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Una hora de vídeo de Jim porque una imagen dice más que mil palabras

El entrenador del Real Zaragoza prosigue con su inicio de semana descriptivo y exigente hacia su plantilla para que el partido del domingo ante el colista y descendido Alcorcón no se convierta en una bomba de racimo.

Juan Ignacio Martínez 'Jim' explica con vehemencia a los jugadores la situación tras su falta de competitividad en los últimos partidos.
Juan Ignacio Martínez 'Jim' explica con vehemencia a los jugadores la situación tras su falta de competitividad en los últimos partidos.
José Miguel Marco

La plantilla del Real Zaragoza ha sido capaz de complicarse la vida dentro de un marco de actuación, el del final de esta temporada, que era propicio para una redención excelente tras una campaña deficiente, con casi 8 meses de sufrimiento en la parte baja de la clasificación. Después de poner un parche balsámico y prácticamente decisivo al lograr la permanencia virtual a falta de casi una decena de partidos, la recta final del torneo era un magnífico escenario para edulcorar, maquillar y dotar de valores positivos un año malo, otro, el segundo consecutivo del mismo tenor. Pero el equipo no ha respondido según se esperaba en esta favorable recta final de liga y, sobre todo, con arreglo a las exigencias mínimas planteadas en su momento por el entrenador, Juan Ignacio Martínez 'Jim', sabedor del doble filo que presentaba este mes y medio último del curso. 

Este miércoles, segundo día lectivo de la semana para el equipo, la jornada de trabajo ha comenzado con un vídeo de más de media hora para los muchachos, editado por el cuerpo técnico para mostrar en imágenes lo que con palabras, da la sensación, se queda corto. El lunes, en el regreso al césped, Jim ya arrancó la sesión de trabajo con una filípica propia de momentos de dureza en la clasificación, de padecimientos extremos que, singularmente, no se están dando ahora mismo. Es la prueba de que, pudiendo vivir días plácidos y de restauración postrera de un curso de suspenso general, los propios futbolistas se han liado de mala manera con su actitud hasta acabar generando un mal rollo que nadie esperaba, ni dentro ni fuera del entorno del equipo, ahora que la liga va a poner punto final a su historia. 

La segunda parte de Eibar, el sábado pasado, fue un desastre. Como todo el duelo anterior en La Romareda frente al Burgos. Y heridas morales dejó el partido en casa ante el Amorebieta, como antes había sucedido en Cartagena. También faltó rasmia en Tenerife y se jugó un partido descafeinado, descremado y sin aditivos ni colorantes en Huesca. Total, que después de lograr aquel 'arreón' plausible de cuatro triunfos seguidos para obrar la salvación antes de hora, culminados con la victoria ante el Fuenlabrada el 11 de marzo, los muchachos de Jim han extraviado la brújula y parecen desorientados como zaragocistas, quizá por causa de una nueva orientación futura en muchos casos. 

La semana, como se esperaba después de los síntomas de incandescencia manifestados por el entrenador en Eibar (el cambio de Sainz y su estela marcó una nueva raya de exigencias e intolerancias), ha nacido caliente. El martes, Jim entregó papeles a los pupilos para que vieran con sus propios ojos datos y detalles inaceptables cuando se juega con la camiseta del Real Zaragoza. Este miércoles, la dosis de crítica interna ha venido sostenida por un vídeo. Porque dice más una imagen que mil palabras. Al menos, es más sencillo de entender si el receptor no está muy abierto en entendederas o tiene la cabeza en otras cosas. Y, a la vez, el club ha evitado las ruedas de prensa, al menos las dos primeras posibles. Dos días de silencio. Mejor no decir nada que dar opciones a alguna metedura de pata. Mínima exposición.

Así viene la mano en estos últimos 4 partidos que restan. El del domingo ante el desahuciado Alcorcón, de repente, cargado de cicuta por los propios futbolistas del Real Zaragoza por su conducta en las últimas 7 semanas, donde solo el triunfo ante el Girona estuvo a la altura de lo debido. Ganar al colista será lo natural, lo exigible aquí y en cualquier confín del mundo. No hacerlo... Esto es Zaragoza. No cualquier sitio. 

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