Tiene carácter bienal, pero la última vez que se celebró fue en 2019. Nada hacia presagiar entonces que habría que esperar cuatro años para volver a ver en los pabellones de la Feria de Zaragoza la maquinaria y los equipamientos más innovadores para la producción de vino y aceite, uva y oliva y cerveza.

En 2020 la pandemia de la covid-19 sorprendía a todo el mundo e imponía unas exigentes restricciones de movimientos, de aforos, sanitarias y de distancias de seguridad que obligaron a dar la vuelta a todos los calendarios feriales de ese año. Y en el aragonés figuraba Enomaq –que aunque da nombre a uno de los salones, engloba a cinco certámenes: Enomaq, Tecnovid, Oleomac, Oleotec y E-Beer–. No tenía que llegar hasta febrero de 2021, pero la sucesión de las circunstancias sanitarias que vivía entonces la Comunidad y el impacto que la pandemia estaba dejando en estos sectores con gran vinculación al canal horeca, uno de los más perjudicados por las duras restricciones, hizo que el comité organizador decidiera ya en octubre de 2020 aplazar cinco meses el certamen y volvió a fecharlo entre el 29 de junio y e1 1 de julio de ese mismo año.

Pero tampoco pudo ser. La situación sanitaria continuaba siendo incierta y no tan buena como cabía esperar cuando se decidió el cambio de fechas, señalaban entonces los organizadores, que justificaban el nuevo aplazamiento por "responsabilidad", porque en aquellos momentos era complicado asegurar la asistencia de visitantes profesionales, "que es lo que genera negocio", ante las restricciones a la movilidad que todavía existían.

Se optó entonces por aplazarla hasta febrero de 2023. Ese mes –en el que ya impera la normalidad (al menos en lo que a la pandemia se refiere)– ya ha llegado y con él vuelve Enomaq.

Quedan apenas dos días para que el recinto ferial de la capital aragonesa abra las puertas de los cinco pabellones –4, 5, 6, 8 y 9– en los que se aloja el Salón Internacional de Maquinaria, Técnicas y Equipos, que entre el 14 y el 17 de este mes exhibirá la más moderna e innovadora tecnología, equipos, maquinaria y productos dirigidos a los sectores del vino, el aceite y la cerveza.

Ocupará más de 50.000 metros cuadrados sobre los que se dispondrán más de 1.000 marcas procedentes de 17 países, que esperan atraer a un número de visitantes similar a los de la última edición, cuando fueron más de 28.000 los profesionales que recorrieron los distintos pabellones de la Feria de Zaragoza.

"Las perspectivas son muy buenas y las expectativas muy altas", asegura el presidente del comité organizador, Alfredo Ibisate, director gerente de Direma, una empresa vasca creada en 1978 dedicada al diseño, fabricación, instalación y mantenimiento de maquinaria de embotellado, etiquetado y embalaje para bodegas y almazaras.

Ibisate reconoce que "hay ganas de feria", que expositores y visitantes, empresas y clientes están deseosos de compartir información a cara descubierta, estrechar manos, intercambiar tarjetas y llenar salas de reuniones, congresos y jornadas. Una sensación que los organizadores han podido corroborar en los distintos salones del sector que se han celebrado en los últimos meses y donde se han hecho patentes las ganas por recuperar la normalidad.

"Va a ser una buena feria, con un gran nivel, con la que vamos a recuperar las cifras prepandemia", añade Ibisate.

Una larga lista de ejemplos

Un sistema de refrigeración que, gracias a un diafragma bajo el que se acumula CO2, consigue una temperatura de fermentación homogénea en todo el depósito. Un equipo que combina diferentes tecnologías, entre ellas la aplicación de alto vacío, para optimizar la producción y mejorar la calidad del aceite. Una máquina en la que se utiliza la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para permitir que tres prensas trabajen de forma única. Un autoanalizador que utiliza tecnología LED con conectividad 4.0 para realizar el análisis, tanto en bodega como en laboratorio, de todos los parámetros de interés enológico. Un envase con membrana microporosa que permite que el vino siga evolucionando una vez es envasado o un equipo de análisis multiparamétrico mediante tecnología FTIR que permite analizar la muestra, incluso de mosto en fermentación y vino espumoso, sin tratamiento previo de desgasificación. O un sistema diseñado para la protección de caídas al interior de la tolva, tanto en el proceso de elevación como posteriormente ya elevada, que permite el tránsito de vehículos y personas sobre la misma y que puede ajustarse tanto a nuevas instalaciones como a ya existentes.

Son solo unos ejemplos de las numerosas innovaciones tecnológicas (la lista es larga) que desde el martes y hasta el próximo viernes ocuparán los más de 50.000 metros cuadrados del recinto ferial de la capital aragonesa sobre los que se despliegan los salones dedicados al vino, al aceite y a la cerveza. Porque, como señala el presidente del comité organizador de Enomaq, Alfredo Ibisate, "las ferias son el escaparate y el momento de presentar las novedades de cada sector", más cuando han pasado cuatro años desde la celebración de la última edición, ya que la pandemia desaconsejó su realización en 2021. Unas innovaciones que tienen puesto el foco esencialmente en la sostenibilidad y el ahorro de recursos, porque son esos aspectos en los que está interesado el sector. "Por ejemplo, en el embotellado, que es lo que yo mejor conozco –detalla Ibisate–, se innova en sistemas de baja oxidación, que aporten poco oxígeno al producto, pero también se cuida más el proceso en sí con sistemas de embotellado con limpieza automática cada vez más eficientes y con menor consumo de agua".

Guillermo Mestre

Todas estas tecnologías, además de maquinaria para el tratamiento y cosecha de la uva y la oliva, llegan a Zaragoza de la mano de las más de mil marcas que se dan cita en el recinto ferial de la ciudad durante cuatro jornadas. Unos expositores que llegan a Enomaq (y a los cinco salones que engloba) con "buenas perspectivas de negocio", asegura Ibisate, que insiste en que las ferias son un punto de referencia para presentar novedades, pero sobre todo para "encontrar clientes que pueden aportar ventas o por lo menos contactos que pueden facilitar un negocio futuro".

Es cierto que el sector del vino y el aceite no están atravesando una de sus mejores épocas. Aunque la situación ha cambiado considerablemente tras los peores momentos de la pandemia, en los que el cierre de la hostelería supuso un duro golpe para las bodegas más expuestas al canal horeca, los productores de vino continúan peleando en un mercado lleno de incertidumbre en el que cuesta alcanzar las cifras de ventas previas a la covid-19. En el aceite, los precios se han recuperado notablemente, pero ha sido a costa de una cosecha escasísima debido a la considerable merma provocada por la adversa climatología, léase heladas primaverales e intensas olas de calor.

Pese a ello, los expositores están optimistas, como lo está también el comité organizador, que espera que el "alto nivel" con el que se presenta esta feria atraiga a un número similar de profesionales que el de la última edición, cuando fueron más de 28.000 los visitantes que abarrotaron los pabellones en los que se alojaba Enomaq. Además, Ibisate se muestra convencido de que a pesar del escenario actual, las bodegas y las almazaras, así como las cerveceras "están con posibilidades de invertir", ya que a pesar de las dificultades originadas por la pandemia y que la situación política actual ha resentido algunos mercados, "en general, el vino y el aceite son sectores que están funcionando bien", afirma.

"Y si las bodegas y las almazaras tiran, también lo hacen las empresas que diseñan, desarrollan y fabrican los equipos, sistemas y maquinaria que estas necesitan para elaboración de sus productos", apunta Ibisate, que asegura que la industria ligada a estos sectores "está sorteando bien la crisis". No significa que sea ajena, matiza, al impacto que está provocando en todos los sectores productivos el elevado coste de la energía y de las materias primas, y que no haya vivido la incertidumbre generada tras la pandemia con la escasez de componentes. "Pero ha convivido con ello y aunque todavía hay cuestiones que hay que aclarar, sobre todo el encarecimiento de la energía y de los costes de producción, parece que la situación va mejorando".

La internacionalidad de los salones del vino, el aceite y la cerveza no solo la evidencia la procedencia de sus expositores, más de 17 países, y de sus visitantes. Es, además, una de las señas de identidad de estos salones. Prueba de ello, y ya con la vuelta a la normalidad, Feria de Zaragoza ha organizado en el marco de la cita un programa de misiones comerciales para que las empresas que participan en los certámenes estrechen vínculos comerciales y de negocio con firmas extranjeras. En esta edición, detalla la institución ferial, participarán un total de 50 delegaciones procedentes de Israel, Líbano, Marruecos, Túnez, Turquía, Grecia y Sudáfrica, entre otros. Porque aunque esta es un feria internacional, tiene la mirada centrada esencialmente en el mercado de España y Portugal, en el centro y sur de América –por razones culturales– y en los países del norte de África, explica Ibisate. 

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Volver a Enomaq –la feria estará abierta de martes a jueves desde las XX a las XX y el viernes de XX a XX– no ofrece solo la posibilidad de mostrar y conocer las innovaciones tecnológicas que la industria ha desarrollado durante los cuatro años de ausencia del certamen. Es también la oportunidad de participar en variadas actividades paralelas que permiten conocer el vino y el aceite con todos los sentidos. 

Y es que, durante las cuatro jornadas se celebrarán catas y jornadas técnicas, "un elemento dinamizador fundamental para garantizar la calidad y el interés de los visitantes profesionales", señalan los organizadores, que detallan que se ha diseñado un ambicioso programa de jornadas, conferencias y debates, con la perspectiva de que la feria sea un foro que contribuya a alcanzar los retos actuales y de futuro del sector. "Se desarrollarán de forma paralela a la exhibición y cuentan con ponentes de primer nivel que abordarán el futuro del sector desde el punto de vista teórico y práctico", añaden desde la organización, que apuntan que serán la digitalización, la investigación y la sostenibilidad los principales ejes alrededor de los cuales girarán las actividades que se celebrarán en las distintas salas del centro de congresos del recinto ferial.

Entre las más de 30 actividades programadas destacan este año como novedad las catas guiadas y maridadas de cervezas o la selección de los mejores aceites de oliva virgen extra (AOVE). Además, el sector vinícola, como es habitual en cada edición, dispondrá de un espacio profesional, el rincón del enólogo, en el que se catarán vinos tostados de Galicia, cavas y los vinos ganadores de su categoría del Concurso Nacional de Vinos que organiza la Federación Española de Enología (FEAE) y que celebrará su V edición los días 12 y 13 de febrero, en Feria de Zaragoza como aperitivo a Enomaq.

El protagonismo de la mujer

Los certámenes que se celebran la próxima semana también han hecho hueco al decisivo papel que las mujeres están jugando en los sectores del aceite. Lo harán con una jornada que se celebra bajo el título ‘Mujeres inspiradoras, gestión del talento’. "Quiere poner de manifiesto la importancia del protagonismo femenino en el sector y su capacidad de gestión y emprendiento", indican los organizadores. 

Un protagonismo al que pondrán voz el día 14 de febrero en la sala 2 Susana Ruberte, directora de Bodegas Ruberte, Virginia Gálvez, presidenta de Bodegas Aragonesas, Yolanda Díaz, directora de Bodegas San Alejandro, Paula Yago, propietaria de Bodegas Tempore, Salz Medina, fundadora de Salzysal, Ana Isabel Martínez, copropietaria de Oliambel; Ana Meler Subías, directora técnica de Bodegas Meler y Lydia López, responsable de Enoturismo de Bodega San Valero, entre otras.

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