Bebé trae gol

Bebé celebra su gol junto a sus nuevos compañeros
Bebé celebra su gol junto a sus nuevos compañeros
Agencia LOF

Cuando ya concluía el encuentro y más dominado se encontraba el Real Zaragoza, a punto de capitular como estuvo, apareció la cabalgada inteligente de Bebé, que, bien asistido por Giuliano Simeone, hizo lo que estaba siendo imposible ayer y desde hace días: marcar un gol, encontrar la puerta contraria de manera limpia y sagaz. Quizá porque venga de su mundo y no haya interiorizado todavía nada de lo que aquí sucede, el extremo caboverdiano anotó en el primer balón que tuvo de gol. No dudó. Supo qué hacer y cómo hacerlo. Tomó para sí los tiempos requeridos, para no incurrir en el fuera de juego, superar al rival y convertir en inútil la salida de Marc Vidal, portero del Andorra.

Esta suerte que parece tan compleja en el Real Zaragoza de hoy y en el de hace varias temporadas, la de rematar a puerta o culminar bien las ofensivas, a Bebé se le hizo sencilla. Por mérito propio, dio su primer paseo triunfal. Quizá sea el primero de otros. No lo sabemos. Pero por fin parece que ha llegado alguien con talento para abrir un hueco de luz donde no la ha habido durante demasiado tiempo, a excepción de honrados casos. Se marcó un gol y se obtuvo el triunfo, que, para Fran Escribá y el equipo aragonés, era la cuestión principal y primera de la contienda librada en el estadio Nacional de Andorra La Vella. El debate sobre las formas, el aburrido tono general en el cayó el choque o los repetidos errores en la definición acaso puedan esperar unas horas.

Pueden hacerlo, al menos, hasta la clásica revisión de los encuentros que se efectúa en el interior del vestuario, para analizar en frío las debilidades y fortalezas mostradas, los yerros manifiestos y los aciertos a través de los cuales poder crecer. Bebé dio lo que pretendía Fran Escribá: un gol triunfal sacado de una carrera rápida, lanzada en vertical, directa a su propósito y sin más transición que un vuelo acelerado. Era el plan del técnico, que en sus líneas directrices fue evidente desde un principio. La clave previa descansaba en una adecuada presión, en la que Alberto Zapater fue otra vez la voz de la experiencia.

Más allá del relevante valor del triunfo y de las sensaciones más inmediatas, el Real Zaragoza se eleva, por primera vez en lo que llevamos de campaña, por encima de los puestos más comprometidos de la tabla.

Acaso sea un principio, el inicio de algo diferente.

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