gastronomía
La chinchana ya no solo es el baile de Campo
Pablo Latorre Mazana ha ideado una cerveza artesanal que contiene la identidad de este pueblo ribagorzano.
El último día de las fiestas de Campo sus vecinos bailan la chinchana, una danza que ha pasado de padres a hijos. "Es una canción que tiene un fragmento más rápido, que se baila cruzando los brazos y con un saltito a mitad del compás, y después un vals, que es en parejas", explica Pablo Latorre Mazana, cuyas raíces están en este pueblo ribargozano. "La chinchana no es el baile de una hora, sino que es el baile de toda una vida", añade Pablo. Para los campenses puede significar unidad, jolgorio y futuro. "Es un momento mágico de unión entre todas las generaciones del pueblo, la chinchana es experiencia, son anécdotas, es juventud y futuro… es lo que nos define como el pueblo unido que somos", insiste Latorre.
Como el resto de las fiestas, no se pudieron celebrar en los dos últimos años y la chichana se quedó sin bailar. En la cabeza de Pablo rondó una idea: crear una cerveza con el nombre del baile.
Chinchana es de tipo Pilsen, tiene un sabor suave y una graduación de 5,4 grados. "Quería una cerveza ligera y fácil de beber, muy de verano", señala Pablo. Diferentes tipos de maltas y lúpulos se han utilizado para intentar representar los "matices, sabores y olores" de Campo, su baile y el resto de la comarca de la Ribagorza, apuntan desde Chinchana.
"Marida con una buena charrada a la fresqueta" es el lema de esta cerveza, ya que dan la misma importancia o más a la bebida como a la compañía con la que se toma.
Se elabora en la fábrica colaborativa Click&Brew y el almacén de distribución se encuentra en Campo. Hasta el momento se puede pedir en todos los bares y restaurantes de la localidad oscense, incluso en las piscinas municipales, pero la intención es que pronto llegue a todos los establecimientos de la comarca y también se venderá a través de la página web. "La idea es ir de Campo hacia fuera", comenta Latorre.
Esta nueva cerveza fue presentada el pasado fin de semana en el restaurante Cotiella y los vecinos de Campo la acogieron «muy bien», de hecho, se bebieron unas 600 unidades –más que empadronados–. «Mis abuelos, por ejemplo, están muy contentos», celebra el joven.
La etiqueta une recuerdos, como el enrejado de las casas de sus padres en Campo, el río, la montaña, el recuerdo de un amigo y los brazos cruzados de los campenses en la chinchana.
En las próximas fiestas de este pueblo pirenaico está previsto que vuelvan a bailarla y también se brindará con la cerveza de Pablo. Además, con más motivo, porque será el pregonero de este año.
