REAL ZARAGOZA

Bebé: "Nada es imposible en la vida, yo subí con el Rayo siendo sextos a última hora"

El nuevo punta del Real Zaragoza descubre para HERALDO su personalidad, sus cuestiones íntimas y su modo de ser tanto dentro como fuera del campo. El lisboeta destila positivismo y aires renovados tras el mercado invernal. 

Bebé, esta mañana de jueves, posa para HERALDO en la Ciudad Deportiva.
Bebé, esta mañana de jueves, posa para HERALDO en la Ciudad Deportiva.
Guillermo Mestre

La primera vez que oí hablar de un portugués llamado Bebé fue cuando lo fichó el Manchester United en 2010, cuando usted tenía solo 19 años. 

Ahí me conoció la mayoría de la gente. Fue un salto tremendo en mi vida, más allá incluso del aspecto puramente futbolístico. Mi experiencia en Inglaterra, en aquellos primeros momentos, supuso un cambio radical en mi día a día como persona. 

¿Quién lo llevó a Manchester? ¿Mendes?

Sí. Jorge Mendes. He estado con él muchos años como representante y empresario mío. Ya no estoy en su agencia, pero sigo teniendo relación con algunas personas de su entorno. Le tengo mucho cariño, siempre se lo voy a tener. Él cambió mi vida. Mi historia la empezó él. 

En el Manchester United de Sir Alex Ferguson jugó poco. Curiosamente, cuando más, al principio, recién llegado. 

Sí. Ferguson siempre me llevaba convocado y tenía mis minutos. Era un equipo estelar. Muy difícil para un joven desconocido recién aterrizado. Por eso, el segundo año me cedieron al Besiktas de Estambul turco. 

Van der Sar, Rio Ferdinand, Evra, Gary Neville, Paul Scholes, Pogba, Ryan Giggs, Rooney...

Y Berbatov, Chicharito Rodríguez, Owen, Lindegaard o Antonio Valencia. Una constelación de estrellas. 

En el Besiktas aterrizó en un equipo turco donde se hablaba portugués, gracias a Mendes. 

Fui allí por eso. El entrenador era Carvalhal y en la plantilla estaban Simao, Hugo Almeida, Quaresma, Julio Alves, Manoel Fernandes, el brasileño Edú... y el español Guti, entre otros. Todo tenía buena pinta hasta que, muy pronto, me rompí una rodilla jugando con la selección sub-21 portuguesa y tuve que estar un año parado. Era otra plantilla de estrellas. Me sentí muy bien, pero no pude jugar apenas. 

A partir de ahí usted ha sido paradigma de futbolista en vuelo constante, con infinidad de cesiones. 

Sí. Volví a Portugal, al Río Ave y, luego, al Paços Ferreira. En este equipo, en la temporada 13-14, tuve mi mejor año goleador. Allí jugué de delantero puro y metí 13 goles, con Jorge Costa y Costinha como entrenadores. Después de renacer en esta etapa, me vino a fichar el Benfica al decirle yo a Mendes que no quería volver a Manchester. Yo siempre he sido benfiquista desde niño. Así que fue una de las grandes noticias de mi vida. 

Con chasco final, pues no tuvo apenas oportunidades en el equipo lisboeta.

No contaba para el míster, muy poco. Y no tuve paciencia. Surgió el interés del Córdoba, que estaba en Primera División de España, y no me lo pensé. Fue mi primera experiencia española, en 2015.

Que tampoco le salió bien.

No, porque el equipo andaba muy justo para estar en Primera y acabó descendiendo. Pero, a la larga, fue un paso decisivo para mi trayectoria profesional y vital. Me gustó España y aquí me he quedado ya desde entonces. 

Dos etapas distintas en el Rayo Vallecano, tanto en Primera como en Segunda División, con un paso por el Eibar, también en la máxima categoría. 

No me quejo de lo que estoy haciendo como futbolista en La Liga. Yo siempre quiero más, pero soy feliz como estoy. 

Quizá le ha faltado un poco más de gol para tener un lugar más preponderante en la élite.

Es posible que eso sea una razón, que debería haber marcado más goles por año. Pero considero que todos mis años en el Rayo Vallecano han sido buenos. Y en Eibar fui apreciado, me gustó mucho aquella experiencia. No tengo quejas.

Con 32 años, ¿aún cree que puede alcanzar un pico de rendimiento alto en el Real Zaragoza?

Ojalá que así sea. Todo el mundo ha de saber que yo estoy muy bien de piernas, me siento a tope físicamente. Tengo mucho fútbol todavía y lo vengo a demostrar. Visto lo que estaba suceciendo en el Rayo este año, lo que necesitaba era un sitio donde poder desarrollar mi aportación al equipo. Veo que me están acogiendo muy bien y esto me ilusiona. Yo no podía estar cinco meses sin apenas jugar. 

Es usted muy emotivo, muy rocero. Su ánimo depende mucho del entorno. 

Sí. Yo soy una persona alegre, que le gusta transmitir buena energía alrededor. Soy así por venir de donde vengo, necesito cariño, darlo y recibirlo. En los últimos meses me faltaba todo esto que, ahora, creo que voy a tener en Zaragoza. 

Su estreno, el domingo pasado en Andorra, ha sido clave en este sentido. 

Creo que lo que sucedió, ese 0-1 para ganar en la última jugada, va a ser una cosa muy buena, no solo para mí, sino para el equipo y la gente del Zaragoza. Debutar así es algo ideal, una señal que augura algo bueno. 

Llegó a un Real Zaragoza 17º en la tabla de Segunda. Esas cosas buenas que desea parecen utópicas. 

Es verdad que estamos un poco lejos de la cabeza. Ya hemos ganado un partido, en Andorra. Ahora hay que enganchar otra victoria, contra el Alavés. E ir poco a poco. Nada es imposible en la vida. 

Ese lema suyo es mitad fe, mitad experiencia real.

Recuerdo que yo subí a Primera División hace dos años acabando 6º la liga en Segunda División a última hora, en la promoción (le levantaron el puesto al Sporting de Gijón in extremis). Nadie daba un euro por nosotros. Y aquel Córdoba que me trajo a España por primera vez había subido el año anterior siendo 7º, también en una promoción milagrosa. Insisto: nada es imposible en la vida. 

Mide 1,90 de estatura. ¿No es muy grande para ser extremo?

Sí, es verdad. No es lo habitual. Pero siempre tuve la suerte de poseer un buen físico en el sentido de ser rápido y tener buen disparo en carrera con mi derecha. Por eso me adaptaron enseguida ahí, para buscar tanto los centros como los disparos a portería partiendo desde la izquierda. Creo que jugar de extremo facilita mis condiciones. Pero es verdad que mucha gente me pregunta que cómo no juego de delantero centro en el área. 

¿Si Escribá lo pusiera de delantero, como en aquel año del Paços Ferreira, se adaptaría?

Sí, yo me adapto fácil a esa modificación. Pero creo que en esta plantilla hay gente que puede hacerlo muy bien. Yo me siento más a gusto en mi posición de extremo. Creo que es ahí donde más puedo contribuir al equipo. 

El Real Zaragoza no marca un gol de falta directa desde hace más de cuatro años. Es una de sus especialidades. 

Lo intenté el domingo en Andorra y me salió muy mal. Acabo de llegar. Se me fue muy arriba. No tiré tranquilo, sentía un poco de presión. Sé que la gente tiene depositada mucha confianza en mí. Espero que llegue pronto un gol de falta. Llegará. 

El gol de Andorra fue un gol de definición limpia, técnica, de alto nivel. Usted no remata por rematar. Lo proyecta con antelación. 

Tenía un ángulo muy corto, casi único, para meter el balón en la portería. Venía de una larguísima carrera, en fatiga. El pase de Simeone fue muy bueno, al sitio preciso. Me interpuse con el cuerpo al defensa para no darle más opción que hacerme penalti si quería pararme. Levanté la vista y vi al portero y la portería. Solo tenía tiempo de rematar con la zurda (la menos buena) y a ese lugar, si no el guardameta se me echaba encima. Y eso es lo que hice. 

Su celebración, con bailecito 'a la brasileña', forma parte a de la historia reciente del Real Zaragoza. El siguiente paso, repetir en La Romareda. 

Ufff... eso tiene que ser tremendo. Un campo con 25.000 seguidores o más, un estadio de Primera con la gente gritando. Estoy ansioso por vivirlo. Marcar un gol ahí será bien distinto a lo del otro día en Andorra. Tengo muchas ganas de que llegue mi primer partido en La Romareda. 

En Vallecas le marcó un gol al Real Zaragoza desde 40 metros en una remontada brutal: ganó el Rayo 3-2 después de un 0-2 inicial. Usted agitó aquella gesta. 

Fue un golazo, es verdad. A mí me gusta ser agitador de los partidos. Me gusta la presión, la exigencia, me crezco cuando hay dificultades. Me autoestimulo si el día viene torcido para el equipo y yo puedo ayudar con mis jugadas y goles. Es uno de mis escenarios preferidos. Daré siempre todo por tirar del equipo hacia delante. 

¿Es individualista en su conducta o necesita de un entorno favorable?

No soy nada individualista. Al contrario, rindo mucho mejor si mi alrededor es de mi gusto. Es importantísimo para mí que el grupo esté bien. Entonces encajo de maravilla. Uno solo no puede solucionar las cosas, por muy bueno que pueda ser. En Zaragoza busco ser feliz, trabajar para jugar, algo que no me estaba pasando este año en el Rayo Vallecano. 

Y el Real Zaragoza lo necesita a usted. Parece un buen matrimonio. 

Yo sabía de la grandeza de este club. Pero me está sorprendiendo vivirla desde dentro estos días. Es una dimensión de Primera División, es un equipo muy grande. Esto me sube aún más el ánimo. Quiero jugar ya el partido ante el Alavés y vivirlo ahí, en el campo. 

Nunca jugó en La Romareda como rival. 

No, casualmente, siempre me tocó estar en el banquillo. Cosas del destino. 

¿Sigue manteniendo contacto con sus viejos colegas de Manchester?

Sí, con varios. Hablo a menudo con Evra, con Januzaj (belga de la Real Sociedad en su momento), con Lingaard, con Antonio Valencia, con Rio Ferdinand, con Andersson, con Chicharito, con Nani, con Rafael, con Fabio... con otros ya se ha perdido el contacto. 

¿Cabe la posibilidad de que encuentre su sitio en Zaragoza y quiera seguir más allá de estos 17 partidos de cesión de este curso?

Sí. Puede ser perfectamente. Yo no cierro las puertas a nadie. Aquí me están tratando muy bien. Y si todo va bien, ¿por qué no?

¿Le genera chispazos jugar con el '4' a la espalda siendo delantero?

No soy maniático ni mitómano. De hecho, yo subí con el Rayo Vallecano a Primera jugando con el '3'. Así que todo es muy parecido. Lo mismo acaba igual la historia. 

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