El Real Zaragoza afronta sin un futuro claro el final de la cuenta atrás

La entidad llega al cierre de la campaña con serias dudas sobre su proyecto institucional y deportivo.

Luis Gamón, en su comparecencia ante los medios
El Real Zaragoza afronta, envuelto en el caos, el final de la cuenta atrás

Envuelto en el caos, en el económico, el institucional y el deportivo, y con muy serias dudas sobre su futuro el Real Zaragoza arranca la hoja del mes de junio sin perspectivas de resolver la grave crisis que le atenaza. El conjunto aragonés llega a la siempre fecha de referencia del 30 de junio, el cierre oficial de la campaña, sin aclarar siquiera si va a estar en condiciones de afrontar la competición el año que viene.


No es este lunes una jornada límite; no marca este día un antes y un después en la situación de la entidad. Pero sí se trata de una jornada de impacto psicológico, a partir de la cual parece ponerse en marcha de forma definitiva el mecanismo para aclarar qué va a pasar con el club.


De hecho, ya se ha anunciado ese aluvión de denuncias de los jugadores, pendientes de cobrar la parte de la ficha del pasado diciembre y la de este junio, además de la mensualidad de este mismo mes. De no solucionar este serio problema, que se ha incluido en las cantidades que debe abonar cualquiera que quiera dar continuidad a la entidad, el equipo descendería de inmediato de categoría.


Y la catarata de demandas que se asoman sobre la entidad blanquilla produce vértigo, tanto en lo referente al impago de futbolistas, como en las cuestiones pendientes de empleados de la entidad, con los que el club tiene litigios pendientes.


Pero la cuestión de fondo va, incluso, más allá. La propiedad del Real Zaragoza corresponde a un grupo de empresarios desunidos entre sí e incapaces de estructurar el club. A los que lo único que les preocupa es lograr un inversor que se haga cargo del equipo. Tras su ingreso en el Real Zaragoza, Casasnovas, Lasheras y compañía pretendieron traspasar sus acciones a un fondo árabe, que nunca apareció. Y se han echado ahora en manos de un grupo inversor mexicano que lleva más de dos semanas esperando a que se arregle un acuerdo con Hacienda.

Acuerdo con Hacienda

Esta negociación parecía encarriladísima -como casi todo en lo que se adentran los propietarios-; sin embargo, los clásicos flecos han dilatado el proceso, que ha sembrado también dudas en los posibles futuros inversores.


La propuesta mexicana tiene el respaldo de un principio de acuerdo vinculante, que ha ido caducando y renovándose a lo largo de los más de dos semanas que lleva vigente.


A su vera camina esa opción del paquistaní Kadir Sheikh, cuyo respaldo principal es el exzaragocista Nayim. La propuesta de este grupo -que negoció por su cuenta con Casasnovas y los hermanos Zorita, aunque no consiguió un acuerdo global- genera la importante duda del refrendo económico. También se encuentran inmersos en esta idea Javier Láinez y Fernando Sainz.


El abanico de intereses es todavía más profundo. A la expectativa se encuentra la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que no está dispuesta a perder las posibilidades de negocio que por todo el mundo ofrece uno de los clubes señeros de la Liga española. El oscense Javier Tebas ya anunció los problemas a los que puede conducir la situación del equipo; y propuso para la dirección general a Mateu Alemany, un nombre que ha estado en múltiples negociaciones vinculadas a la compra y gestión del club.


Sobrevuela también la figura de Agapito Iglesias, el anterior propietario, que podría recuperar su paquete accionarial si aquellos a los que ha vendido no son capaces de aportar el dinero que el club necesita para sobrevivir.


Y la preocupación se extiende también a las instituciones, desde el Consejo Superior de Deportes que preside Miguel Cardenal, hasta el Gobierno de Aragón, que no pueden mostrarse indiferentes ante el grave curso de los acontecimientos.

Sin estructura institucional ni deportiva

Es natural que la prioridad sea la propia supervivencia del Real Zaragoza, que necesita una cantidad superior a los 8 millones de euros de aquí a unas semanas ?en torno al 25 de julio- para garantizar su inscripción en la competición. Pero al margen de eso, el equipo aragonés no tiene nada. Nada.


En la estructura institucional, no hay presidente ni consejo de administración reconocible. Y en la deportiva... Sin entrenador, con un puñado de jugadores desconcertados y nerviosos, sin planificación de pretemporada, sin lugar de concentración ni partidos programados. Un desorden absoluto para un equipo que debería volver a aspirar ?singular paradoja- al ascenso a Primera División.


Llega el 30 de junio. Que no se trata de una fecha vinculante ni marca límite alguno. Sin embargo, las perspectivas de futuro siembran de dudas la propia garantía de supervivencia del Real Zaragoza. Que se ha adentrado de forma definitiva en la final de la cuenta atrás.