Santiago Mouriño, defensa central uruguayo de 21 años (1.86 de estatura) recién fichado por el Real Zaragoza, cedido por el Atlético de Madrid, llevó a cabo este martes 15 de agosto su primer entrenamiento con su nuevo equipo. El charrúa conoció así a sus nuevos compañeros y al cuerpo técnico, a la vez que empezó a familiarizarse con las instalaciones de la Ciudad Deportiva, que van a ser durante esta temporada su hábitat diario en las filas blanquillas. 

El club también puso voz al sudamericano, pese a que su presentación oficial ante los medios de comunicación está prevista para el miércoles (va a haber una demora de seis fechas entre el anuncio de su fichaje y su puesta de largo en la prensa). La voz de un chico joven, emergente, que acaba de dar el salto desde una liga lejana como la uruguaya a Europa tras jugar apenas año y medio en el Racing de Montevideo, un modesto club local que viene de jugar en la Segunda División de allí y que consiguió el ascenso a Primera hace pocos meses.

"Estoy muy emocionado por llegar a un club tan histórico. Tengo mucha ilusión y ganas de comenzar. Todo el mundo me ha hablado muy bien del club, de la ciudad. Ojalá podamos devolver al club a donde se merece, donde siempre estuvo", se le escucha y ve en sus primeras imágenes con la ropa del Real Zaragoza, en un vídeo filmado en las entrañas del estadio de La Romareda en la tarde del lunes, nada más llegar desde Madrid. 

"Cuando me mostraron el vídeo de los jugadores del Real Zaragoza cantando la canción... se te eriza la piel. Espero poder llevar al equipo a donde debe, al sitio donde jugaron esos otros grandes jugadores uruguayos que me precedieron en la historia", dice Mouriño en una frase que debe ir precedida de alguna alusión a otros compatriotas míticos, uruguayos que formaron parte de algunas de las fases más brillantes de la historia del club aragonés: todo el mundo recuerda a bote pronto a Gustavo Poyet, a Rubén Sosa... también debería ser aupado a ese rango a uno de los zaraguayos, Juan Carlos 'Cacho' Blanco.

Mouriño sabe que va a cambiar los contrapesos de la línea defensiva del equipo que, en su mayor parte, viene heredada del año pasado e, incluso, de hace dos y tres. Que su mentor sea el Atlético de Madrid y su llegada a Zaragoza sea por la tubería de las sinergias de grupos de inversión coincidentes en la propiedad de las SAD describen perfectamente su rol en adelante. Ante esta evidente circunstancia, el uruguayo llega al vestuario con pose de humildad, modestia y cautela. 

"Creo que hay muy buenos zagueros, buenos centrales, competencia. Yo vengo a sumar, donde me toque. Y también a tratar de aprender de todos", explica en un escueto mensaje en el vídeo del club en sus redes sociales.