Michael Cooper: "El vino también es cultura, como la música o la literatura"
Nació en Santa Bárbara, California, el 11 de octubre de 1978. Es elaborador de los Vinos del Viento y diplomado en WSET.
¿Cuándo vino a Aragón y por qué se dedicó al mundo del vino?
Llegué a Madrid en mayo de 2002 y a finales de 2003 me trasladé a Zaragoza porque mi mujer es de aquí. Yo tenía una pasión por el vino desde una edad muy temprana. Mi madre, que es una gran cocinera y amante del buen vino, fue quien me introdujo en este mundillo. Estudié realización y artes dramáticas y trabajé en el mundo audiovisual hasta 2011. Después de la crisis, decidí dedicarme por completo al vino.
Le tocará hablar sobre las garnachas de EE. UU. en las catas ‘on line’ que organiza la D. O. Campo de Borja en Instagram. ¿Cómo son esos vinos?
La garnacha se cultiva en zonas cálidas, mediterráneas, como España, y en EE. UU. se cultiva principalmente en la costa oeste. No tienen los mismos clones o tipos de garnacha que tenemos en Aragón. Allí, es muy común mezclar la garnacha con otras variedades como syrah, monastrell, cinsault o incluso uvas blancas. Suelen ser más pálidos, parecidos en cuanto a alcohol y madurez, pero menos concentrados.
Las garnachas aragonesas siguen teniendo buen cartel en EE. UU. ¿Qué es lo que valoran los consumidores americanos?
Respecto al vino español valoran el precio y la puntuación, generalmente. Es curioso pero encuentras vinos aragoneses por el mismo precio en EE. UU. que aquí en España. Es inexplicable, pero para el consumidor norteamericano resultan una ganga. La garnacha se conoce y se aprecia y sus vinos jóvenes se consideran agradables y fáciles de beber.
A veces, parece que tienen más pasión por nuestros vinos personas que llegan de fuera, como usted, que muchos aragoneses. ¿Cree que se valoran como se merecen dentro de Aragón?
Creo que el vino es cultura y cuantos más vinos se prueben, mayor es la cultura al respecto, como ocurre con la música o la literatura. Debido a que el vino, durante siglos, se consideraba como un alimento en España, beber más vinos solo por el hecho de probarlos e interesarse por dónde y cómo se han hecho no es costumbre y hace falta una apertura de mente y de cultura.
La garnacha se elabora en otras partes del mundo, pero las de aquí son especiales. ¿A qué se debe? ¿Al clima, al suelo?
Lo que nos diferencia son las viñas viejas, son nuestra joya en Aragón, aunque lamentablemente, como la mayoría de los viticultores pertenecen a cooperativas, no les pagan suficiente por kilo de uva de viñas viejas. Muchos las arrancan buscando más producción y más beneficio. Lógico.
Usted también elabora sus vinos con la marca Vinos del Viento. ¿Qué cualidades tienen?
Viñas viejas, altitud, sin regadío, vendimia manual, viticultura ecológica y biodinámica. Mi objetivo es trasmitir mejor el terruño, buscar la identidad de la zona. Hacer vinos placenteros que te invitan a beber más.
¿Cómo ve el futuro del sector con los cambios sociales que está causando la pandemia?
Los vinos económicos con mucha venta nacional han sufrido, a pesar de que el consumo se ha incrementado porque más gente cocina en casa y prefieren disfrutar de una buena copa en lugar de otras bebidas. Mi negocio ha crecido mucho porque la gente prefiere gastarse un poco más por un vino auténtico y singular.
¿Alguna idea para que los jóvenes lleguen al consumo de vino?
Las grandes cerveceras y los grandes distribuidores empujan mucho a beber cerveza en bares y restaurantes. El vino no juega en la misma liga, aunque los jóvenes aprecian cada vez más cocinar, viajar, comer con amigos y familia y tomar el vino como algo especial. Al final, se dan cuenta de que el vino es el maridaje ideal y es cultura. Como me pasó a mí en mi juventud, les aportará sabores y sensaciones que pocas bebidas y cosas en el mundo pueden ofrecerles. Es como volar y soñar en una copa de vino.
