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Real Zaragoza: de Francés lateral izquierdo a Mouriño lateral derecho

La mala tarde del uruguayo jugando fuera de sitio contra el Espanyol marcó la derrota contra el Espanyol. La inestabilidad en los flancos defensivos, con centrales jugando de laterales y laterales fuera de los planes de los entrenadores, es una constante de la temporada. 

Real Zaragoza - RCD Español / 17-03-2024 / Foto José Miguel Marco [[[FOTOGRAFOS]]]
Mouriño, frente al Lele Cabrera, duelo de uruguayos.
Jose Miguel Marco

“Francés no jugará de lateral izquierdo”. La sentencia de Víctor Fernández en la previa del partido contra el Espanyol fue su modo de marcar terreno sobre algunas de las decisiones más díscolas tomadas por Julio Velázquez en su etapa como entrenador, pero también la razonable manera de advertir de que sus planteamientos girarían sobre las características y espacios naturales de cada futbolista, sin retorcer posiciones, perfiles o funciones. Víctor Fernández usó el caso de Francés, un central jugando de lateral izquierdo en los anteriores partidos, como declaración de intenciones, pero no dijo nada de Santiago Mouriño reubicado como lateral derecho. La decisión fue letal para el Zaragoza y tuvo una incidencia directa en la derrota, pues el Espanyol tuvo en esa franja derecha del equipo aragonés el desagüe perfecto para su juego, un coladero desde el que se gestó el gol ganador de Puado.

La reinvención de Mouriño como lateral derecho en una defensa de cuatro resultó la nota más destacada y novedosa del once de Víctor Fernández. Sorprendió por la decisión en sí, por la propia reubicación del futbolista, pero también por el mensaje del entrenador de que los jugadores, con él, iban a ocupar sus sitios innatos. Su elección para el lateral derecho fue Mouriño, cuando la plantilla ofrecía dos opciones naturales en las figuras de Gámez y Zedadka. Al final, Víctor decidió reconvertir a un central. La cuestión ahonda en uno de los capítulos que describen la temporada del Real Zaragoza: la inestabilidad de ambos laterales y la deficiente gestión del puesto realizada, especialmente, desde que Carlos Nieto se lesionó en septiembre. Desde entonces, los flancos defensivos se han caracterizado por la inestabilidad, la improvisación, la inconsistencia y las limitaciones.

Por la izquierda, han pasado Nieto, Lecoeuche, Borge, Gámez, Francés, además de Mollejo y Valera en la versión carrileros (en el último mes, cuatro piezas diferentes han ocupado ese puesto). Incluso Francho ha jugado ahí de forma eventual. Mientras tanto, en la derecha la historia ha sido parecida: Fran Gámez, Borge, Marcos Luna, Zedadka… y ahora Mouriño. Entre lesiones, defectos de fábrica en la plantilla y malos rendimientos, los laterales han sido fuentes de problemas y condicionante para los entrenadores. Un asunto crítico en la película de la temporada. El Zaragoza, tras la lesión de Nieto y la discontinuidad física de Lecoeuche, tuvo más de tres meses para fichar un lateral izquierdo. 

Las carencias ahí explicaron que el modelo de juego del equipo evolucionara hacia el sistema de tres centrales y dos carrileros, cuando Velázquez acabó adaptando al ala izquierda a Valera o Mollejo. No fue la única razón táctica, pero la plantilla prácticamente forzó a ello. En el mercado de enero, no se subsanó esta laguna. Además, se lesionó el comodín Borge. Juan Carlos Cordero no fichó lateral izquierdo, pero sí un lateral derecho de ánimo ofensivo, para jugar de carrilero. Así llegó a Zedadka, a quien había realizado seguimiento previo en temporadas anteriores y que se le puso a tiro en el mercado. Eran los días en los que el mejor jugador del equipo era, precisamente, Fran Gámez, con goles y asistencias. Pero una pequeña lesión, el sello de Cordero en Zedadka y su situación contractual lo bajaron del equipo. Y así, tras caer Velázquez, se ha llegado al punto en el que el Zaragoza acabó sin uno ni el otro: Víctor Fernández apostó por Mouriño. Además, el nuevo técnico mantuvo hasta última hora la duda sobre si reconvertir a Gámez al lateral izquierdo -ahí acabó jugando al final del partido contra el Espanyol-, pero se decantó por la lógica de Lecoeuche.

En la derecha, salió Mouriño. Su historial en Uruguay recoge partidos puntuales en esa posición, pero el Atlético de Madrid no lo fichó como lateral derecho, sino por su potencial y brillo como central. Del mismo modo que Francés puede jugar eventualmente en la izquierda por talento, Mouriño, por ciertas cualidades, puede hacerlo en la derecha. Tiene nervio, capacidad atlética, fuerza ofensiva, ritmo y potencia para desenvolverse ahí. Pero ni tiene los pies técnicos necesarios, ni el centro, ni mucho menos la consciencia espacial de la posición, sobre todo, a nivel defensivo. Pudo observarse contra el Espanyol, cuando Puado lo fijaba por dentro, y el charrúa dudaba entre salir a banda o cerrarse, desorientado y desajustado. Mouriño desprotegió ese flanco porque su instinto natural le llevaba a defender como lo haría un central, no un lateral. Al fin y al cabo, incluso él tiene su espacio innato. A falta de nuevos capítulos, el Mouriño lateral aún tiene tramo por mejorar.

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