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Juan Ignacio entra en 'modo psicólogo' tras salir del atolladero de los empates

El entrenador del Real Zaragoza emite un discurso cargado de realismo, amortiguador de súbitas expectativas eufóricas que contrastan con las dudas y miedos vividos hasta hace solo 15 días. 

Juan Ignacio Martínez se rasca la cabeza mientras observa el entrenamiento del equipo en la Ciudad Deportiva.
Juan Ignacio Martínez se rasca la cabeza mientras observa el entrenamiento del equipo en la Ciudad Deportiva.
Toni Galán

Juan Ignacio Martínez, veterano en las guerras del fútbol, más cerca de los 60 de edad que de los 50 hace tiempo, sabe latín en esto del balompié. Y griego, y hebreo... hasta árabe y chino, que por allí se ganó la vida un tiempo antes de regresar a España, vía Zaragoza, hace poco menos de un año. Y, por esa sabiduría, innata por un lado y adquirida empíricamente, por otro, a base de 'mili' en los banquillos desde finales del siglo pasado (no es hablar 'viejuno', sino referirse con naturalidad a la década de los noventa que ya queda, en su inicio, a 30 años de distancia), al popular 'Jim' no le coge de nuevas lo que está sucediendo en el Real Zaragoza en los últimos 15 días. 

Se ha pasado de la chanza de los primeros empates en cadena, que parecían una broma, al miedo que provocó su exagerada concatenación. Alcanzando a finales de noviembre y principios de diciembre el grado de pavor al ver que aquel virus empatador dejaba al equipo en zona de descenso, sin saber ganar. Juan Ignacio no fue ajeno a esas sensaciones. Hubo días, los previos al viaje a Burgos, en los que dejó en el aire la posibilidad de que, si aquello no mejoraba de inmediato, la figura del entrenador iba a quedar expuesta a cualquier cosa. "En el fútbol ya sabemos cómo son las cosas", dijo el alicantino un par de veces en rueda de prensa. 

Y en dos semanitas, la tortilla de la vida zaragocista ha dado la vuelta. Tres victorias en fila, nueve puntos de golpe y los filtros de las ópticas que miraban con negrura aquel presente feo del Real Zaragoza se han aclarado hasta la cristalinidad. Y el fútbol es dado al penduleo extremo. También lo sabe Jim. El tránsito de la destitución a la canonización es de un centímetro. Cuestiones opuestas que suelen ser vecinas geográficamente en muchos cerebros humanos. 

Y ahí asoma el Juan Ignacio experto, perspicaz, psicólogo, con ese puntito de resabio que él siempre trata de positivizar. Ni tanto, ni tal calvo, avisa el técnico blanquillo. Ni antes petardos, ni ahora fenómenos. No quiere Jim euforias sin cimientos. A un tipo cabal, con miles de sellos de experiencia en su pasaporte profesional, no le entra en la cabeza ver a los mismos que hace 16 días elucubraban con su posible despido sin rubor aludir ahora a la promoción, el ascenso y un año maravilloso como si aquí no hubiese pasado nada. 

En la rueda de prensa previa al próximo partido, el de este lunes ante el Leganés en Zaragoza, Juan Ignacio habló claro y directo. Discurso para repasar y guardar. Tendrá más vigencia en lo sucesivo. Sin duda. 

Los contrapuntos de Jim, a todas caras

Juan Ignacio utiliza también el 0-5 del Real Zaragoza-Leganés del final del curso pasado, el 30 de mayo, para lanzar mensajes cargados de contenido anímico. "Estuve tres o cuatro días fastidiado tras aquella goleada. Habíamos conseguido pocos días antes algo tan difícil como fue aquella permanencia y en aquel partido ante el Leganés... yo puedo entender a los jugadores a pesar de aquello", rememora Jim.

"Fíjate cómo es el fútbol que a ellos aquel 0-5 acabó haciéndoles también mucho daño, les sentó horrorosamente mal, pues fueron crecidos a la promoción tres días después a Vallecas y encajaron un 3-0 que los eliminó del ascenso prácticamente. Con esto se explica que cada partido es diferente, que nada tiene que ver uno con otro, nunca. Aquello ya pasó. Y ya está", expone Juan Ignacio, en una comparativa a la que sacar su moraleja en el presente zaragocista. 

La escuela de Jim es el pragmatismo. "Ahora vivimos otro presente. El Real Zaragoza está inmerso en acercarse a la zona alta de la clasificación, que es donde queremos estar en el futuro. Así que ganar este lunes al Leganés, más allá del espíritu de revancha que pueda haber en alguien por aquel 0-5 de mayo, lo valoramos solo por nuestros propios intereses. El orgullo es lo que es, duele lo que nos pasó, pero yo considero que ahora es ya otro momento y debemos pensar diferente", añade. 

Martínez ha olisqueado cierto aire de cuento de la lechera al analizar las tres victorias seguidas recientes del Real Zaragoza y la llegada en el calendario de este partido ante el Leganés, antepenúltimo en la clasificación, y la siguiente cita en Amorebieta, el penúltimo. Y avisa a navegantes. "El inicio de temporada del Leganés, obviamente, no está siendo nada bueno. Pero es un equipo que, por ello, supone un peligro porque creo que esta situación es engañosa. Es una plantilla con gran calidad en sus jugadores. Yo he visto varios partidos suyos y han merecido más de lo que tienen ahora en cuanto a puntos. Nos van a poner en dificultades. Segurísimo", advierte, muy metido en su papel de sordina, de amortiguador de reacciones exageradamente exaltadas en el ánimo. 

Hasta el mini tramo de tres victorias seguidas del Real Zaragoza tiene su revés, como explica Jim a la audiencia en general: "Además, la situación buena y bonita que tenemos nosotros ahora después de nuestra buena racha en las tres últimas jornadas, se convierte también en una motivación añadida para nuestros rivales", reseña. Pase lo que pase, lo bueno, lo mejor o lo menos deseable, si hay alguien al que no va a pillar desprevenido es a Juan Ignacio. Y tampoco a los que quieran o sepan escucharlo.

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