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El segundo derbi aragonés de Antonio Hidalgo en La Romareda
El actual técnico del Huesca estuvo presente como jugador del Real Zaragoza en el choque que inauguró en 2008 la serie de enfrentamientos ligueros entre ambos conjuntos
Será su primera vez en La Romareda dirigiendo a la SD Huesca, pero no su debut en un derbi aragonés. La serie de duelos ligueros entre el Real Zaragoza y los azulgranas alcanzará el próximo sábado (18.30) su capítulo 15º, un número redondo que, más allá de elementos como el escenario, tendrá un particular nexo en común con el que fue el primero hace ya quince años, Antonio Hidalgo. El hoy técnico de los oscenses fue jugador blanquillo en aquel recordado 2-2. Existen cuatro casos de futbolistas que han afrontado el partido con la camiseta de ambos conjuntos –Vinicius Araujo, Jesus Valentín, Jair Amador y Eugeni Valderrama–, el catalán inaugura una casuística nueva.
"He jugado unos cuantos derbis, el cómo llegan los dos equipos se iguala muchísimo, el Zaragoza tiene una plantilla y una masa social detrás brutales, pero nosotros iremos a pelear como lo hacemos en todos los campos", expuso tras el último empate con el Espanyol alguien que también conoce de primera mano duelos de rivalidad regional como los Tenerife-Las Palmas en los que compitió del lado de los chicharreros y los que miden al Málaga con los conjuntos andaluces.
Aquel 6 de diciembre de 2008 se vivió con gran intensidad, tanto por las dos aficiones, con cinco mil oscenses desplazados a Zaragoza, como sobre el césped. Fue un partido en el que hubo tres expulsiones -la del local Arizmendi al final de la primera parte, y su entrenador Marcelino García Toral y la del visitante Helguera a falta de un cuarto de hora- en el que el Huesca se adelantó con los goles de Rubén Castro, de penalti, y José Vegar, y en el que el Zaragoza empató con un doblete de Ewerthon. Hidalgo comenzó en el banquillo, pero tras el 2-1, y con los azulgranas aún en superioridad numérica, sirvió como tercera sustitución recogiendo el testigo de Chus Herrero. Al final de la primera parte había visto una amarilla estando en el banquillo y después en los 17 minutos que disputó no tuvo demasiadas ocasiones de entrar en juego. “Han sido dos partidos en uno, hasta la expulsión de Arizmendi hemos dominado”, valoraría tras el pitido final.
El paso de Hidalgo por el Zaragoza fue breve. Firmó tras el descenso de la temporada anterior con la misión de ser una pieza clave en el regreso a Primera División y con el aval de los catorce goles que acababa de marcar con el Málaga. Sin embargo, al finalizar la primera vuelta marchó cedido a Osasuna para ya solo volver como rival. En la primera ocasión, cuatro cursos después con el Sabadell, recuerda que recibió pitos.
En total, disputó 866 minutos con el escudo del león rampante repartidos en 17 partidos en los que partió de inicio en nueve. Empezó siendo titular, pero su estrella se fue apagando. Para el derbi ya había perdido su sitio en el once y después, en las siete jornadas que transcurrieron hasta su adiós, solo actuó en tres más. En el Málaga había triunfado como un centrocampista llegador y no acabó de encajar dentro del esquema de Marcelino, en el que tuvo que alejarse del área para ser pivote.
Hidalgo se desató las botas en 2015 para coger la pizarra. Como ya había hecho siendo jugador, en su nueva etapa como entrenador también volvió a La Romareda de la mano del Sabadell, con el que había logrado el ascenso a Segunda, fue en la 2020-21 en un empate a cero. Antes había sido el máximo responsable del Cornellà y ejercido como asistente en el AEK Larnaca chipriota y después pasó a dirigir al filial del Sevilla Atlético, al que recondujo el curso pasado para esquivar en 2ª RFEF el descenso y con el que era segundo de su grupo antes de que hace poco más de un mes relevase a Ziganda en el Huesca, con el que en cinco jornadas arrastra una victoria, tres empates y una derrota, al margen de haber superado la eliminatoria copera con el Águilas.
