Carnicería Castillo, una puerta a la cocina mundial desde la calle Mayor de Daroca

Raquel Fraj asumió el negocio en 2016 y ha aunado las señas de identidad con la introducción de novedades.

Carnicería Castillo de Daroca y sus comidas internacionales.
Carnicería Castillo de Daroca y sus comidas internacionales.
Macipe

Desde la calle Mayor de Daroca se puede viajar a Marruecos, Rumanía, Francia, Italia, Alemania, Brasil, Noruega, Japón, India o Mongolia, entre otros. No físicamente, pero sí a través de los sentidos y en concreto del olfato y del gusto, principalmente. Y para hacerlo solo hay que cruzar una puerta: la de la Carnicería Castillo, que todos los viernes desde hace cuatro meses plantea un menú –con primero y segundo- de comida lista para llevar y cada vez con un origen internacional diferente.

"Aquí no tenemos la oportunidad de decir: 'Hoy nos vamos a un chino' o 'Me apetece algo mexicano'. Así que pensamos que ante la falta de variedad era un servicio que podíamos dar a los vecinos", explica sobre el origen de la idea Raquel Fraj Latorre, que trabaja en el histórico negocio darocense desde hace 12 años y los últimos seis como la responsable, tras la jubilación de los anteriores propietarios.

"De momento todas nos han salido bien y no hemos hecho ningún desastre culinario"

La última propuesta incluía, en honor a Noruega, un 'lapskaus' –un estofado tradicional- y bacalao. Antes: musaka y 'keftedes' con 'tazatziki' a la menta por Grecia, patatas y alitas buffalo por los Estados Unidos de América, feijoada y coxinhas brasileñas, ensalada de patata y salchichas con reminiscencias alemanas o 'tsuivan' –fideos con cordero y verduras- y ternera al estilo mongol. "De momento todas nos han salido bien y no hemos hecho ningún desastre culinario", apunta entre risas.

Para darle forma, tanto Fraj como Noura, la cocinera de origen marroquí que trabaja con ella, van pensando en propuestas cada semana, poco a poco. "Investigamos por internet, vemos qué podemos hacer y lo que vamos a necesitar", explica. Pero en algunas ocasiones, esto es un reto: "En Zaragoza o sitios más grandes a lo mejor no, pero aquí algunas especias o la leche de coco tienes que volverte loca para encontrarlas y que te lleguen a tiempo".

Además de las propuestas sin fronteras, desde la Carnicería Castillo también tienen un menú semanal, de martes a sábado con un primero y un segundo listos para llevar, que incluye ensaladilla, carrilleras, paella o pollo asado. "Es todo casero. Y pensé que sería una buena idea tanto para la gente más joven que no tiene tiempo o para las personas mayores que siguen viviendo en sus casas y no van a la residencia todavía", explica Fraj, de 37 años y natural de la localidad turolense de Godos.

"Es verdad que hay poca población, pero si no cada vez habría menos servicios y las carencias serían mayores"

Con formación y experiencia en el sector, Fraj está asentada con su familia en la cabecera del Campo de Daroca y desde el primer momento lo tuvo claro: "Es verdad que hay poca población, pero si no cada vez habría menos servicios y las carencias serían mayores". "Es un negocio que ha funcionado bien y en el que he querido mantener lo que funcionaba e ir renovando según lo que demanda la gente en la actualidad", sostiene, quien se ha formado en la cercana Calamocha.

De esta forma a las señas de identidad de la casa, como la longaniza y las salchichas, se han ido sumando productos más elaborados: cachopos, croquetas, empanados, hamburguesas, pinchos. "La carnicería tiene más de 50 años, por lo que conservamos las recetas originales desde los inicios, pero voy renovando y probando cosas nuevas. La gente ya no va solo a la carne sin más, sino que busca otras cosas".

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