El Real Zaragoza y su gente se agarran a cualquier clavo que asome y pueda sujetarlos a la esperanza de la zona alta cuando aún quedan casi cuatro meses de temporada, y ese clavo tiene ahora el nombre de Tiago Bebé. Su entusiasta y victorioso gol en Andorra y la plaga bíblica de lesiones que sacude el frente ofensivo lo ponen a las puertas de su primera titularidad, condición a la que dio cuerda ayer Fran Escribá y que se observa como salida más razonable ante las bajas de Azón y Mollejo y los dolores de cadera de Sergio Bermejo. ¿Si no es titular hoy contra el Deportivo Alavés, cuándo lo va a ser?

Recién fichado y recién estrenado como goleador, Bebé se sube a bordo de un equipo que necesita fútbol afilado, exuberante y letal como el que el portugués exhibió en Andorra para abrochar una victoria que tiene al Zaragoza en una amplia y nutrida tierra de nadie de la que, ante lo que queda de liga, se puede salir todavía hacia cualquier trinchera: la de quienes defienden la categoría o la de quienes aún esperan por atacar una superior. Ese es el reto de los de Escribá ante el poderoso Alavés, poder enlazar por fin dos triunfos seguidos, brotar una dinámica victoriosa, algo que no sucede desde septiembre cuando se ganó a Ponferradina y Sporting.

Si el Zaragoza quiere crecer en números, tiene que entrar en una tendencia alcista que exige, eso sí, competirle, pero, sobre todo, vencerle a rivales de tranco largo como el Alavés. Un equipo, el vitoriano, acostado toda la temporada en posiciones de ascenso directo, aunque ahora es cuarto, con 46 puntos, debido a su crisis de cuatro derrotas seguidas en diciembre. De esa depresión, ha salido con firmeza, con tres victorias en sus últimos tres partidos.

Para abordarlos, Fran Escribá tiene las bajas de Mollejo y Azón, además del físico dolorido de Bermejo, que, en todo caso, apunta al once. Reconstruir la zona ofensiva de su identitario 4-4-2 marca el plan de partido del técnico valenciano. Puche como complemento de Simeone, y Bebé como extremo izquierdo son las opciones principales. Si, en cambio, Escribá opta por guardarse a alguno de ellos como carta revulsiva, Vada podría tener lugar en un once en el que Alarcón apunta a reunirse de nuevo con Francho Serrano. La defensa se perfila idéntica a la de hace una semana. En el banco, esperará su debut el goleador juvenil Pau Sans, la última gema de la Ciudad Deportiva, un delantero vivo, dinámico y veloz que ha enamorado a Fran Escribá en cuatro entrenamientos: que nadie dude de que, en cuanto pueda, lo va a poner.

Al Zaragoza, después de dos empates a cero seguidos, le toca ya victoria en La Romareda, donde solo suma cuatro en todo el curso. Fortalecerse en casa es primordial para hacerse promesas numéricas, y también para galvanizar la mejoría general instaurada con Escribá, con quien, no hay que olvidar, solo se ha perdido cuando se ha jugado en inferioridad (Leganés y Sporting).

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El Alavés, por su parte, presenta hechuras de ascenso por plantilla, entrenador, juego y resultados. Es un equipo equilibrado en su 4-2-3-1, firme atrás, con todas las artes del fútbol de Segunda, bien compensado, efectivo, experto, intenso, compacto, rápido, fuerte en el balón parado... No presenta grandes nombres, pero Luis García Plaza sabe de qué va la película. Ha agregado ahora a Villalibre, estrenado con dos goles hace una semana, y tiene tacto con Salva Sevilla y Luis Rioja, y empuje con Guiridi, Alkain o Jason. Es baja Miguel de la Fuente por lesión y Tenaglia por sanción. Pero el Alavés, además de forma, también tiene fondo, es un equipo definido juegue quien juegue. Un rival de los que van a decirle al Zaragoza a qué puede aspirar y a qué no.