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Sandro, el regreso más cuidado en la SD Huesca

El delantero de los altoaragoneses reapareció en el empate ante el Eibar marcando un gol y dejando atrás su calvario de tres lesiones consecutivas.

Sandro Ramírez, delantero de la SD Huesca, celebra su gol ante el Eibar.
Sandro Ramírez, delantero de la SD Huesca, celebra su gol ante el Eibar.
Javi Colmenero/LOF

Con él no se ha querido correr el más mínimo riesgo. Se considera que debe ser una pieza importante en el tramo final de la temporada y por ello se ha tenido paciencia. Hasta que no ha dado muestras inequívocas de que estaba en perfectas condiciones, no ha vuelto a los terrenos de juego. Dentro de un punto que dejó sensaciones encontradas en el vestuario de la SD Huesca y que el propio Sandro Ramírez ha definido como "amargo", su reaparición supuso una de las notas dulces en el 1-1 firmado el sábado ante el Eibar.

Sustituyó a Escriche en el minuto 73 y ocho después marcó el 0-1. Fue en un centro de Maffeo que Mir no acertó a rematar, pero en el que el ‘6’ de los azulgranas, en esta ocasión de blanco, pudo bajar el balón para batir con un disparo duro a Yoel, el meta de los armeros. El tanto sacaba al Huesca, al menos provisionalmente, del descenso. Sin embargo, la alegría duró poco. Dos minutos después, en un córner, Diop estableció las tablas definitivas. "Me falta continuidad para coger el ritmo y sacar mi mejor versión, pero me he encontrado bien, lo importante era volver con garantías y lo he hecho", se autoexaminó tras su primer partido en seis jornadas y el segundo en las últimas trece.

Sandro, firmado al final del mercado de verano por tres temporadas y que con los altoaragoneses se está especializando en marcar goles rápido -debutó ante el Valladolid en la sexta jornada consiguiendo el definitivo 2-2 solo 19 segundos después de haber recogido el testigo de Ontiveros y también adelantó a los suyos a los cinco minutos del inicio del 1-1 frente a Osasuna en Pamplona- arrancó su calvario antes de la visita del Alavés que supuso la primera victoria del curso (1-0). Su dolencia inicial se localizó en el aductor mayor del muslo derecho y después, durante la puesta a punto, sufrió una rotura en el recto anterior del cuádriceps izquierdo. Regresó de cara al 0-2 ante el Betis que desembocó en la destitución de Míchel Sánchez. Se mostró activo y aguantó sobre el campo 71 minutos. Sin embargo, en los días posteriores se le detectó una lesión en el sóleo izquierdo.

En las últimas semanas su reincorporación a la rutina del equipo ha sido paulatina, observando cada una de sus sensaciones y señales para no dar pasos en falso. Se quería que el jugador de 25 años, que a lo largo de su carrera ha sufrido varias dolencias musculares, recuperase tanto su seguridad física como la psicológica.

Con Pacheta no entró en una convocatoria hasta el 3-2 con el Granada de hace dos jornadas y, a la vista de que el choque marchaba de forma positiva para los intereses azulgranas, se optó por no darle minutos. Estos llegaron ya el sábado. "Es determinante en el área contraria, nos hace mejores", le elogió el entrenador en Ipurua siguiendo el discurso que viene manteniendo acerca del ariete y que a partir de ahora podría emplearlo como pareja de Rafa Mir en el ataque.

No en vano, hasta la fecha Sandro ha demostrado tener puntería. Sus tres goles, que se han traducido en tres puntos, han llegado tras solo ocho disparos a puerta. Además, sus estadísticas ofensivas incluyen una asistencia, la que dio a Mikel Rico para lograr el 0-1 en el empate a tres de la ida en Granada, probablemente su encuentro más completo aún a pesar de que no envío ningún balón a la red y que fue previo a su primer ingreso en la enfermería.

Ahora el ariete formado en la cantera del Barça solo piensa "en el siguiente partido", en la visita del domingo del Celta (14.00).

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