Del cuello del ternasco, además de los collares, se puede aprovechar un delicioso corte llamado carrillón, que no es más que el cuello deshuesado y separado en dos mitades con un peso de unos 150 gramos cada una. Con una textura muy parecida a la carrillera, puede utilizarse este corte a modo de libro y rellenarlo de diversos productos, setas, verduras, longaniza, tortilla... En este caso, Javier Robles, cocinero e investigador de Oviaragón-Grupo Pastores, ha decidido guisarlo, obteniendo una textura melosa y agradable en boca.

Ingredientes: 4 carrillones (2 cuellos de ternasco deshuesados) 2 cebollas medianas 4 dientes de ajo enteros sin pelar Un litro de cerveza Sal, aceite de oliva, harina, orégano y laurelPreparación: Cortar la cebolla a juliana y meter en una perola con los carrillones y los dientes de ajo. Salar. Cubrir con la cerveza y añadir un poco de orégano y una hoja de laurel. Poner a fuego fuerte y, cuando rompa a hervir, retirar la espuma con una espumadera y tirarla. Dejar a fuego bajo y cocer durante una hora y media sin que deje de hervir a pequeños borbotones. En un tazón aparte, mezclar una cucharada de aceite de oliva con una cucharada de harina. Añadir al guiso para que espese removiendo con cuidado para que no se rompan los carrillones. Rectificar de sal y servir con una bola de puré de patata.-Ver otras recetas de cocina

-Ir al suplemento de gastronomía