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Mollejo y Bermejo se unen a Azón en la enfermería y serán bajas ante el Alavés

Las pruebas radiológicas desvelarán el alcance del daño en el tobillo del manchego mientras que el ‘10’ sufre un traumatismo en la cresta ilíaca que requiere paciencia.

Mollejo, con muletas, al término del partido de Andorra.
Mollejo, con muletas, al término del partido de Andorra.
Fernando / LOF

El mal fario con las lesiones sigue activado en el Real Zaragoza en las últimas semanas y, al regreso de Andorra, Mollejo y Bermejo se han unido a Azón como inquilinos de la enfermería con dolencias de cierta importancia. Tanto que a estas alturas de una semana que es corta, pues el siguiente partido se disputará en la sobremesa del sábado en La Romareda ante el Alavés, los tres están descartados en todos los planes técnicos.

No hay parte médico de ninguno de ellos. Azón, que regresó al estado de baja médica la semana pasada al sentir una sospechosa molestia en la zona del muslo que lo ha tenido tres meses fuera del equipo en la primera mitad del partido ante la Ponferradina, no se entrenó este lunes sobre el césped. No está al cien por cien. Desde el club ha trascendido la breve información oral de que «no hay lesión muscular ni recaída», pero Azón no se atreve a retornar a las rutinas. Y los médicos aconsejan prudencia máxima. Así que Fran Escribá ya sabe que el sábado frente a los alaveses su delantero centro deberá ser otro.

De los lastimados en Andorra, el más preocupante el Mollejo. El manchego sufrió un golpe, un mal giro en el tobillo izquierdo en un lance del juego que pilló sin tensión la articulación y le causó un dolor muy intenso. Pese a que fue vendado por Míchel Román sobre el césped, de inmediato se vio que le era imposible siquiera andar con normalidad. Tirado en el suelo, fue sacado del campo en camilla, con las manos cubriéndose el rostro por los efectos de la lesión. Tras muchos minutos, del vestuario salió con dos muletas, sin poder apoyar el pie en el suelo (celebró el triunfo con ellas, ‘a la pata coja’, en una de las imágenes de la temporada). De Andorra regresó la expedición sin saber a ciencia cierta si se trata de un esguince ordinario –sería la mejor de las noticias– o si puede haber afección a algún ligamento o a algún hueso de la zona afectada.

La preceptiva resonancia magnética nuclear a la que va a ser sometido Mollejo (anoche no se especificó en el club si ya había tenido lugar en la tarde-noche del lunes) precisará el diagnóstico, esperado por todos con expectación.

El caso de Bermejo, siendo más leve a priori, es el que más claro tiene el camino de la recuperación del mediapunta madrileño: tiempo y paciencia. Un tiempo sin medida exacta, pues depende de cada caso y cada paciente. Su caso se trata de un fuerte traumatismo en la cresta ilíaca, en el vértice más alto de la cadera derecha, en donde se adivinaba un tremendo hematoma cuando, a falta de un cuarto de hora para el descano, Míchel Román (el fisioterapeuta no dio abasto durante varios minutos en el Estadio Nacional andorrano) le aplicó un vendaje alrededor de la cintura con el fin de que pudiese acabar el primer periodo como fuera para, así, no gastar la segunda de las tres ventanas de sustituciones reglamentarias con el balón en juego, pues las del intermedio no cuentan.

El golpetazo que recibió Bermejo en otra acción del juego le afecta al hueso coxal, el más importante de la pelvis en cualquier deportista, mucho más si es un futbolista, pues ahí se insertan varios músculos cruciales para correr, saltar, girar y patear el balón. En el regreso en autobús de la expedición, Bermejo ya evidenció las secuelas inmediatas de esta lesión: fuerte dolor al adoptar cualquier posición (afecta incluso al modo de dormir durante días), molestias en la parte afectada por el golpe incluso en la respiración y, obviamente, dificultad ostensible en la movilidad, lo mismo al caminar que al subir escaleras o ejecutar cualquier gesto con las extremidades superiores.

En resumen, que lo de Azón está en terrenos indefinidos para poder evaluar su regreso al equipo. Y, sus dos colegas de enfermería desde la noche del domingo, Mollejo y Bermejo, tienen ante sí unos largos días de convalecencia si todo se queda en la opción más leve.

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