Real Zaragoza: bienvenido, Valera

El extremo se presentó en La Romareda y demostró que va a ser un puñal por la banda. Azón estrenó la cuenta goleadores de los delanteros, mientras que Francés y Jair se consolidan como un frontón.

Germán Valera pugna por hacerse con el balón con Íñigo Piña, defensa del Eldense.
Germán Valera pugna por hacerse con el balón con Íñigo Piña, defensa del Eldense.
José Miguel Marco

Cuando un equipo funciona, no resulta fácil entrar. Fran Escribá repitió alineación las tres primeras jornadas. La sucesión de victorias sugerían continuidad en el once y resignaban a los suplentes a seguir viendo el fútbol desde el banquillo. Pero entre las camisetas titulares ayer se coló el ‘7’ de Germán Valera, quien pronto quiso explicar a La Romareda por qué merecía un hueco en la alineación.

El extremo murciano, zurdo, se acostó sobre la banda derecha y demostró que es un futbolista distinto a lo que hasta ahora se había visto en este ilusionante Real Zaragoza 2023-24. Cuando recibe el balón, Valera convierte la jugada en una amenaza. Busca al rival, le desafía y en la mayoría de las ocasiones gana el duelo. Cuando la pelota llega a su pierna izquierda, casi siempre pasan cosas. Y eso es un valor tremendo para un equipo.

La timidez que desprende su figura se borra de golpe cuando juega el fútbol. Es descarado, no tiene complejos. Sus números en las últimas temporada hablarían de un jugador más. Pero la fría estadística no refleja lo que ofrece sobre el césped. Ayer ni metió un gol ni dio una asistencia, pero quien viera el partido sabe que fue uno de los mejores de la treintena de jugadores que corrieron por La Romareda, si no el mejor.

Su mejor acción define lo que puede dar. En el minuto 20 agarró el balón sobre el costado derecho, lo condujo bien pegado al pie con su pierna izquierda y se quitó a dos rivales con dos quiebros hacia adentro, amenazando la portería rival. Cuando se ganó el hueco que buscaba, soltó un potente zurdazo que salió dos palmos por encima de lo que debería para haberse convertido en un auténtico golazo.

Su juego a pierna cambiada hace de este recurso, el recorte hacia adentro, toda una amenaza, pero Valera también lo intentó por fuera. A la media hora combinó bien con Gámez, que le dobló por banda, para completar otra de las mejores ocasiones de la primera parte. Poco antes del descanso participó en el gol de Azón, aunque lo cierto es que su pase con el exterior, poco acertado, lo hizo bueno el rebote en rival para que llegara al canterano y este convirtiera el primero del partido. Con este tanto, los delanteros estrenaron su cuenta anotadora. Azón necesitaba un tanto que premiara su incansable esfuerzo. A Bakis también le vendría bien conseguir uno, ya que en algunas acciones pareció transmitir algo de ansiedad por buscar el disparo a portería. Pero todo llegará.

Pero volviendo a Valera, su irrupción de ayer en el once confirma que Escribá tiene jugadores en su plantilla para jugar a muchas cosas. La falta de extremos en el inicio de liga abocó a la pizarra blanquilla a plantear un rombo claro en las primeras jornadas. Ahora, con una amenaza en el costado como la de Valera, el técnico valenciano puede volver a su esquema favorito, con doble pivote y extremos, aunque sabiendo que su banquillo le permite tener un plan B o hasta un plan C dependiendo de las circunstancias.

Lo que parece que no va a cambiar, al menos de momento, es la pareja de centrales. Francés y Jair se han convertido en un frontón en el que rebota casi todo lo que llega al área de Cristian Álvarez. Su contundencia y concentración –salvo algún que otro error evitable con el balón– han permitido al Real Zaragoza mantener su portería a cero durante las cuatro primeras jornadas, un hito extraordinario sobre el que se asienta el líder. Ellos y Cristian, claro. Cuando hace falta, el portero argentino siempre está ahí, y el partido de ayer no fue una excepción.

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