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La clave para no echar a perder ningún bizcocho está en el molde... ¡si es desmontable y de silicona!
Aunque las medidas y el tiempo de horno también juegan un papel fundamental, una mala elección del recipiente puede echar todo nuestro trabajo a perder.
El bizcocho es, posiblemente, el primer postre al que se enfrenta la mayoría. Con trucos como el del yogur, no es complicado lograr un resultado aceptable que complete los próximos desayunos y meriendas y que, además, nos de la confianza suficiente para introducirnos en el complicado mundo de la repostería. Claro que, para ello, primero conviene dominar bien esta receta básica antes de lanzarse con las ‘cheesecakes’ al horno, los merengues o las tartas de cumpleaños de varias alturas y, para ello, hay que tener a mano todos los trucos posibles.
Si bien es cierto que de elegir ingredientes de calidad e incorporarlos en su justa medida depende el sabor de nuestro bizcocho, la textura esponjosa por dentro y crujiente por fuera solo se logra si contamos con un buen molde capaz de mantener las temperaturas... ¡y de evitar que no se pegue al fondo! Para ello, los desmontables y de silicona son el verdadero acierto, pues no hace falta engrasarlos en exceso (lo que mantendrá el aspecto de la corteza) y, además, aguantan bien el calor del horno, repartiéndolo de forma equilibrada a toda la receta. Ahora que ya conoces los trucos, ¿preparamos un bizcocho perfecto?
Tres recetas para probarlo
‘Carrot cake’
Esta tarta clásica de origen inglés, que tiene hasta su propio el 3 de febrero celebra hasta su propio día mundial, ha ganado popularidad en los últimos años, gracias a la mezcla del sabor dulce de la zanahoria con el ‘frosting’ de queso. Esta receta surgió durante la Segunda Guerra Mundial cuando la escasez de azúcar obligó a buscar otro edulcorante y lo encontraron en un vegetal.
‘Red velvet’
Su textura aterciopelada ha convertido a esta tarta de origen americano en uno de los favoritos y más demandados y, además, volvemos a estar ante una combinación ganadora con el queso como uno de los ingredientes principales. Eso sí, debe ser una elaboración esponjosa para conseguir ese efecto.
El clásico que nunca falla
No hay postre que no arregle un yogur y otros ingredientes básicos en la despensa, pues con ellos podemos elaborar un bizcocho clásico, de esos que tomas para desayunar, para merendar y, también, a deshora. Además de que es la elaboración perfecta para preparar con niños, admite alguna variación sencilla al añadir naranja o pepitas de chocolate para tener una nueva (y deliciosa) versión.
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