¿Acaso hay algo más reconfortante que disfrutar de un plato variado de longaniza y morcilla a la brasa después de hacer la Ofrenda? ¿O compartir un puchero de migas con uvas con los amigos antes de elegir entre las múltiples actividades de la programación completa de los Pilares? La gastronomía y las fiestas patronales de Zaragoza van de la mano y, aunque la despensa aragonesa es tan amplia como el territorio, hay algunos platos que toman protagonismo estos días. Sin embargo, no todos entran, en un primer momento, por los ojos de quienes visitan la capital aragonesa.

Madejas. Es uno de los bocados imprescindibles si se va de tapeo durante las Fiestas del Pilar, pues son muchos los establecimientos de Zaragoza que conocen a la perfección este producto y le sacan todo el partido que merece. Aunque a nosotros nos encanta disfrutarlas acompañadas de ajo, perejil y un buen chorro de aceite que contraste con el crujiente de la piel, para muchos visitantes la idea de meterse a la boca intestino delgado de cordero enrollado en un trozo de entresijo no les seduce en exceso. Morcilla. Aunque combina de maravilla con cualquier guiso, sola y bien pasada por la parrilla hace que se le haga la boca agua a cualquiera. Apetece cualquier hora del día, y si va acompañada de pan tostado y un pimiento del Piquillo más. Aunque la aragonesa no es la única morcilla que se prepara en España, para los turistas que proceden de otros países puede sonar casi aberrante disfrutar de un plato hecho a base de sangre de cerdo fresca, arroz y cebolla. Migas. Este plato popular, que cuenta con tantas variantes como casas hay en todo Aragón, no falta en la mayoría de las barras de los bares de la Comunidad. Acompañadas de algún producto cárnico, ya sea chorizo, jamón o longaniza, uvas y, quizá, un huevo frito, las migas a la pastora pueden parece un plato excesivamente sencillo a los turistas, quienes empezarán preguntándose el sentido de usar como protagonista al pan y acabarán pidiendo una o dos raciones más.  Adoquines. Si bien es cierto que están disponibles durante todo el año, es en el Pilar cuando este caramelo de diversas proporciones está más presente en las calles y casas. No hay visitante que no se quede prendado de los adoquines más grandes, sin importar el sabor que esconda su reconocible envoltorio con la Virgen del Pilar.Ir al suplemento de gastronomía

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