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Segunda huida del Real Zaragoza hacia la calma por la misma puerta de emergencia

Jim y la plantilla han clonado el método de salida de las dos crisis de resultados sufridas en esta liga.

Juan Ignacio Martínez 'Jim' se dirige al banquillo el pasado viernes en duelo ante el Almería antes de consumar el cambio de Eugeni.
Juan Ignacio Martínez 'Jim' se dirige al banquillo el pasado viernes en duelo ante el Almería antes de consumar el cambio de Eugeni.
Toni Galán

Tres victorias seguidas han sacado al Real Zaragoza en los últimos 14 días de un problema mayúsculo en la clasificación. Y, simultáneamente, lo han rescatado también de una amenaza de crisis severa en el ámbito deportivo, con el entrenador, el director deportivo y muchos jugadores en el foco de las críticas más afiladas, con razones fundadas para ello según demostraba la clasificación, el juego y las carencias en cuestiones básicas (goles, sobre todo). Esto ha sucedido entre las jornadas 28 y 30, en el corazón de la segunda vuelta.

Lo que podría entenderse como algo razonable en la historia de la liga y, en particular, del propio Real Zaragoza (esto ha sucedido muchas veces en décadas pretéritas) se convierte en atípico al observarse que esta reacción positiva súbita se ha llevado a cabo dos veces, de igual modo, en esta misma campaña. Ya lo había hecho el equipo de Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ –y de Miguel Torrecilla– en la primera vuelta, entre las jornadas 14 y 16.

Datos de las dos reacciones gemelas del equipo zaragocista en esta temporada.
Datos de las dos reacciones gemelas del equipo zaragocista en esta temporada.
HA

El efecto revulsivo ha emergido dos veces en la misma campaña en circunstancias extremas. Jim llegó en noviembre a Burgos advertido de que su destitución podía hacerse realidad de no mediar una resurrección de aquel equipo que llevaba nueve jornadas consecutivas sin ganar (la racha histórica de nueve empates en cadena). Entonces, el Real Zaragoza venció en Burgos (0-1), al Sporting de Gijón en La Romareda (2-0) y en Las Palmas (2-3).

Y ahora, tres meses más tarde, Jim afrontó el partido ante Las Palmas en La Romareda con la misma certeza: una derrota ante los canarios en casa, quizá hasta un empate, podía suponer su cese al venir de una dinámica nociva de ocho duelos seguidos sin victorias, con cuatro igualadas y cuatro derrotas en ese trecho de ineficacia. Y ahí han surgido los triunfos ante Las Palmas (2-1), en Gijón (1-2) y sobre el Almería(2-0).

Es algo anormal que un entrenador –y un director deportivo– diluyan el máximo peligro de un equipo con síntomas de catatonismo por dos veces en un mismo curso y con el mismo procedimiento: lograr tres triunfos seguidos, en un acelerón brutal partiendo desde las dudas razonables sobre el equipo. En esta reiteración de huida de los problemas por la misma puerta de emergencia está la rareza.

Del temor a la ilusión

En el momento actual, el zaragocismo está sintiendo en su piel y en su ánimo lo mismo que a mitad de noviembre: ilusión repentina frente al temor profundo que lo abrumaba hace solo un par de semanas. Un cambio de talante inusual, bastante radical, que viene derivado del comportamiento bipolar de su equipo, el de Jim y Torrecilla.

En otoño, en el primer episodio de recuperación inopinada con tres victorias enlazadas, el equipo partió en posición de descenso hacia su resurrección burgalesa: en el puesto 19º, tras empatar uno tras otro los duelos con el Fuenlabrada, Real Sociedad B, Lugo, Oviedo, Huesca, Málaga,Ponferradina, Girona y Mirandés. Y en pocos días, con la suma de nueve de nueve, de Gran Canaria el Real Zaragoza volvió 8º en la clasificación.

Ahora en la clonación de los hechos un trimestre después, los de Jim volvieron de Leganés para jugarse la ‘final’ contra Las Palmas en el puesto 18º, algo muy semejante al precedente. Cuando acabe esta 30ª jornada, la escalada no será tan visible como en la primera ocasión, pues el Zaragoza no va a pasar de la 12ª plaza en el ranquin. Pero el efecto placebo es igual o superior a aquel, pues la liga está ya muy avanzada y cada vez queda menos cintura para solucionar los líos que se palpaban.

La moraleja sale sola. Tras la primera salida airosa del laberinto, el equipo de Jim no le supo dar continuidad y recayó en sus defectos y máculas. Ahora, es preciso que hayan aprendido la lección y sean capaces de llegar a mayo sin volver a desvanecerse. La historia de esta abrupta temporada necesita desde el viernes ante el Fuenlabrada un cambio de guion para no ir a un tercer bucle semejante.

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