real zaragoza

De los reproches de los aficionados, al "calentón" de Escribá: así se vivió la eliminación del Real Zaragoza en las entrañas del estadio

El equipo tomó el autobús de regreso a la capital aragonesa con bastante retraso. Entre tanto, muchos detalles en la noche más complicada.

Partido Atzeneta-Real Zaragoza, de la Copa del Rey
Los jugadores del Real Zaragoza acuden a disculparse con los aficionados desplazados a Onteniente.
Moisés Castell / Prensa2

Novecientos kilómetros en unas horas para presenciar un varapalo histórico. Es el resumen de lo vivido este martes por una veintena de aficionados zaragocistas desplazados a Onteniente, que alentaron al equipo hasta que su paciencia se agotó cuando sonó el silbato final y parte de los jugadores enfilaron hacia vestuarios sin tenerles en cuenta.

Es entonces cuando, enfadados, muy enfadados, se dirigieron desde lejos a los futbolistas para pedirles que se acercaran. "Venid aquí a dar la cara, venid a dar la cara. Sin vergüenzas, venid aquí", gritaron, llamando la atención de parte de la plantilla que todavía se encontraba sobre el verde del estadio de El Clariano. 

Así, después de que Francho Serrano corriera en busca de parte de sus compañeros, los jugadores se dirigieron hacia ese fondo en el que se ubicaban los seguidores aragoneses y aguantaron el chaparrón, los reproches que les recordaban que ellos al día siguiente -hoy- tenían que trabajar y por delante les quedaba un viaje largo y triste por haber visto a su equipo hacer el ridículo.

Sergi Enrich, Jair, Mollejo, Lecoecuche, Mouriño, Lluís López, Luna, Azón... casi todos se terminaron acercando. También un Poussin muy tocado anímicamente por su garrafal error en la acción del 2-1, y que fue arropado por sus compañeros en el camino a la caseta. 

Allí, en las entrañas de El Clariano, el ambiente que se respiró antes de que la expedición tomara el autobús de regreso a casa fue de lo más tenso. De hecho, Fran Escribá tardó más de media hora en comparecer ante los medios por la necesidad -dijo- de bajar pulsaciones y no hablar en caliente. 

El Atzeneta, como es lógico, celebraba su gesta mientras los zaragocistas se lamentaban por lo ocurrido, por un desastre sin paliativos que deja al entrenador en una situación límite, que podría saltar por los aires en los próximos días. 

Allí mismo, en la zona contigua a los vestuarios, Escribá mantuvo un primer intercambio de impresiones con Raúl Sanllehí y Juan Carlos Cordero. El técnico, roto, aseguró estar ante la peor noche de su trayectoria deportiva. Y así lo evidenciaba su semblante, tanto en la rueda de prensa como en los momentos posteriores. 

El Real Zaragoza se subió al autocar con bastante retraso, sobrepasadas las once de la noche, y el trayecto de vuelta fue de lo más triste. La sensación era de que, más allá de los errores cometidos en ambas áreas, el equipo no había estado a la altura del partido. Hubo jugadores que no dieron la cara, que ofrecieron una actitud alejada de lo que es este escudo, y el propio Escribá lo reconoció, de alguna forma, con sus palabras desde la sala de prensa.

"La solución está en el vestuario", resumió, lanzando un mensaje claro a sus jugadores. A quienes fueron superados por un equipo con mayúsculas, lo que este martes no fue el Real Zaragoza, finalizando de la peor forma el mini 'stage' por tierras leventinas que, precisamente, debería haber valido para hacer piña antes del derbi aragonés. 

Se avecinan horas tensas, reflexivas, antes de ese partido ante la SD Huesca en el que la afición, La Romareda, puede dictar sentencia. Eso, si antes no salta todo por los aires y se toma una decisión precipitada sobre el futuro del míster. Este miércoles dirige el entrenamiento en la Ciudad Deportiva y desde el club se transmite que se sentará en el banquillo el sábado, aunque nada se puede descartar todavía. 

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión