Adrián González, veterano mediapunta del Real Zaragoza, vino ayer a explicar en un minuto de su rueda de prensa aquello de que 'el fin justifica los medios'.

El fino jugador madrileño, llamado a ser diferencial desde su fichaje en agosto por su técnica, su llegada al área rival, su clarividencia goleadora y su rango de futbolista de Primera División durante más de una década, se ha visto menoscabado durante tres cuartas partes del torneo por las lesiones. En el último tramo de la liga, Juan Ignacio Martínez ‘Jim’ apostó firmemente por él y le dio su primera titularidad en Fuenlabrada, ya en la jornada 33. Y desde ese día se erige en uno de los guías del engranaje táctico con el que Jim está próximo a obrar un milagro histórico en forma de salvación de un fatal descenso.

Adrián hace su trabajo en la línea de medios, con más sacrificio que juego bonito, participando así de un plan donde prevalece la eficacia por encima de cualquier plasticidad. Ayer, González, explicó de manera cristalina por qué el Real Zaragoza está jugando así, ‘feo’, con un fútbol pesado, de prevalencia defensiva y escasez atacante. Él, que es seguramente el que más alejado de este boceto se halla en la actual plantilla, no dejó ni un cabo suelto para que todo el mundo sea comprensivo con lo que ve partido a partido.

Tensión, presión, carencias...

De entrada, Adrián establece un escenario global mucho más amplio que el propio día a día zaragocista. «Los partidos en Segunda, sobre todo cuando estás en la parte de abajo, si los ves cada jornada, son muy igualados y pasan pocas cosas», expuso el ‘8’ blanquillo antes de entrar en los asuntos específicos del Real Zaragoza.

«En nuestro caso, el modo de jugar tiene mucho que ver con nuestra situación en la tabla, con nuestra tensión anímica, por la presión que deriva de vivir una campaña tan rara. Hemos de reconocer que utilizando esta forma de jugar es como estamos saliendo de un problema serio, de mucho temor, en el que estamos desde Navidad», subrayó Adrián González en un claro gesto de sinceridad y pragmatismo, con el Zaragoza todavía pendiente de salir del laberinto mortal en el que se metió de muy mala manera allá por octubre y noviembre y del que está tratando de salir in extremis.

El futbolista le tiró un capote cómplice al entrenador, Juan Ignacio Martínez, el artífice desde la pizarra y el convencimiento moral y anímico del grupo de que el mecanismo táctico esté siendo rentable y, si todo acaba bien, exitoso para dejar con vida al Real Zaragoza de cara al futuro.

«Creo que incluso al míster le gustaría ver que su equipo es más vistoso y genera muchas más ocasiones. Pero estamos como estamos, con jugadores tensionados, tal vez también con falta de capacidad nuestra, puede ser también... son muchas cosas las que hay que valorar al ver nuestro juego en una temporada así de complicada», prosiguió razonando Adrián con mensajes de profundidad y sin escabullirse en ninguno de los prismas de análisis que ofrece este Real Zaragoza tan deficiente en aspectos básicos del juego.

González, como todos sus compañeros de vestuario, tiene asumido el lema sugerido e implantado por Jim cuando aterrizó en Zaragoza a mitad de diciembre, con el equipo hundido en la tabla, con 13 paupérrimos puntos y con aroma de catástrofe en ciernes: esta dificilísima encomienda hay que salvarla como sea, da igual el cómo, solo importa el qué. «Sabemos desde hace tiempo que, como el objetivo (el ascenso) no se ha podido cumplir, nos tenemos que centrar en lograr la permanencia y, así, a través de ella, poder pensar en una nueva temporada, la que viene, y podremos empezar a construir de cara al futuro un nuevo objetivo, que sea mucho más placentero, no solo para el club sino para los aficionados», remató su tesis.

Sacrificado por la situación

En la evaluación particular que hizo Adrián sobre su aportación en las últimas cinco jornadas, las únicas en las que ha adquirido el rol de titular indiscutible durante el año lectivo, también dejó expuestos matices dignos a tener en cuenta. «Creo que puedo dar más, sinceramente. He tenido partidos mejores y peores en este tramo como titular», comenzó su balance con pose de modestia.

«Es positivo que haya podido contribuir con dos goles en la tabla de goleadores del equipo (anotó ante el Almería y el último día en Lugo, de penalti, y ya suma tres en la temporada). Además, han sido tantos que han supuesto puntos», destacó.

Y concluyó el centrocampista con un último pensamiento en voz alta. «No se ha visto aún todo lo que puedo aportar al Zaragoza. Obviamente, para que esto sea así, hay condicionantes en la situación de este año, en el juego del equipo... en ningún caso las puedo utilizar como excusa, pero están ahí. Ante esto, uno ha de intentar amoldarse cuanto antes a la realidad. Y ya está. Esa es la verdad».