Los brotes verdes de Bebé

El baile de bebé y Simeone para celebrar el gol del Real Zaragoza en Andorra.
El baile de bebé y Simeone para celebrar el gol del Real Zaragoza en Andorra.
Real Zaragoza

En su primera aparición sobre el terreno de juego, el recién llegado Bebé ha situado al Real Zaragoza en el mejor momento de la temporada, un escenario que, seguramente, nunca pensó antes el extremo de Cabo Verde, para quien volver a jugar y sentirse futbolista competitivo era su intención fundamental.

Sin embargo, sus primeros cuarenta y cinco minutos con la camiseta del escudo del león dieron para mucho más que para una valoración de estricto orden individual, en contraste con tanto experimento fallido, siendo Pape Gueye el último episodio de esta naturaleza.

A causa del gol de Bebé, cuando ya moría el encuentro, el equipo aragonés ha establecido, por fin, un espacio de seguridad respecto de los puestos más comprometidos de la tabla, compañeros de Juan Carlos Carcedo en todo momento y de Fran Escribá, a pesar de las notables mejorías que ha ido introduciendo el entrenador valenciano desde que en el mes de noviembre asumiera las riendas de este proyecto.

Este es el valor sustancial del gol que anotó el delantero nacido en Lisboa en el estadio Nacional de Andorra La Vella: aportó más que tres puntos. Se trata de oxígeno. De tranquilidad. De cierto margen de seguridad. Del paso que se pudo dar una semana antes, en el estadio de La Romareda, con la Ponferradina como rival, y que entonces no se dio. Ahora, sí.

Bebé, quien no está contaminado por ninguno de los precedentes que arrastra la escuadra de La Romareda desde hace varias campañas, ha abierto la puerta a otro escenario posible en el discurrir de la actual temporada. Asoma, en cierto modo, un brote verde.

El gol marcado ante el Andorra, la celebración del mismo y su modo de estar sobre el terreno de juego, al margen del estado de forma que presentó, acaso significan, por otra parte, el contrapunto a Gueye y a todos aquellos delanteros que desembarcaron con impecables informes técnicos bajo el brazo y a los que luego el fútbol convirtió en fiasco: Sabin Merino, Gabriel ‘Toro’ Fernández, Alex Alegría, Nano Mesa, Vuckic... Quizá se esté rompiendo en este sentido alguna barrera más o menos oculta, que rara vez se puede entender desde la simple perspectiva de un mal ojo clínico.

Juan Carlos Cordero, nuevo director deportivo, que estuvo atado de pies y manos a lo largo del mercado de invierno, ha incorporado a un futbolista de aires diferenciales y que, sin duda, ha transmitido la sensación de que cuenta con capacidades para contribuir a un mejor rendimiento colectivo.

Quizá en esta ocasión nos podamos elevar algo por encima de los agobios, de ese tremendo sufrir que ha acompañado al equipo desde hace varias campañas, en las que sólo fue posible desplegar empeños por la supervivencia, donde se ubican los dos milagros protagonizados por ‘Jim’, por Juan Ignacio Martínez, y a quien es probable que no se le haya hecho adecuada justicia por sus dos salvaciones deportivas y societarias.

En todo caso, debe establecerse una salvaguarda acerca de qué deparará el futuro, porque, en primer término, hablamos de fútbol. En segundo, porque ahora mismo corresponde gestionar un momento delicado en la zona de vanguardia, derivado de las lesiones de Iván Azón, Víctor Mollejo y Sergio Bermejo.

En condiciones normales, Giuliano Simeone, Azón, Bebé, Bermejo, Vada y Mollejo ofrecen argumentos para solventar el viejo y conocido problema de la falta de gol ante un calendario que planteará exigencias.

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