Productos D. O.

Fiel espejo de su singular y variada geografía, la gastronomía aragonesa destaca por la calidad y diversidad de sus productos. Así, a lo largo de su historia, Aragón ha sido una tierra de campos de cereal; también, cómo no, de olivos y almendros, de amplias extensiones para el pastoreo y, por supuesto, de huertas surgidas gracias a la fertilidad de las cuencas fluviales.

Gracias a la confluencia de todos estos factores, Aragón ha desarrollado una gastronomía llena de matices y de productos de primer nivel, muchos de los cuales poseen (por procedencia y calidad) el distintivo de Denominación de Origen Protegida. De este modo, numerosos vinos (Cariñena, Campo de Borja, Somontano, Calatayud, Pago Aylés y Cava), el jamón de Teruel, los aceites del Bajo Aragón y de la Sierra del Moncayo, el melocotón de Calanda y la cebolla de Fuentes de Ebro cuentan con esta vitola de calidad, a la que habría de sumar, también, el afamado ternasco de Aragón, la primera carne fresca reconocida con una Denominación Específica en 1989 y amparada posteriormente por la Unión Europea como Indicación Geográfica Protegida (IGP) en el año 1996.

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