REAL ZARAGOZA

Badía, de figurante en la recta final de la liga a protagonista principal forzoso

Apartado de la titularidad hace 20 días para testar a Cristian Álvarez de cara al año que viene, el portero cedido del Elche ha de volver en las dos finales decisivas por otra lesión del argentino. Tras tres jornadas sin jugar, Edgar será de nuevo titular

Edgar Badía, con el preparador Mikel Insausti, ante la mirada de Poussin en el último ensayo.
Edgar Badía, con el preparador Mikel Insausti, ante la mirada de Poussin en el último ensayo.
Francisco Jiménez

Cristian Álvarez es la baja de última hora en el Real Zaragoza, tal y como ya se sospechaba desde que se vio que no podía entrarse el viernes por «unas molestias musculares» en una de sus piernas que el guardameta sintió durante el entrenamiento del jueves. Un daño no especificado en un parte médico oficial por el club, pese a que ha habido de por medio pruebas radiológicas para el portero argentino.

Si la semana empezó con el conocimiento de que el lateral argelino Zedadka se pierde las dos últimas jornadas por otra dolencia muscular, en su caso en el muslo derecho, en las horas previas al viaje que la expedición zaragocista llevó a cabo este sábado por carretera hacia Santander se confirmó que habrá nuevamente cambio de portero de manera forzosa en las filas blanquillas. Cristian se ha vuelto a lastimar por enésima vez en esta negra temporada para sus intereses particulares en el ámbito físico.

Badía, reseteo a toda velocidad

De este modo, Víctor Fernández se ve abocado a acometer un cambio radical de planes en la posición más especial de un equipo de fútbol: la de portero.

Edgar Badía, que estaba ya con los cables de alta tensión desenchufados en este esprint final de la liga tras haber sido descabalgado de la titularidad hace tres jornadas –20 días– en el choque ante el Burgos en La Romareda, ha tenido que ser recargado en sus baterías a toda velocidad, puesto a punto mental y psicológicamente de nuevo para que esté apto para afrontar las dos finales con la vida en juego que aguardan al Real Zaragoza en los próximos siete días: hoy en Santander y el domingo que viene en casa contra el Albacete. El cancerbero, de 32 años, que va a jugar cedido en el cuadro zaragocista desde enero hasta junio prestado por el Elche, tenía asumido que su breve paso por el club aragonés había acabado el 27 de abril en Leganés, cuando fue alineado por última vez.

El área deportiva y el área técnica del Real Zaragoza consideraron oportuno que Cristian Álvarez, más de media liga lesionado con problemas serios en sendos muslos derivados de dificultades musculares agravadas con recaídas puntuales, volviera a los palos el 5 de mayo ante el Burgos. Se le querían dar las cinco últimas jornadas para poder testar el estado de forma del argentino, capitán de la plantilla y, con sus 38 años, el hombre más carismático tras la marcha el verano pasado de Zapater. En este último mes natural del curso, se ha querido escrutar la restauración física de Cristian y la recuperación de los automatismos propios de los guardametas, ese saber estar bajo la portería que, de no jugar durante mucho tiempo, se acaba devaluando.

A Badía se le aplaudió –de puertas adentro– en los primeros días del presente mes de mayo su aportación durante los 16 partidos en los que defendió de seguido el marco del Real Zaragoza. Vino en situación de máxima urgencia, a un equipo en caída libre, en crisis de resultados que, con Cristian lesionado desde y para muchos días, estaba teniendo unas carencias y deficiencias graves en la posición de arquero, con Poussin y Rebollo lejos de alcanzar los mínimos exigibles para encabezar la alineación de cualquier equipo profesional. No es una aseveración dura ni cruel. La realidad fue tozuda en su momento.

Badía estaba ya programado para no jugar más hasta el año que viene, donde fuese. Y, de repente, ha tenido que ser resintonizado en sus frecuencias para ser un puntal básico en la delicada y peliaguda misión de salvar al Real Zaragoza del descenso, riesgo abierto aún. No es sencillo este cambio de rol, de figurante a protagonista principal en pocas horas, mucho más en un puesto tan vulnerable como es el de portero. La lesión de Cristian ha generado este indeseado movimiento de tierras. Ahora, falta ver el desarrollo de las cosas y el resultado final. La portería es muy caprichosa. Y, este año, en el Real Zaragoza, más que nunca.

Moya, refuerzo clave

Entre los jugadores de campo, la asolada plantilla zaragocista de este tramo final del curso recupera al centrocampista Moya, una vez cumplida su sanción por la roja que vio en Oviedo. Aguado también sale de la enfermería, pero no para ser titular.

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