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Las primeras reparaciones de Velázquez en su día 2 con la plantilla del Real Zaragoza

La recuperación de las mejores versiones de piezas como Francho, Jair, Gámez, Aguado, Moya, Maikel Mesa, Manu Vallejo y Valera son, de entrada, los grandes retos de cara al debut el sábado en Albacete.

Julio Velázquez mira con atención desde la distancia el trabajo de la plantilla en sus primeras horas como entrenador zaragocista.
Julio Velázquez mira con atención desde la distancia el trabajo de la plantilla en sus primeras horas como entrenador zaragocista.
Oliver Duch

Julio Velázquez es el epicentro de todas las miradas y atenciones en la Ciudad Deportiva desde su llegada a primera hora del martes. En la mañana de este miércoles, en su día 2 al frente de la plantilla del Real Zaragoza, una vez consumada y asumida la destitución de su antecesor, Fran Escribá, el nuevo técnico zaragocista comienza a poner su velocidad de crucero en la preparación del siguiente partido, que llega enseguida, el sábado por la tarde en Albacete (18.30).

Velázquez, como es mandato supremo de todo segundo entrenador que llega a un equipo con la temporada en marcha, está abordando en primera instancia las reparaciones más urgentes que necesita el desvencijado equipo que hereda de Escribá. A Albacete es necesario acudir con otras formas, con otro talante, con novedades, con tuercas giradas, con engranajes engrasados, con algún embellecedor que haga ver que hay nueva mano en el volante. Es la norma no escrita de este tipo de relevos en los banquillos.

Así, Velázquez se mueve en sus primeras 48 horas al frente del plantel en dos caminos paralelos, tan importante el uno como el otro: el mental y el futbolístico. Sobre el primero, cualquier técnico sabe que es fundamental lograr que la mayoría de los futbolistas que recoge en fase de depresión por la crisis que se ha llevado al anterior entrenador encuentre lo antes posible los estímulos que él les ofrezca para ganar confianza e impulso moral nuevo. Y respecto del segundo, Velázquez deberá aplicar algunas muestras de nuevos modales, de hacer algo diferente a lo que se venía trabajando desde julio con Escribá, pues no tiene sentido jamás cambiar de timonel para que todo siga siendo igual. 

El nuevo entrenador blanquillo se encuentra con problemas irresolubles en forma de lesiones: no tiene al portero titular, Cristian Álvarez, ni al delantero centro estrella de este proyecto, el aún inerte Bakis. Tampoco al lateral zurdo Nieto, que está fuera de órbita desde el inicio del curso y tiende a no contar prácticamente en toda la temporada por su grave dolencia. 

Sí que va a poder rehabilitar en el once inicial, procedente de varias semanas de enfermería, al lateral derecho 'senior' del reparto, Gámez. A partir de ahí, con Mollejo ya limpio de su doble sanción disciplinaria, Velázquez es consciente de que la recuperación de las mejores versiones de piezas como Francho, Jair, Gámez, Aguado, Moya, Maikel Mesa, Manu Vallejo y Valera son, de entrada, sus grandes mandamientos de cara al debut el sábado en Albacete, su importante y expectante puesta de largo.

Mucho tajo, como se puede colegir a bote pronto. Son demasiados los jugadores que están por debajo de su nivel esperado según se estableció en el libro de ruta que escribió el director deportivo, Juan Carlos Cordero, entre julio y agosto. 

Porque otros no citados también están en el taller de revisiones técnicas en proceso de ajuste de rendimientos y solvencias: Sergi Enrich, Grau, el protestadísimo el último día Bermejo, Azón, Francés, Lecoeuche... por no citar el delicado asunto de la portería, donde Poussin está totalmente destarifado y Rebollo intenta redondear un partido que lo eleve al rango de sobresaliente, sacándolo de la sensación de gris normalidad en la que se desenvuelve. 

Es un plan general el de Velázquez en sus dos primeros días. A partir del jueves y con el colofón del entrenamiento del viernes -justo antes de viajar a tierras manchegas-, el nuevo técnico entrará de lleno en el diseño del once inicial, en la distribución de los jugadores en la pizarra, en el sistema táctico a utilizar. Eso es lo último. Eso será el lavado y encerado de la carrocería si, a contrarreloj, antes ha sido capaz de remover la conciencia, el cerebro y el amor propio de la plantilla. 

Es decir, nada nuevo en estos casos. Más de lo mismo en esta década del Real Zaragoza en Segunda. Por este tipo de episodios el zaragocismo ha pasado ya una quincena de veces y se lo sabe de carrerilla. El resultado de la reparación de Velázquez empezará a poder ir evaluándose el sábado por la noche cuando concluya el duelo en Albacete. Será el primer test y deberá haber unos pocos más para sacar lecturas firmes. Empieza un tiempo de nuevo punto de partida para el proyecto descarrilado. Un cambio de paso. Una nueva vida. 

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