economía

La historia de Ikea en Zaragoza: el gigante sueco del mueble que impulsó el 'low cost'

La inauguración de la tienda el 22 de mayo de 2007 supuso un cambio de hábitos entre los aragoneses en el año previo al estallido de la crisis económica y despertó los recelos del pequeño comercio. 

Historia de Ikea en Zaragoza.
Los empleados de Ikea en Zaragoza reciben a los primeros clientes entre aplausos el 22 de mayo de 2007.
Heraldo

El 22 de mayo de 2007 una larga fila de clientes esperaba a las puertas de la tienda de la cadena sueca de muebles Ikea en Zaragoza antes de su apertura. Algunos aguardaban desde las ocho de la mañana para ser los primeros en estrenar el establecimiento de la marca que prometía diseño y precios bajos. Fueron recibidos a las 10.00 por los empleados, también de estreno, que les hicieron el paseíllo entre aplausos a los pies de las escaleras mecánicas de la entrada. Más de 12.000 personas visitaron la tienda en ese primer día. 

El gigante Ikea inauguró su primer comercio hace 70 años, en un pequeño pueblecito, Älmhult, en Suecia, cerca del lugar donde nació su fundador Ingvar Kamprad, pero en Aragón cumple este lunes 16. Su llegada supuso el fin de la moratoria de grandes superficies y despertó el temor del comercio local.

Corte de cinta a la sueca

En la inauguración zaragozana no faltó un grupo de animación, autobuses lanzadera y políticos arremangados. Juan Alberto Belloch, entonces alcalde de Zaragoza, y Arturo Aliaga, consejero de Industria del Gobierno de Aragón, se afanaron en tratar de cortar un tronco de madera (en lugar de la tradicional cinta y sin mucho éxito) con otras autoridades (embajador de Suecia incluido) cual leñadores suecos, pero con traje y corbata.

Historia de Ikea en Zaragoza.
Arturo Aliaga (izquierda) y Juan Alberto Belloch (derecha) en la inauguración de la tienda de Ikea en Zaragoza el 22 de mayo de 2007.
Heraldo

Primero la comitiva oficial y luego los clientes recorrieron los 22.800 metros cuadrados de superficie comercial distribuida en dos plantas siguiendo una característica de la enseña, el circuito obligatorio por toda la exposición que diseñó su fundador. Una estrategia de ventas más de la larga lista del empresario sueco fallecido en 2018 (que dejó en forma de 'testamento' años antes), como contar con un restaurante entre las dos plantas para aumentar el tiempo de visita de los clientes o con precios que "quitaran el aliento" tanto en algunos muebles como en alimentación. Los perritos calientes a 0,50 euros permanecen inalterables desafiando la inflación 16 años después.

La sueca fue la primera de su sector en traer la filosofía de precios bajos o 'low cost', pero no la pionera porque tres años antes había aterrizado la aerolínea irlandesa Ryanair en el aeropuerto de Zaragoza. En 2004 su fundador y entonces presidente Michael O'Leary llegó con sus billetes 'gratis' (salvo tasas e impuestos). 

La época de las macroselecciones de empleo

Además de ser la época de los primeros pasos del 'low cost', fue también la de los últimos coletazos de la bonanza económica de los años del ladrillo y las macroselecciones de personal. En la de Ikea se llegaron a recibir 18.000 currículums para 420 empleos, según informó la compañía. Unos años antes, en 2003, había tenido lugar el proceso para contratar operarios para el almacén de Zara, Plataforma Europa, del grupo textil gallego Inditex en el polígono Plaza (14.000 aspirantes para 350 puestos).

"Mi padre me decía: 'Es una empresa grande, esos siempre pagan'", recuerda Ana Zapata, trabajadora de Ikea desde la apertura y vecina de Torrero. Cuenta que también estaba "enfadado" porque con las obras de urbanización de toda la zona para el futuro centro comercial Puerto Venecia "nos quitaban los pinos", de uno de los pulmones de la ciudad.

Ella entró en marzo de 2007 cuando "no estaban siquiera las paredes interiores puestas y venían camiones todos los días con mercancía", recuerda. Entonces ella tenía 32 años, había estudiado Geología en la Universidad y acababa de quedarse sin trabajo después de una reestructuración en su empresa. Recuerda que llegó con ilusión a la compañía. "Me permitió conseguir un empleo rápido y gracias a tener una nómina fija meterme en una hipoteca y no necesitar avalista", cuenta. Ahora tiene 48 años y dos hijos pequeños. 

Con los años, ha visto también otros aspectos que no le han gustado tanto y que lucha por mejorar. Los sueldos rondan el salario mínimo y hay muchos contratos de menos de 40 horas, no siempre deseados. Con sus compañeras del sindicato SOA, minoritario en el comité, protestó el pasado mes de febrero por un aumento salarial por encima del convenio de grandes almacenes, que no consiguieron. En el centro trabajan unas 300 personas.

Historia de Ikea en Zaragoza.
Protesta laboral pidiendo la subida de salarios en Ikea Zaragoza el pasado mes de febrero.
Guillermo Mestre

Desde la compañía se destaca que el empleo sigue creciendo, con el objetivo de contratar a 1.500 personas en dos años en España, un 15% más de plantilla. En el último año cuenta con 9.765 personas. En la tienda zaragozana "el 94% de nuestros trabajadores son fijos, con una edad media de 26-32 años (el 23%) y de 40-46 años un 19%". Se trata de la segunda tienda con mayor porcentaje de personas con discapacidad contratadas (10), que representan el 2,66% y quieren llegar al 5% para lograr "ser un reflejo de la sociedad de Aragón, colaborando con asociaciones como DFA, Fundación Down, Plena inclusión, Inserta", cuenta la enseña.

La 'tormenta perfecta' para el pequeño comercio

Ikea tuvo impacto no solo en el empleo sino también en el pequeño comercio. Llegó tras levantarse en 2005 la moratoria que impedía desde 2001 instalar más grandes superficies en Aragón, para tratar de proteger al pequeño comercio, después del 'boom' de aperturas de hipermercados vivido desde los años noventa como Carrefour Augusta y Grancasa.

Ese mismo año se inauguró Plaza Imperial, amenazada hoy por la picota tras quedar eclipsada por las aperturas que se producirían años después como Aragonia en 2009 y la propia Puerto Venecia en 2012.

A la compañía le gusta hablar de "diseño democrático" para referirse a sus precios bajos. "Hemos conseguido acercar productos funcionales, de diseño, sostenibles y de calidad a un precio asequible", señalan desde la tienda zaragozana, fiel a la filosofía de su fundador. Para el sector del mueble tradicional se trató de una competencia por precio y volumen que temían se llevara algunas tiendas por delante, aunque la crisis inmobiliaria que llegó un año después, tras la Exposición Internacional de 2008 dejó en segundo plano el estreno sueco.

"En 2009 empezó el cierre de fábricas y de tiendas de muebles. Nos quedamos prácticamente la mitad de las tiendas", recuerda Mariano Barbed, presidente de Acomza, la asociación de comerciantes de muebles de Zaragoza. Pese a los temores iniciales sobre el daño que podía causar el desembarco del 'low cost' en el mueble, "más que Ikea, la crisis fue la que provocó un efecto devastador en el sector", señala. Una recesión que nadie esperaba y que dejó patas arriba la economía, tras pinchar la burbuja inmobiliaria y un modelo basado en la construcción y la revalorización de los pisos y derivar en una crisis bancaria.

Mariano Barbed, presidente de Acomza.
Mariano Barbed, presidente de Acomza.
Laura Uranga

"Ikea es un actor que está ahí. Fue la primera con una política de precios agresiva en el sector del mueble, pero también la única que dijo 'tenga usted la casa bonita' e intentó transmitir la cultura de la decoración", apunta Barbed, haciendo balance de la llegada de la competencia sueca. Reconoce que para el público, la multinacional ha conseguido que sus productos  se asocien además de a su "precio bajo" al diseño, por lo que han conseguido penetrar "en todos los segmentos de la población", confiesa.

Tras la criba de negocios que supuso la crisis inmobiliaria, el sector se fue recuperando hasta el estallido de la pandemia de covid. En esta ocasión, ha sido "la única crisis que no ha afectado de forma negativa al sector", apunta, ya que el confinamiento en los hogares los puso a examen y con el ahorro conseguido (por no poder gastar) se salió con ganas de reformar las viviendas.

El impulso de ventas se vivió en 2021 y 2022 y ahora se va viendo que estas "van frenando", afectadas por la situación económica actual con la subida del euríbor de las hipotecas variables y los precios de la alimentación disparados. "El poder adquisitivo de las familias se ha reducido", lamenta. El mueble se resiente en estas situaciones. Por ello, pide incentivos fiscales como rebajas del IVA del 21% al 10% para compras de muebles de primera vivienda.

El grupo sueco factura en todo el mundo 39.500 millones de euros, un 5,6% más en el último año. En España, la compañía registró unas ventas de 1.820 millones de euros, un 8,2% más respecto al año anterior, según los datos de su último ejercicio fiscal, que para la multinacional empezó el 1 de septiembre de 2021 y finalizó el 31 de agosto de 2022.

Anuncio de Ikea en una calle de Zaragoza.
Anuncio de Ikea Zaragoza con expresiones locales.
HA

Actualmente el 22% de la facturación procede de las ventas en internet. De su formato único de gran tienda ha ido evolucionando hacia otro más de proximidad con establecimentos urbanos más pequeños, centros de diseño y planificación o puntos de recogida. Entre sus clientes, el 10% de las compras las hacen pymes y autónomos, por lo que ha creado la Red Ikea para empresas, según su balance.

La compañía ha ido aumentando su huella en la comunidad con proyectos sociales. "Hemos ayudado siempre que hemos tenido oportunidad", aseguran. Desde 2018 llevan a cabo 'Sueños de la infancia' para mejorar la empleabilidad, el voluntariado de la plantilla y reacondicionando cinco espacios que se convirtieron en hogares para 1.500 personas. Durante la pandemia se han hecho donaciones a asociaciones aragonesa por 22.210 euros y actualmente trabajan en un proyecto a tres años para llevar a cabo un estudio de pobreza en la comunidad y detectar las necesidades de familias que más lo necesiten, han detallado.

Entre los últimos proyectos financiados se encuentra uno dirigido a formar a agricultoras en el manejo de drones. Se trata de un programa a nivel nacional, en el que participan 25 aragonesas que podrán obtener el carnet de piloto para manejar estos aparatos dentro de su sector. El proyecto financiado por Ikea a través del Plan Allen.

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