gastronomía

La ruta de tapeo imprescindible para no perderse en estas fiestas

Los bares del Tubo concentran las tapas más clásicas, pero también hay donde elegir por los alrededores.

Los dueños anteriores y los jóvenes que han tomado el relevo en Fausto.
Los dueños anteriores y los jóvenes que han tomado el relevo en Fausto.
A. Toquero

Las fiestas del Pilar invitan a disfrutar del tapeo clásico que no pasa de moda. Más que nada, porque durante estos días festivos son muchos los amigos y familiares que llegan de fuera y les apetece probar esas tapas que podrían describirse como “imprescindibles”.

En esta ruta hay un poco de todo. Propuestas muy conocidas y populares, y otras no tanto, pero que aspiran a colarse en esta lista. Desde el punto de vista culinario, hay mucha tradición, pero también algo de innovación. Y, por último, este paseo no solo se circunscribe al Tubo y calles aledañas, sino que amplía un poco el foco.

En cualquier caso, es en el Tubo donde se pone especialmente la atención. El jamón con chorreras de Casa Juanico (c/ Santa Cruz, 21) es el auténtico y original, el primero de los muchos jamones con chorreras que hoy en día se ven en tantos establecimientos. Las bandejas apenas duran en la barra, así que siempre se toma recién hecho, lo que contribuye a disfrutar de la tempura en su punto.

Bodegas Almau (c/ Estébanes, 10) es otro clásico, una de las vinaterías mejor surtidas de Aragón. Una elección segura es su montadito premiado hace unos años en un concurso de tapas: de queso batido, anchoa, confitura de tomate y virutas de chocolate.

El montadito de El Champi ha recuperado la gamba.
El montadito de El Champi ha recuperado la gamba.
A. Toquero

En el centro neurálgico del Tubo, que forman las famosas cuatro esquinas, están algunos de los escenarios más visitados: Vinos Nicolás (c/ Estébanes, 4) y su taco picante, el amplio surtido de croquetones de Doña Casta (C/ Estébanes, 6) o las tapas de ternasco de Aragón de La Ternasca (c/ Estébanes, 9), desde los churrasquitos a la brasa al burrito de ternasco estilo Pekín. Sin olvidar otro clásico, las patatas Sherry.

En este recorrido pilarista no pueden faltar las migas. Dos escenarios de visita obligada son La Casa de las Migas (c/ Estébanes, 9) y La Miguería (plaza de Sas, 6), mientras que El Champi (c/ Libertad, 16), que reabrió el año pasado, también merece una parada. La tapa de tres champiñones sigue siendo su única elaboración. Eso sí, se ha recuperado la gamba que se ponía encima y en la salsa se ha rebajado la presencia de ajo.

Surtido de tapas de Bodegas Almau.
Surtido de tapas de Bodegas Almau.
A. Toquero

Antigua Casa Colás (c/ Mártires, 10) reabrió recientemente para continuar con su trayectoria casi centenaria. Probar su solomillo al caramelo resulta obligado. El restaurante Casa Pascualillo cerró, así que sus afamadas cigalas de la huerta pasaron a la historia. El relevo lo ha tomado La General del Tubo (c/ Blasón Aragonés, 2), abierto recientemente, que las ha recuperado junto a una selección de vinos por copas muy atractiva.

La ruta por el Tubo concluye con una propuesta que se sale del recetario tradicional, pero que está muy consolidada. Se trata de Uasabi (c/ Cuatro de Agosto, 18) y de la cocina nikkei con toques de la tierra. Su maki aragonés combina ingredientes como arroz, alga nori, soja y wasabi con borraja, cebolla de Fuentes y ternasco.

Salmuera con ensaladilla de remolacha de El Boterón.
Salmuera con ensaladilla de remolacha de El Boterón.
A. Toquero

Al margen de estas tapas, merece la pena andar un poco para probar otros clásicos imprescindibles. En la margen izquierda, cruzando el puente de Piedra, está el bar Fausto (c/ Jesús, 26), donde reinan la salmuera, la croqueta de vinagrillos y el pincho de calamares.

En el entorno del Coso Bajo abren a diario Antigua Casa Paricio (Coso 188), donde el vermú casero con sifón hay que acompañarlo con una salmuera y bolitas de bacalao; la taberna Saputo (c/ Antonio Agustín, 19) y su montadito de foie, y el bar El Boterón (c/ Sepulcro, 26), con su aire bohemio, y su media docena de propuestas de anchoas en salazón.

Cerca de la plaza de España está el bar Continental (c/ Cinco de Marzo, 2). Es pequeño, pero es todo un clásico del tapeo. Hay mucho donde elegir, aunque una tapa que hay que probar es la de calabacín con mezcla de quesos.

Esta ruta termina en el entorno del Mercado Central, donde El Picadillo (c/ Manifestación, 13) triunfa con su torrezno de Soria y las raciones de papas bravas, y El Broquel (c/ Broqueleros) hace lo propio con su espectacular selección de vinos y el surtido de carnes exóticas en pequeño formato.

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