El desenlace del mercado invernal de fichajes y traspasos de este enero de 2023 en el Real Zaragoza queda abocado al vértigo de la última semana, a los últimos 9 días que unirán el lunes 23 con el martes 31. Juan Carlos Cordero, el nuevo director deportivo de la entidad, contratado el día 5 y presenteado oficialmente en La Romareda el día 9, no ha podido desatascar en sus primeras 16 jornadas laborales en nómina zaragocista el complejo panorama que presenta la plantilla de fútbolistas a estas alturas del proyecto y el trabajo se le ha quedado acumulado en su totalidad para la recta final del periodo reglamentario de transacciones. 

No es una situación que sorprenda, ni al club, ni a Cordero, ni a nadie que conozca medianamente el estado de las cosas en el seno del vestuario. Es incluso lo natural. Con las 25 fichas profesionales que permite la normativa vigente ocupadas, a lo que hay que añadir otros jugadores que forman parte del equipo con licencias del filial (casos de Mollejo o Rebollo), la herencia que ha recibido Cordero de su antecesor, Miguel Torrecilla, con varias secuelas que llegan incluso de más atrás, de la era de Lalo Arantegui, es pesada y de revirada solución. 

Cordero, sabedor de antemano del día a día del apartado laboral de la SAD en el terreno deportivo, ya advirtió en el acto de su puesta de largo como trabajador blanquillo que "seguramente, las soluciones no empezarán a surgir hasta pasado el día 15 o 20 de este mes de enero". Lo hizo subrayando la singularidad que, en general, tiene este mercado invernal en todos los clubes y, sobre todo, por la rareza que se da esta vez en el corazón del Real Zaragoza, con un volumen ingente de jugadores con contrato en vigor, algunos de larga duración (sin contar a cedidos que un día volverán, como Sabin Merino, que está en México, o Marc Aguado, en el Andorra, entre otros) que componen un puzle masivo de piezas que requiere máxima precisión para poder reforzar hoy en día la plantilla actual. 

Antes de la llegada de Cordero, el director general Raúl Sanllehí ejecutó el único refuerzo que ha llegado hasta ahora: el centrocampista chileno Tomás Alarcón, que vino cedido del Cádiz de Primera División el 27 de diciembre. Asimismo, el máximo ejecutivo de la SAD debió anticiparse al aterrizaje oficial de Cordero para pactar la rescisión del contrato del lateral Dani Lasure el día 4 de enero, pues si no era imposible inscribir a Alarcón y que pudiera debutar cuatro días después ante el Mirandés en la reanudación de la liga tras las vacaciones navideñas. Y, a partir de ahí, nada más se ha movido pese a que las conversaciones, negociaciones, reuniones y opciones estratéticas de negocio no dejan de producirse cada día que pasa. 

Ya es viernes y no hay previsión de novedad alguna. Llega el fin de semana, con el viaje del equipo a Gijón, que concluirá en la madrugada ya del lunes 23, fechas nada propicias para cuajar acuerdos, con los equipos en competición activa. Así que a Cordero le restarán 9 días para tratar de hacer efectivas al menos tres bajas del actual vestuario, con Quinteros (con el que habló vis a vis en el entrenamiento del jueves), Igbekeme y Petrovic como principales señalados para dejar vacantes sus fichas de modo que sea factible cerrar una o dos incorporaciones nuevas al equipo de Escribá, con un extremo como preferencia inmediata.

Aguardan, por lo tanto, días de máxima expectación y de mucha incertidumbre. Nunca como en este enero de 2023 el Real Zaragoza ha vivido un final de mercado invernal con tanta sensación de labertino por cómo son las cosas en su diseño de la plantilla, circunstancia que tiene sus raíces en operaciones que vienen de dos y tres años antes.