gastronomía

Una cocina en un colegio y crecer entre fogones

Los alumnos del colegio San Martín de Porres de Zaragoza, de Atades, aprenden a elegir alimentos, comprar, cocinar y compartir sus recetas gracias a este taller de transición a la vida adulta.

Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Francisco Jiménez

Dos matas de la reina de la huerta zaragozana, la borraja, esperan en la encimera de la cocina. Alba e Ismael se arman de cuchillo e ilusión para cortarlas y cocerlas. Al rato, ya están listas en la perola para disfrutarlas. Esa es una de las recetas que elaboran en el colegio de Educación Especial San Martín de Porres de Zaragoza, de Atades, dentro del taller de transición a la vida adulta.

Se organizan en dos grupos diferentes, en función de sus capacidades. "Mientras que en uno se busca la autonomía personal, otro está más enfocado a lo profesional", distingue Isabel Juan, responsable de la cocina.

Los lunes comienzan con una asamblea en la que deciden las tareas que se van a ejecutar durante la semana. "Pensamos las recetas y, si no las conocemos, las buscamos en la clase de informática. Después hacemos la lista de la compra y vamos a las tiendas del barrio", apunta Juan. Los alumnos hacen la rutina completa: desde la selección de los productos hasta mirar el precio o comprobar los cambios, ordenar la compra o mirar las fechas de caducidad. "Que hagan todo el proceso es fundamental para nosotros", recalca Pilar Ibáñez, directora del centro.

Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Francisco Jiménez

"A mí lo que más me gusta es el tartar de salmón", confiesa Ismael. "¡Y a mí la tosta de arenque!", exclama Alba. Las recetas que elaboran son de lo más variadas y no se les pone nada de por medio, muestra de ello es que amasan y hornean su propio pan. Aunque como asegura Isabel, triunfan más las "cosas de morrico", lo que cocinan se lo llevan a casa en sus propios táperes o lo comparten.

"La semana pasada no nos dio tiempo a hacer las reliquias de Santa Águeda, así que las haremos esta", ponía como ejemplo Isabel hace unos días. También celebrarán el Jueves Lardero, para lo que han preparado la longaniza para todo el colegio. "Dentro de los ámbitos de transición está la integración social y comunitaria, por lo que trabajamos las fiestas y celebraciones", agregan las educadoras.

Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Francisco Jiménez

Pero en estos fogones no solo se aprenden recetas de cocina, sino que se trasmite manipulación, resistencia al trabajo, puntualidad, responsabilidad de la tarea, valoración personal, autoestima..., enumeran en un sinfín las dos docentes. Sin olvidar el valor de compartir: "El servicio también es muy importante que esté dentro de la metodología". Así como la autonomía en sus núcleos. "Esto les hace ser más miembro de una familia y no solo receptor exclusivamente", inciden. "Todas esas actitudes y aptitudes, destrezas y habilidades, se pueden consolidar y luego llevar a un centro ocupacional y que den el salto a un centro especial de empleo", explican Ibáñez y Juan.

Este taller se imparte desde hace más de dos décadas y, aunque ha experimentado cambios, como el lugar donde se imparte, se ha mantenido la receta del éxito. Precisamente, esta cocina podría ser la envidia de más de un restaurante y de muchas casas, por su espacio y recursos, algo que cambió con la construcción del nuevo edificio. "Antes solo teníamos una mesa de mármol, una cocinilla y una fregadera doméstica", recuerdan Pilar Ibáñez e Isabel Juan. Estas instalaciones también se han utilizado en la última edición de Inclucina.

Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Cocina del colegio de Educación Especial de San Martín de Porres, de Atades.
Francisco Jiménez

Cuando se les pide que definan este taller con una palabra piensan y dicen, casi al unísono, que "camino", porque es como una senda por la que los alumnos del San Martín de Porres dan pasos acompañados de sus profesores de cocina y con la vida adulta como destino.

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