Se acabó el caso Mollejo. El delantero del Real Zaragoza, como se presumía desde el principio de todo, no jugará este sábado el partido frente al Huesca en La Romareda al rechazar el TAD (Tribunal Administrativo del Deporte), dependiente del Gobierno de España, la solicitud del club aragonés de la suspensión cautelar del castigo de un partido de suspensión que decretó hace una semana en Comité de Disciplina de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). 

Es 'vox pópuli' desde hace dos meses y medio el origen de tal pena deportiva: Mollejo celebró de manera grosera la consecución de tercer gol zaragocista (el 1-3 definitivo) que anotó en el estadio de Cartagonova de Cartagena en la jornada 5, el 10 de septiembre pasado, tocándose los genitales, imagen que captó en primer plano la cámara de televisión y que se corrió como un reguero de pólvora por los ámbitos digitales, no solo de España, sino de todo el mundillo futbolístico mundial. 

El caso Mollejo quedó congelado en los despachos federativos durante largas semanas hasta que los jueces lo rescataron para la actualidad el pasado día 8 del presente noviembre y lo activaron. El partido de castigo lo tendrá que cumplir el punta manchego frente al Huesca, después de que ya se perdiera por otra suspensión disciplinaria el último duelo en Elche, en este caso por acumulación de 5 tarjetas amarillas en su ciclo particular. 

El Real Zaragoza recurrió en primera instancia al Comité de Apelación, sin encontrar receptividad a la solicitud de anulación del castigo. Y en la tarde de este viernes, a solo 24 horas del partido frente a los oscenses, el TAD también se ha mostrado contrario a darle cualquier tipo de razón a la SAD zaragocista. 

De nada ha servido que Mollejo, inmediatamente en que acabó aquel partido en Cartagena, fuera instado a pedir disculpas públicamente a través de las plataformas de internet del Real Zaragoza. Su gesto, además de obsceno e innecesario (por más que no se dirigiese ofensivamente a nadie, ni al rival, ni al público cartagenero), lo llevó a cabo en plena erupción volcánica del caso Rubiales, el inhabilitado presidente de la RFEF por su conducta en la final del Campeonato del Mundo femenino en el que España se proclamó campeona días antes del inoportuno episodio protagonizado por Mollejo, que ya pasa a la historia zaragocista por su singularidad y resolución punible. Seguramente, este contexto ha resultado decisivo para que la sanción no haya tenido ninguna opción de ser revocada.