gastronomía

Se cumplen 65 años de la llegada de las hamburguesas a Zaragoza

Nevada nació en 1957 como heladería, pero las casualidades le convirtieron en cuna de las hamburgueserías en la ciudad y pionera en España.

Fachada del Nevada, en Zaragoza.
Fachada del Nevada, en Zaragoza.
Nevada

Manolo y Marina abrieron en el otoño de 1957, hace justo 65 años, una heladería en el paseo de Fernando El Católico. Se llamó Nevada y pronto fue frecuentada por los americanos que trabajaban en la Base Aérea de Zaragoza.

"La parada del autobús para ir a la base estaba en la plaza de San Francisco y, dada la cercanía, los americanos comenzaron a ser clientes", relata Nacho Lacueva Ara, quien está al frente del establecimiento en la actualidad junto a Marta Pérez Aldaz. A raíz de esta nueva clientela, al poco tiempo cambió el concepto y esa heladería se transformó en un bar convencional, pero especial.

"Un cocinero de la Base bajó una plancha al bar y les dio la receta única de nuestras hamburguesas"

"Un día les propusieron a estos dos jóvenes comenzar a hacer hamburguesas, producto que los americanos echaban de menos de su tierra", rememoran en el Nevada. "Un cocinero de la Base bajó una plancha al bar y les dio la receta única de nuestras hamburguesas", revela Lacueva. De esta forma, Nevada se convirtió en "pionero" de las hamburguesas en Zaragoza, Aragón y España.

Sin embargo, los medios no eran los mismos y tuvieron que adaptarse a lo que tenían a su alcance. Por esta razón, las hamburguesas eran –y son, porque no han cambiado su forma- alargadas, para amoldarse a la barra de pan, a falta de los panecillos redondos.

Plato de Nevada, en Zaragoza.
Plato de Nevada, en Zaragoza.
Nevada

Lo mismo ocurrió ante la falta de kétchup. "Eso nos llevó a elaborar una salsa de tomate casera que perdura hasta hoy en día", explica Lacueva. En la actualidad cocinan en torno a 20 litros de tomate al día, que cocinan siguiendo su receta primitiva, no obstante, depende del día de la semana o de si hay partido en La Romareda. Esos rasgos, al igual que su característica cebolla picada, hacen del Nevada un lugar único.

Salsa de tomate de Nevada.
Salsa de tomate de Nevada.
Nevada

Lo que tampoco ha cambiado son las materias primas que siguen siendo productos de cercanía. "Compramos en el mercado de la calle de Félix Latasa, al mismo carnicero, al mismo pollero…", aseguran. Gracias a esa proximidad consiguen unos platos "extra", que les diferencia del resto del mercado.

En 1977, Manolo y Marina dejaron el legado a Manolo y Palmira, con quienes no compartían apellidos ni raíces, pero la relación que se forjó en el Nevada los convirtió en familia. Sus objetivos siguen siendo los de siempre: "Continuar con nuestra receta familiar, mantener la calidad de nuestros productos y seguir cuidando a nuestros clientes".

"Estaban hospedados en Madrid y se cogieron un AVE solo para venir a comer al Nevada, no fueron ni al Pilar"

Entre las anécdotas que rememoran están las embarazadas que van a dar a luz, pero no han dilatado lo suficiente: "Bajan al Nevada y ya se vuelven", ríen. O el perro que se perdía en alguna ocasión y el punto de reencuentro con su dueño era la puerta de la hamburguesería, ya que se guiaba por el olor. O ese estudiante de Dubái que estudió en la Universidad de Zaragoza y a los años regresó a España con sus padres de turismo. "Estaban hospedados en Madrid y se cogieron un AVE solo para venir a comer al Nevada, no fueron ni al Pilar", relatan orgullosos.

Logo del Nevada
Logo del Nevada
Nevada
"Cuando vuelven a Zaragoza siempre tienen una visita obligada: el Nevada"

"Es una satisfacción trabajar aquí", confiesa Lacueva. El Nevada no necesita carta de presentación, porque su puerta la han cruzado miles de zaragozanos. De hecho, a pesar de que residan fuera de Aragón, cuando regresan en un lugar de peregrinación asegurado. "Muchos americanos se casaron con jóvenes zaragozanas y se fueron a Estados Unidos. Cuando vuelven a Zaragoza siempre tienen una visita obligada: el Nevada", celebran al otro lado de la barra.

El Nevada mantiene su esencia, pero se ha adaptado a los tiempos, por ejemplo, en la carta. "Marina y Manolo hacían las hamburguesas clásicas y algún bocadillo de jamón York, después Manolo y Palmira introdujeron algún bocadillo más", apuntan. La actual generación también ha innovado, muestra de ello son las nuevas salsas o las patatas, que presentan también con una salsa casera especial. Y en la forma, ya que ahora ofrecen servicio a domicilio a través de plataformas de delivery.

El neón rosa de la puerta sigue alumbrado la vida social zaragozana, siendo un punto de encuentro y recuerdo para abuelos, padres e hijos. Su estética, su esquina y su carta permiten regresar a cenas universitarias, celebraciones entre amigos o noches de festejar.

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