REAL ZARAGOZA

Escribá, de fútbol poco en la previa del partido del Real Zaragoza contra el Huesca

El 95 por ciento de la rueda de prensa anterior a duelo de rivalidad regional transitó este viernes por cuestiones ajenas al propio choque futbolístico de la 16ª jornada. La crisis y su futuro incierto abruman al técnico.

Fran Escribá, técnico del Real Zaragoza.
Fran Escribá, técnico del Real Zaragoza.
HA

El Real Zaragoza-SD Huesca de este sábado 18 de noviembre de 2023 en La Romareda (18.30) es el partido de rivalidad regional (llamado también derbi por un sector) con menos ambiente previo desde que hace escasos años ambos equipo empezaron a coincidir en algunas ocasiones en Segunda División. 

La pésima situación clasificatoria de los oscenses, que no han abandonado nunca los puestos de descenso a Primera RFEF desde el primer día de la liga y la enrevesada crisis que azota al Real Zaragoza desde hace dos meses tras un inicio magnífico que lo llegó a poner como líder en la jornada 5, hacen que cada uno de los rivales afronte la cita mirándose a su propio ombligo y sin atender a cuestiones accesorias. 

Esta vez no caben asuntos folklóricos, anecdóticos, festivos más o menos forzados, de 'atrezzo' mediático a martillazos ni demás tipo de parafernalia que se ha vivido en tiempos pretéritos cada vez que ha tocado en suertes este evento. 

Así, desde el prisma zaragocista, Fran Escribá, su discutido y acorralado entrenador, ha cumplido con el trámite de la rueda de prensa previa sin apenas hablar de fútbol. El 95 por ciento de su comparecencia ha girado sobre la honda problemática que tiene al Real Zaragoza K.O. en los últimos 70 días y que, de no mediar una súbita reacción de tamaño descomunal, tiende a llevarse por delante al preparador valenciano más pronto que tarde. De fútbol, muy poco. Casi nada. 

Al portero Poussin, cuya cadena de errores grotescos no cesa de crecer desde su debut hace un mes (ha alcanzado su cúlmen tras el segundo gol encajado ante el Atzeneta que supuso la eliminación del Real Zaragoza en la Copa el martes), no lo quiso valorar en caliente en su momento. Hoy, Escribá ha dicho esto: "Quiero pensar que su situación sí es reconducible todavía. Es lo mismo que me pasa a mí, que estoy indudablemente cuestionado, pero yo creo en mi capacidad. Quiero pensar que el jugador que ha fallado se ve capacitado para darle la vuelta a todo. Pero, lógicamente, todo pasa porque mejore un rendimiento que hasta ahora ha sido negativo".

El equipo ha entrenado en La Romareda sin grandes novedades. Las bajas de media y larga duración prosiguen activadas: Cristian Álvarez, Bakis y Nieto no cuentan. De los que llevan días en la enfermería, es posible que salga para ir convocado (no para jugar de titular) el lateral Gámez. Y, como ha reconocido el propio Escribá en el repaso de las circunstancias futbolísticas de este rusiente partido, "Lecoeuche y Aguado vienen de sufrir molestias físicas y siguen con ellas aún". Así que el lateral francés, permanentemente entre algodones, y el medio centro canterano son dudas serias para formar en el once inicial ante los oscenses porque Escribá ha subrayado que "este es un partido donde se necesita mucha energía y, quien juegue, ha de estar al cien por cien".

A la hora de la rueda de prensa matinal, Mollejo es también baja por la sanción recibida desde el Comité de Disciplina por su gesto grosero hecho en septiembre tras marcar el 1-3 en Cartagena: se tocó los genitales y ha sido castigado con un partido de suspensión. 

Respecto del Huesca, Escribá hizo un breve análisis de lo que espera como guion de partido. "Han cambiado de entrenador (echaron a Ziganda y lleva cuatro días Antonio Hidalgo) y han modificado cosas. Le generan pocas ocasiones, encajan pocos goles, aunque también marcan pocos. Sus partidos son así, su planteamiento es defensivamente muy firme, muy seguro, muy armado. Son partidos con pocas ocasiones de gol en las dos porterías. Tienen mucho peligro a balón parado. Tendremos que ser un equipo muy presionante desde el minuto 1", resumió el entrenador blanquillo. 

Ante la tormenta que puede avecinarse en el horizonte, Escribá lanzó un guiño a la afición en busca de comprensión, cariño e indulto por el defectuoso caminar que está llevando el Real Zaragoza en los dos últimos meses. "Me gustaría, ya no solo por el derbi y demás, que todos estuviéramos muy unidos. Creo que es un día para eso. Desde el minuto 1. Aunque entiendo que habrá gente que demostrará su descontento, cuando lleguemos y demás. Yo he dicho siempre que nunca pitaría a mi equipo. Los 90 minutos del partido son para animarnos. Nosotros, por nuestra parte, debemos de darles algo también para poder luego recibir. Queremos recuperar ese cariño que tantas veces nos han dado", remató.

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