REAL ZARAGOZA

Duelo bajo presión máxima entre el Real Zaragoza y la SD Huesca

Los dos equipos aragoneses de Segunda se miden este sábado dentro de sendas crisis que los tienen apurados en la tabla. Los zaragocistas acumulan 2 meses en caída libre y los oscenses llevan todo el curso en descenso.

Los jugadores del Real Zaragoza, en la matinal del viernes en su último entrenamiento en La Romareda, escenario del choque contra el Huesca.
Los jugadores del Real Zaragoza, en la matinal del viernes en su último entrenamiento en La Romareda, escenario del choque contra el Huesca.
Toni Galán

Este es sábado de fútbol tenso e intenso en La Romareda. A las 18.30, horario de tarde pero ya con el cielo en modo noche porque el otoño avanza a toda velocidad camino de diciembre, los dos equipos aragoneses, Real Zaragoza y SD Huesca, se medirán en un duelo bajo presión máxima. Para los dos. Nadie se libra. Ninguno puede decir que está mejor o peor que el otro. Cada uno tiene sus circunstancias, que son dispares, pero los 90 minutos (más el mucho añadido que, seguramente, habrá por razones del neofútbol) los van a someter a un examen profundo respecto de su carácter, de su capacidad de encaje, de su personalidad en la salud y la enfermedad, en las alegrías y las penas.

Los zaragocistas saldrán al césped de su estadio después de más de dos meses en caída libre en la clasificación. Engañan, como la caja de un mago, si solo se atiende a su 10ª posición en la tabla, a solo 3 puntos de la zona de la promoción y a 6 del ascenso directo. En su caso, es imprescindible conocer y manejar el contexto. Fueron líderes tras un inicio liguero impecable, con cinco victorias seguidas en las cinco primeras jornadas. Y, a partir de ahí, desvanecimiento progresivo, tóxico y camino de ser letal si no rectifican ya mismo. Sin demora alguna. A su entrenador, Fran Escribá, y a la plantilla se les han agotado las excusas, los subterfugios y los burladeros. No le ganan ni a un equipo ‘amateur’ de tres categorías menos, como se vio hace cuatro días ante el Atzeneta, club de ese pueblo valenciano de 1.160 habitantes.

Los oscenses son más francos en su sintomatología. Su caso es de más sencillo diagnóstico. No necesitan de filtros, ni de segundas opiniones, ni de efectos placebo. Los azulgranas no han salido en todo el curso de la zona de descenso, hoy están en el 19º lugar, cuartos por la cola. Ya han debido cambiar de entrenador en el primer tercio del torneo (se despidió a Ziganda y llegó Antonio Hidalgo, exzaragocista, por cierto). No han ganado en El Alcoraz a nadie. Con 9 goles a favor en 15 partidos son el equipo más pobre en eficacia del fútbol español y casi de todo el hemisferio norte del orbe.

Así pues, los locales pugnarán por romper una mala racha que dura ya nueve semanas (un solo triunfo, en Andorra ante un rival con un hombre menos, y 7 puntos sumados de los últimos 30 jugados) y que amenaza por generar un terremoto interno en cualquier momento. Y, enfrente, los visitantes tratarán de dar forma de victoria a lo que se adivina, tras el cambio de timonel, como una ligera recuperación desde un coma con muy mala pinta, sensación que se ha asumido en todo Huesca tras un penoso inicio de curso.

Escribá se la juega. De no ganar, puede ser su último día en Zaragoza. Lleva cinco partido seguidos sin vencer ante la cada vez menos paciente afición blanquilla. De no hacerlo hoy, será el sexto. Insostenible en un proyecto de éxito.

Hidalgo, por su parte, va a intentar sacar provecho de este río revuelto. Con el aval de que los dos únicos triunfos ligueros que porta el Huesca en sus credenciales han llegado a domicilio (en Alcorcón, 0-2, y Amorebieta, 0-1). Incluso en Copa, ellos sí cumplieron y ganaron 0-1 al Águilas murciano, también fuera por lo tanto.

El Real Zaragoza sigue con Cristian Álvarez, Bakis y Nieto de baja médica; Francés jugó anoche con la sub-21 de España, que se lo ha llevado una vez más; y Mollejo cumple la sanción, que este viernes corroboró el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), por aquel gesto con epicentro genital que hizo en Cartagena tras marcar un gol.

El Huesca, por su parte, aún rumia la grave lesión de Rubén Pulido (para toda la liga), tiene lastimado a Kanté y, con su selección ecuatoguineana, a Balboa.

Escribá está obligado a hacer cambios. No le resultará extraño, pues ha abusado en exceso de ello. Hidalgo tiende a repetir el once que empató 1-1 el último día con el Espanyol. El espectáculo, el que sea, bonito o feo, se anuncia en la hierba. Pero, según vengan los resortes del fútbol, quizá se dé en la platea, los balcones y el gallinero.

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