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Cuatro meses esperando a Narváez

El delantero colombiano no marca desde el 16 de octubre. Sus goles son más necesarios que nunca para el Real Zaragoza. 

Narváez acosa al guardameta rival.
Narváez acosa al guardameta rival.
José Miguel Marco

Hay esperas que pueden llegar a desesperar. Este es el caso. Instalado en el borde del precipicio, en la decimoctava plaza de la tabla clasificatoria de la Segunda División, con solo un puesto y cinco puntos sobre la cota del descenso, el Real Zaragoza necesita goles con los que escapar de las brasas del peligro. Pero los goles no llegan, con apenas 20 dianas en 26 jornadas. Una pena, pues en defensa el rendimiento es (o era...) óptimo, con solo 26 goles encajados: el Eibar, líder de la categoría, ha recibido dos más (28). Narváez, uno de los hombres destinados a asumir la responsabilidad goleadora, solo ha facturado dos goles en lo que llevamos de curso. No marca desde el 16 de octubre. Cuatro meses sin golear. Cuatro meses esperando a Narváez...

El eco del gerundio no suele sonar bien. Algunos son hasta desagradables al oído. Pero esta forma impersonal del verbo viene bien para indicar que la acción está pasando, se está realizando, se está llevando a cabo. Además, y esto nos viene de perlas para el caso que nos ocupa, el gerundio expresa anterioridad, simultaneidad; pero nunca posterioridad. Es decir, sería maravilloso que dejáramos de esperar los goles de Narváez. Qué mejor que la espera cesara esta misma noche en Butarque, y regresara esa aportación notable que en el ejercicio liguero pasado fue capaz de desarrollar el delantero.

Extraído de Colombia por los técnicos del Real Madrid, Narváez pasó por La Fábrica blanca. Betis, Córdoba y Almería fueron las etapas previas a su despegue en Las Palmas en la temporada 19-20. En la isla firmó siete goles. Es en ese instante cuando el Zaragoza lo captó. Completó un gran primer año en el conjunto aragonés, con los 42 partidos disputados y nueve goles que fueron vitales en la permanencia del equipo del león. Narváez contó para los tres entrenadores que desfilaron por el banquillo zaragocista. Fue básico igual para Rubén Baraja que para Iván Martínez o Juan Ignacio Martínez. Con los tres marcó. Goles casi todos ellos de puntos. Alguno, de tres puntos, incluso. Le marcó al Albacete (1-0), dos al Girona (2-2), al Fuenlabrada (1-0), al Logroñés (2-0)... Narváez no fue cuestionado en ningún momento. Es más, era junto a los canteranos uno de los activos esenciales del club. Incluso se barajó su salida a Primera División el pasado verano.

El único debate posible sobre Narváez afectaba a su demarcación en el campo. Su índice de peligrosidad e influencia en el juego era tal que todos consideramos que debía ser la referencia ofensiva en vez de dejarlo caer a la banda izquierda, como así lo consideró Jim. Porque, en verdad, marcaban Narváez y pocos más. Iván Azón hizo tres, Adrián González firmó otros tres con el auxilio de los penaltis. Los demás delanteros, un desastre: Álex Alegría solo cantó un gol, y Haris Vuckic y Toro Fernández ni se estrenaron... Sí, el Comité de Competición fue el segundo máximo goleador del Real Zaragoza del pasado curso, con la sentencia de la alineación indebida ante el Alcorcón (0-3)...

Este año debería ser el de la confirmación de Narváez. Lo tiene todo para que así sea. Además del talento y la capacidad evidenciada, compromiso, esfuerzo innegociable. Pero esos goles que hacen más falta que nunca, no llegan. Narváez le marcó al filial de la Real Sociedad (1-1) en La Romareda el 18 de septiembre, y otro gol en La Rosaleda de Málaga (1-1) el 16 de octubre. Desde ese día, no golea Narváez. Cuatro tantos ha rubricado Valentín Vada y otros cuatro Álvaro Giménez, máximos anotadores de un conjunto con poco gol. Narváez lo tiene. Hoy es más necesario que nunca para el Real Zaragoza.

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