Casa Teresa evoluciona alrededor del vino

Su cocina evoca el origen brasileño de la cocinera con productos como la picaña o los postres caseros.

Algunas de las propuestas de Casa Teresa junto al mural de vinos.
Algunas de las propuestas de Casa Teresa junto al mural de vinos.
A. Toquero

El bar Casa Teresa tiene un largo recorrido de 27 años de actividad. Es muy conocido en el entorno del parque Miraflores, pero desde hace unos años busca que su público llegue de otras zonas de Zaragoza. Para intentar lograrlo, está en un proceso de evolución de cafetería pura y dura a un concepto de establecimiento hostelero más gastronómico.

Al frente del proyecto están Carmelo Vallejo y Cristina Relvas Cunha. Ella tiene raíces portuguesas y brasileñas y este detalle se nota en el recetario. Raciones y tapas son la base de la carta, aunque también se puede degustar un entrecot y, a diario, se ofrece un plato del día (6,50 euros) para las personas que por motivos de trabajo buscan comer bien, pero rápido.

La de Casa Teresa es una carta viva que se canta en el comedor delante del cliente. De esta forma, se intenta que el trato sea cercano dándole mucho protagonismo a la atención en sala. El recetario puede variar en función de los productos que cada día ofrece en el mercado, pero hay algunos clásicos que nunca faltan.

En apariencia se trata de propuestas muy reconocibles. Es el caso de los seis tipos de croquetas caseras que se elaboran o de las patatas bravas. En nada se parecen unas patatas congeladas acompañadas de ketchup y mayonesa a la propuesta de Cristina Relvas. Las trabaja a baja temperatura con un golpe fuerte de fritura antes de salir a la mesa. Se presentan con un alioli muy suave y salsa brava casera.

Algo parecido podría decirse de los huevos rotos. Solo hay una receta. Para qué más si a la patata bien cocinada se añade la delicada panceta ahumada italiana Arrolata, que se presenta cruda en el plato con salsa tartufata.

El taco picante de carne es probablemente la tapa más vendida de Casa Teresa y, en temporada de alcachofas, como ahora, la flor de la alcachofa se presenta con una muselina de ajo a la plancha y gratinada.

El corte de la picaña, que se ofrece como si fuera un tataki, evoca el origen brasileño de la cocinera y, en general, el mercado es el que va marcando si un día aparecen ortiguillas, gambas rojas o unos berberechos gordos.

Eso sí, hay que dejar hueco para los postres. Son muy diferentes. Merece la pena probar el sagú, del sur de Brasil. Se trata de esferas de harina de yuca cocinadas con una reducción de vino tinto acompañadas de leche condensada. La mousse de maracuyá, el dulce de calabaza con helado de queso y coco, y una versión de lemon pie completan un listado realmente interesante.

Desde hace un año, Casa Teresa también se ha transformado alrededor del vino. En lugar de mostrar las distintas opciones en una carta, Carmelo Vallejo ha creado una especie de mural con referencias nada comerciales: un blanco de uva carricante de Sicilia; una garnacha de Cebreros, en la Sierra de Gredos, o el vino joven gaditano Nude, elaborado con la variedad tintilla. Pero hay mucho más donde elegir y por menos de 30 euros.

Casa Teresa
Dirección: paseo de Rosales, 26. Zaragoza.
Teléfono: 976 592 616.
Horario: de 8.00 a 16.00 y de 19.00 a cierre. El sábado y el domingo abre a las 11.00.#Descanso: domingo tarde y martes, cerrado.

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