economía

Cinco cosas que no sabías de Ikea (y otras cinco que quizás preferirías no saber)

El gigante del mueble de bajo coste abrió hace 70 años su primera tienda en Suecia. Su historia está marcada por las penurias que pasó en sus inicios su fundador, Ingvar Kamprad, fallecido en 2018.

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Ikea en Zaragoza.
Oliver Duch

Hace 70 años que Ikea inauguró su primera tienda en el pequeño municipio de Älmhult (Suecia). La historia de Ikea, la cadena de venta y diseño de muebles de bajo coste, es la de su fundador, el sueco Ingvar Kamprad, nacido en 1926 en un pequeño pueblo entre bosques. De niño sufrió penurias económicas e hizo de la necesidad y un marcado perfil comercial las mejores armas para salir de su situación. Con los años se convertiría en uno de los hombres más ricos del mundo, aunque siempre mantuvo la austeridad como filosofía.

Tan poco amigo era de derroches que esta sobriedad, rozando la tacañería, se destaca como una seña de identidad del fundador y la compañía en el libro oficial sobre los secretos de la enseña 'La historia de Ikea', escrito por el periodista sueco Bertil Torekull, y firmado al alimón con el propio fundador en 2006. El padre de Ikea tuvo una larga y exitosa carrera hasta que falleció en 2018 en la tierra que lo vio nacer, Smaland.

Hoy en día la compañía alcanza las 260 tiendas en 60 países, supera los 230.000 empleados y facturó en su último ejercicio completo 39.500 millones de euros (de septiembre de 2021 a agosto de 2022). Fundada hace casi siete décadas, a Zaragoza no llegó hasta 2007, cuando se inauguró el establecimiento que se convirtió en motor del centro comercial de Puerto Venecia.

Estos son cinco datos de la compañía que quizás no sabías y que te harán comprender mejor la filosofía de la enseña sueca:

1. IKEA, las siglas de la historia del fundador.

La marca de muebles y decoración puede parecer que responde a un nombre fruto de un profundo trabajo de marketing, sonar nórdico y novedoso y fácil de pronunciar en varios idiomas. Algo de eso puede haber, pero lo que Ikea esconde en su nombre son las iniciales del fundador y de dos de los lugares que le vieron nacer: Ingvar Kamprad Elmtaryd Agunnaryd. Tras su nombre y el apellido, el fundador destacó el de la granja familiar en la que creció y la provincia en la que se encontraba dicha población de Suecia.

2. Ingvar Kamprad, un vendedor precoz

Feodor Ingvar Kamprad, fundador de Ikea.
Ingvar Kamprad, fundador de Ikea.
AFP

El fundador comenzó con tan solo cinco años a dar sus primeros pasos como vendedor, en los años de la Gran Depresión, según cuenta su biografía, con la venta puerta a puerta de cerillas y luego pasó a pequeños objetos como revistas, postales de Navidad o semillas para el jardín. A los 14 años fue a un internado y allí siguió ayudando a su familia con sus negocios, buscando compradores de bolígrafos, relojes, carteras y cinturones entre sus compañeros.

Para ese catálogo básico registró la marca Ikea en 1943, pero no sería hasta 1953 cuando abrió la primera tienda, en la pequeña población de Älmhult, a 20 kilómetros de la granja familiar, que sigue siendo hoy el lugar que preserva la filosofía del fundador con el establecimiento pionero reconvertido en museo y toda una ciudad-polígono alrededor. Allí hay desde un centro de formación a laboratorios de calidad y de diseño, entre otros. 

3. El catálogo de IKEA, el icono que se llevó la pandemia

Portadas de antiguos catálogos de Ikea.
Portadas de antiguos catálogos de Ikea.
H. A.

La pandemia de covid-19 se llevó por delante una de las señas de identidad de Ikea. El catálogo con el que dio los primeros pasos el joven Ingvar fue creciendo a lo largo de siete décadas convirtiéndose en una de las publicaciones con más tirada del mundo y traducidas a más idiomas. Cada año se buzoneaba en millones de hogares de forma gratuita. 

Entre los años de más éxito, la compañía destacó que en 2016 se distribuyeron 200 millones de copias, en 69 versiones diferentes, 32 idiomas y en más de 50 mercados. Así lo resaltaba la compañía en 2020 cuando anunciaba que dejaba de imprimirse en papel para dar paso a los nuevos tiempos y consultarse solo por internet. 

4. Diseñar empezando por el precio

La filosofía de Ikea gira en torno a ahorrar el máximo en todas las fases del proceso. Entre las claves de la filosofía del fundador se encuentra el de "demostrar que un producto bueno y funcional no tenía por qué ser caro". Esto hace que en su origen se planteara que el primer paso para diseñar un nuevo mueble fuera marcar el precio al que se quería vender. A partir de ahí, diseñadores y proveedores que fabrican sus productos tienen que trabajar duro para conseguir el objetivo. Se estudian al milímetro los productos, sus materiales, el embalaje y el transporte para ahorrar al máximo.

5. El 'testamento' de un comerciante de muebles para el mundo

Al fundador de Ikea le gustaba preservar su vida privada y poner siempre su negocio por delante de su figura, pero guardaba el deseo de pasar a la posteridad en el mundo. Así lo refleja en el libro sobre la historia de la compañía donde incluye muchas confesiones personales y el llamado 'Testamento de un comerciante de muebles' que pensó podía servir incluso de "libro de texto para futuros empresarios". A través de esta especie de manifiesto resume las claves de su negocio. Entre ellas, ofrecer un amplio surtido con muebles básicos reconocibles como 'típicos Ikea' (ahí entran clásicos como la librería Billy) y "a precios tan bajos que la inmensa mayoría de las personas puedan permitirse comprarlos". Todo ello con una línea juvenil, sencilla y clara.

Como toda empresa con una trayectoria tan larga, hay capítulos oscuros de su historia que la compañía y su fundador prefieren pasar por alto o sobre los que ya han pedido perdón. Estas son algunas de las historias que forman parte de la otra cara de Ikea:

1. El fundador de Ikea y su juventud cercano al nazismo

Ingvar Kamprad tuvo que salir al paso de la acusaciones de su acercamiento al nazismo durante su juventud varias veces a lo largo de su vida. Según confesaría fue "adoctrinado" por las ideas y la visión que tenía su abuela, de origen alemán, y su padre de Hitler. "Un tropiezo político de mi juventud que tanto he lamentado después", como aclaró, con cierto hartazgo, en la citada obra sobre la historia de Ikea, que acaba siendo la de su vida. 

2. El 'hazlo tu mismo' surgido de un boicot

La idea de precios bajos le hizo ganarse enemigos en el sector del mueble desde sus orígenes, no solo en la actualidad, entonces en una región con tradición de industria maderera. En los años 50 sufrió el boicot de la competencia que le cerraba las puertas a exposiciones y vigilaba que no copiara modelos. Entre esa presión por seguir siendo competitivo surgió otro de los sellos de la compañía: vender los muebles desmontados para que el cliente hiciera esa parte del trabajo. Así nacieron los paquetes planos (el primero, el de la mesa Max de la foto) y la llave Allen que tanto juego ha dado para memes.

Primera mesa vendida desmontada en Ikea.
Primera mesa vendida desmontada en Ikea y embalada en un paquete plano.
H. A.

3. Precios bajos, salarios bajos

La plantilla de Ikea ha estado convocada este año a la primera huelga en la tienda de Zaragoza. Las trabajadoras del sindicato SOA, minoritario en el comité, han reclamado incrementos salariales que paliaran los bajos salarios del convenio sectorial del que dependen, el de grandes almacenes, fijados en el salario mínimo interprofesional en muchos puestos. 

4. Restaurante para alargar la visita del cliente

No hay tienda de Ikea sin restaurante. Las albóndigas con puré de patata y mermelada de arándanos o el salmón ya se han colado en la dieta de muchos zaragozanos en los días de compras. En el diseño de Ingvar se incluyó un espacio para comer con el objetivo de que los clientes alargaran su estancia en el establecimiento, unido al circuito obligatorio para recorrer la tienda. En este último cada vez se van incorporando más 'atajos', pero sigue guiando los pasos del comprador.

Banderas de Aragón, España y Suecia en la tienda de Ikea en Zaragoza.
Banderas de Aragón, España y Suecia en la tienda de Ikea en Zaragoza.
H. A.

4. Suecia por bandera, pero sede fiscal en Holanda.

El grupo se ha convertido con los años en una de las enseñas más identificables de Suecia. No fue desde el inicio, pero los colores de la bandera del país, el azul y el amarillo, acabaron siendo los corporativos de la compañía. Ikea es Suecia, salvo a la hora de pagar impuestos. Kamprad resume en el libro escrito sobre su compañía su visión empresarial de los impuestos: "Son siempre un gasto". De ahí que aunque la cadena mantenga el centro operativo en el pequeño pueblo donde abrió su primera tienda, su sede fiscal hace años que se encuentra en Holanda.

"La visión de la esfera de Ikea sobre el pago de impuestos es sencilla y clara. Seguimos todas las reglas y normativas pero aprovechamos las posibilidades allí donde la ley es permisiva", decía, para añadir que cuando llegan a un país "suelen ofrecernos ventajas fiscales que nunca rechazamos". Estas le han llevado a convertirse en algunas ocasiones en objeto de investigación por parte de la Unión Europea (UE). 

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