlo”.
Finalmente, el círculo se cierra con la participación de Frutas Mené, la empresa que se va a encargar de la distribución de estas singulares patatas bravas aragonesas. “En Aragón tan solo transformamos un 4% de lo que producimos, así que tenemos que avanzar en ese camino y esta iniciativa es un buen ejemplo”, concluye Carmelo Bosque.
