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Predestinados a la operación salida del Real Zaragoza

Los cedidos con ficha del primer equipo que vuelven el día 30 centran las primeras decisiones del club para limar el exceso de plantilla.

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Los ocho cedidos con ficha del primer equipo que retornan el 30 de junio a la nómina del Real Zaragoza
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Dentro de tres semanas exactas, en 21 días, la plantilla profesional del Real Zaragoza regresará al trabajo y se estrenará a su mando Juan Carlos Carcedo, el nuevo entrenador blanquillo. Este es el tiempo que le resta a Raúl Sanllehí, el recién aterrizado director general de la nueva propiedad de la SAD, para limar el exceso de plantilla que ha heredado, de modo que no sea un inicio de pretemporada inoperativo para el cuerpo técnico por un exceso de cupo que tendría escasos precedentes en la historia reciente.

Porque son más de 30 las fichas del primer equipo que están vigentes en estos momentos. La suma sale sola si, a los 20 futbolistas que siguen con compromisos contractuales con el Real Zaragoza de los del grupo que acabó la liga 21-22, se añaden los ocho cedidos que volverán a la nómina en la medianoche del 30 de junio y otros que, a caballo entre el filial o un préstamo a un equipo de categoría ‘amateur’ –casos de Ángel López, Puche o el portero Carlos Azón, que retorna del Tarazona– también van a sumarse al reparto del verano. De facto, solo se han marchado los tres jugadores que estuvieron cedidos en Zaragoza el curso pasado: Álvaro Giménez, Nano Mesa (ambos han vuelto al Cádiz) y Borja Sainz (al Alavés ).

Sanllehí, con Miguel Torrecilla como mano derecha en su labor intocada de director deportivo, han de elevar el ritmo de ejecución de asuntos laborales en el equipo. La calma de los últimos 17 días (desde que se acabó la liga en San Sebastián el 27 de mayo) no puede estirarse demasiado más. Y, ante la necesidad de empezar ya a ejecutar algún fichaje para rearmar la desvencijada línea delantera que tanta calidad y gol demanda, es conveniente activar cuanto antes la operación salida que lime la sobrepoblación de la caseta.

La situación de los cedidos

De los ocho zaragocistas que han actuado cedidos el año precedente en Segunda División, Primera RFEF y Segunda RFEF, ninguno retorna con la seguridad absoluta de que tiene su puesto guardado en el Zaragoza de Carcedo. No cabe incluir al esloveno Vuckic, pues en su contrato con el Rijeka croata figura una cláusula por la que su vuelta es imposible. Tampoco a Igbekeme, cuyo retorno de Estados Unidos será el 1 de enero.

Cinco de esos ocho saben con certeza que no cuentan: Bikoro, Baselga, Nick Buyla y Javi Ros, con vocación de salir definitivamente de la entidad, previo acuerdo económico, y también el joven Carbonell, que tiene la imperiosa necesidad de reconducir su camino en un lugar donde juegue muchos minutos y de calidad, tras el fiasco de su cesión al Real Madrid (no ha jugado con el filial, el Castilla, y apenas con el Juvenil).

Los otros tres, Clemente, Larrazabal y Aguado, conforman un trío heterogéneo en su análisis. El defensa central zaragozano, tras dos cesiones –Logroñés y Real Sociedad B, dos equipos que descendieron– en los dos últimos cursos en las que su salto de rendimiento no ha sido especialmente llamativo, es improbable que vuelva a considerarse el cuarto central, toda vez que Francés, Jair y Lluís López, los tres titulares del año recién acabado, están en el listado de continuidad para el futuro inmediato.

El extremo derecho vasco, que es con seguridad el que más réditos de los ocho ha generado en su préstamo al Amorebieta (un descendido, por otra parte), presenta una singular evaluación, pues en el modesto club vizcaíno ha jugado todo el año como lateral, partiendo desde atrás del todo, en un sistema fijo de cinco defensas, con tres centrales. O sea, una labor muy de especialista que difícilmente tendrá lugar en el Real Zaragoza, pues Carcedo no utiliza ese modelo táctico como norma. Además, su alto salario –del pelotón de los más caros del plantel, pues su origen hace dos años fue el Athletic de Bilbao, con todo lo que ello supone en cuanto a caché– no aconseja darle un espacio en la plantilla con unos emolumentos que, en puridad, deben corresponder a un titular fijo y de gran repercusión en el juego. No parece ese el papel de Larrazabal.

Y Aguado, que cuenta aún con un margen de mejora y maniobra en su fase de crecimiento como centrocampista tras su paso por el Andorra FC, es a sus 22 años un caso a estudiar con detenimiento. Acaba de culminar un año de éxito en su equipo, que ha ascendido por primera vez al fútbol profesional español, con él como pieza importante en la línea media. En el Andorra lo quieren mantener para el debut en Segunda División. Y el Real Zaragoza valora qué es mejor para un jugador que, en estos momentos, sigue en los planes de posibles para el futuro próximo si su mejora es progresiva. Por eso se va a valorar si su presencia en la plantilla zaragocista puede beneficiarle o perjudicarle, algo que sucedería si se quedase para jugar muy poco o no lo suficiente.

De este grupo de cedidos han de surgir las primeras salidas de Sanllehí antes del próximo 4 de julio.

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