El restaurante Birabola despliega sus alas en Zaragoza

Este nuevo establecimiento de novedosa estética marcada por la luz y el color aúna en su carta presentaciones rompedoras con toques clásicos.

Diego Marcos y Aldo Sorrosal, en la entrada del nuevo restaurante Birabola
Diego Marcos y Aldo Sorrosal, en la entrada del nuevo restaurante Birabola
Camino Ivars

Fue el meteorólogo Edward Lorenz quien en los 60 acuñó el término de ‘Efecto mariposa’ para hablar de cómo, en ocasiones, pequeñas acciones pueden generar grandes cambios. Bajo esta premisa, la de revolucionar el concepto gastronómico de la ciudad, llega a Zaragoza el restaurante Birabola -término que significa mariposa en aragonés-, la nueva apuesta de empresarial de Grupo Laminero, encabezado por Aldo Sorrosal (35) y Diego Marcos (40).

Aunque el local - ubicado en Gertrudis Gómez de Avellaneda, 43, en el barrio del Actur- no abrirá sus puertas hasta el próximo 30 de noviembre, este miércoles celebraron una fiesta de inauguración por todo lo alto que auguraba un gran éxito del nuevo restaurante. “A una semana de abrir ya hemos superado las 130 reservas”, explicaban, emocionados. Y no es para menos, no en vano, emprender no deja de ser un acto de riesgo.

Interior del nuevo restaurante Birabola en Zaragoza
Interior del nuevo restaurante Birabola en Zaragoza
Fran Luján

“Llevamos tiempo viviendo la hostelería aragonesa muy de cerca, y nos hemos dado cuenta de que no solo importa lo bien que has comido -que también es fundamental-, sino también un servicio de calidad o las instalaciones”, explica Sorrosal. En un momento como el actual, marcado por la inmediatez mediática y la necesidad de compartir sentimientos y sensaciones a través de nuestras pantallas; el restaurante Birabola propone convertirse en un escenario más.

Tras el éxito de otros locales de moda como Alcachopo, La Quebradora, The Monkeys o No lo veo, estos jóvenes empresarios se lanzan a una nueva aventura que promete no dejar a nadie indiferente. “Hemos querido apostar por una estética rompedora en la que contaremos con dos ambientes muy diferenciados, uno para disfrutar de la comida y la cena, cálido, acogedor y colorido; y otro nocturno, para la noche, en la que la luz neón será la clara protagonista”, explica Sorrosal.

Sergi Morlans, jefe de cocina del Birabola
Sergi Morlans, jefe de cocina del Birabola
Camino Ivars

De hecho, siguiendo la línea de Alcachopo, en Birabola puedes comer dentro de una jaula gigante o sobre unos columpios, que se ubican al fondo del local. En cuanto a la propuesta gastronómica, ésta cuenta con otro componente muy especial ya que muchos de los platos se terminarán en la propia mesa frente a los comensales. “En la carta hemos apostado por una fusión entre la gastronomía más casual y transgresora sin perder de vista los toques clásicos de toda la vida”, añade Marcos.

Desde un menú de ‘streetfood’ asiático pasando por un chile chipotle, un arroz de shiitake -con ostra y portobello acompañado de trigueros asados y all i oli de ajo negro- o la original receta de su Pink carbonara -un fusilli de pasta fresca y remolacha con la auténtica Carbonara de Guanciale y Parmesano-. También destacan el Tomahawk especial -pieza de carne premium-, cortada con un sable mientras las llamas devoran la pieza aromatizándolo con Tennessee whisky, o su tarta de queso. Una carta que nace del trabajo en equipo de Edu Comín, asesor gastronómico y profesor en la escuela TOPI, y Sergi Morlans, Jefe de cocina del nuevo establecimiento.

“Estamos deseando dar que hablar en la ciudad. Nuestros platos aúnan calidad del producto y una presentación muy cuidada”, destaca el chef mientras abre una cesta de picnic en la que asoman una selección de embutidos, panes y conservas envueltas en el típico mantel de cuadros rojos y blancos.

Restaurante Biraloca
Restaurante Biraloca
Fran Luján

Luz y color, dentro y fuera del plato

Y es que otra de las apuestas de Birabola es invitar a los comensales a disfrutar de cada plato a través de los cinco sentidos. “Hemos querido apostar de una carta fresca que incita a pasárselo bien en cada bocado. Son platos que invitan a jugar, a compartir y a disfrutar manchándose un poco los dedos”, explica Comín, que asegura que se han recuperado algunas recetas clásicas, las cuales se han transformado y convertido en “todo un espectáculo”.

Por la noche, el restaurante Birabola cambiará completamente de apariencia gracias a una estética neón y a su carta de cócteles totalmente personalizados en la que encontramos tragos como el Cosmopolitan ‘Love Potion’ con algodón de azúcar o la piña colada con un globo de helio. También habrá un tocador de maquillaje con pinturas de colores, pegatinas y tatuajes de flúor para inmortalizar el momento. Un espectáculo pensado por y para los cinco sentidos. “Estamos deseando abrir puertas y poder sorprender a la gente de la ciudad con todo lo que tenemos que aportar”, concluye Leticia González, gerente del local.

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