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Víctor Fernández reinventa a Azón

El técnico sorprendió contra el Levante alineando a Iván Azón como extremo izquierdo, una posición alejada de sus condiciones innatas y de su hábitat en el campo. "Hay que intentar darle a los que juegan el espacio natural que les permita dar lo máximo", señaló el entrenador hace menos de un mes.

Fotos del partido Levante - Real Zaragoza
Fotos del partido Levante - Real Zaragoza
Moisés Castell / Prensa2

Decía la pasada semana Iván Azón que en los primeros días de entrenamiento con Víctor Fernández le costó cogerle el punto a lo que el técnico demandaba de él, un cambio radical en su demarcación habitual de clásico delantero centro. Lo estaban poniendo en banda y a Azón esa región le resultaba desconocida e incómoda. “Las primeras semanas había entrenamientos en los que ocupaba otras posiciones. Era difícil para mí, pero al final me ha ayudado para cambiar el chip y evolucionar en otras facetas del juego que no son las mías de normal”, señaló el ariete canterano después de regresar a la titularidad contra el Tenerife, donde marcó un gol y revivió su mejor fútbol jugando en la doble punta con Bakis. Sin embargo, en Valencia, contra el Levante, Víctor Fernández reformuló el papel de Azón: lo sacó de su espacio natural y lo alojó en el extremo izquierdo, siguiendo esa idea de los primeros entrenamientos que desveló el futbolista.

La decisión resultó sorprendente porque la posición obliga a Azón a cosas para las que no ha sido modelado. Sorprendió más por eso que por la contradicción verbal de Víctor Fernández con los propósitos anunciados a su regreso al Zaragoza. El técnico hizo de su defensa de los espacios naturales de los futbolistas una de sus banderas. “Hay que repartir los espacios naturales, intentar darle a los que juegan el espacio natural que les permita dar lo máximo, encontrar ese espacio para que den lo mejor y sin excusas...”, dijo.

Fue también un modo de marcar territorio respecto a Julio Velázquez, a quien se le cuestionó, entre otras cosas, emborronar las posiciones predilectas de algunos futbolistas, como Valera o como Alejandro Francés. Víctor, precisamente, utilizó al defensa como estandarte de sus intenciones: “Francés no jugará de lateral izquierdo”. Fue su manera de advertir de que sus planteamientos girarían sobre las características y espacios naturales de cada futbolista, sin retorcer posiciones, perfiles o funciones. Dentro del club, esa declaración de Víctor sobre la posición de Francés se consideró poco elegante con el anterior entrenador. Solo unos días después, el propio Víctor negó su discurso con sus hechos: el central Mouriño apareció en el lateral derecho contra el Espanyol, en un día para olvidar del uruguayo. A Gámez, lo poco que lo ha ha usado el técnico lo ha hecho más como extremo derecho que como lateral. Y, frente al Levante, le tocó a Azón como extremo izquierdo, una decisión que no solo causó sorpresa fuera del vestuario, también dentro.

La idea de Víctor Fernández era que el zaragozano defendiera en banda izquierda en esa fase y se liberara a su hábitat natura cuando el equipo atacara o asentara su juego en campo rival. En cierto modo, Azón, cuando se desenvuelve en punta, solo o acompañado, tiene tendencia a caer y desmarcarse a esa banda izquierda. Pero una cosa es aparecer y otra estar, como atacar o defender. Contra el Levante, desde el principio, se le observó a Azón incómodo, fuera de lugar. El arranque del rival se enfocó hacia ese lado, con Brugué y Andrés García explotando esas dificultades del ‘9’ del Zaragoza: ni está habituado a los movimientos posicionales de esa zona ni a la acumulación de esfuerzos. Tampoco tiene las habilidades para jugar como extremo de pie cambiado. Azón se pegó todo el partido corriendo en dirección contraria, desgastándose, sacrificándose y sobreviviendo, pues en ese inicio de partido el panorama era desconcertante. De un regate fuera de lugar nació la peligrosa pérdida de la que acabaron saliendo los saques de esquina del primer gol del Levante. Azón salió adelante, pero se dejó la vida defendiendo. Y el juego del delantero precisa, ante todo, de energía y fuerza para atacar. Es su estilo: la potencia, el choque, los movimientos largos… Nada de eso se vio en Valencia porque Azón comenzaba a atacar muy lejos del área rival y con las piernas fundidas. Su incidencia fue mínima, muy alejada de lo que se vio contra el Tenerife: solo tocó dos balones en zona de finalización. Las condiciones innatas de Azón - o “su espacio natural”- siempre han sido otras.

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