La afición del Real Zaragoza, lo más cerca posible de La Romareda

Restaurantes y bares del entorno del estadio estarán llenos de zaragocistas tras las múltiples reservas de los últimos días para cenar ante las pantallas de televisión.

Terraza de Rogelios, emblemático establecimiento hostelero de la explanada de La Romareda, con las pantallas de televisión hacia el exterior.
Terraza de Rogelios, emblemático establecimiento hostelero de la explanada de La Romareda, con las pantallas de televisión hacia el exterior.
José Miguel Marco

Hoy es noche de fútbol en La Romareda, mientras España continúa inmersa en el estado de alarma en términos políticos. Es el nuevo fútbol, el de los estadios vacíos, cerrados al público hasta nueva orden, mientras el coronavirus de la covid-19 sigue sin tratamiento ni vacuna.

En este envoltorio global, los casi 29.000 abonados del Real Zaragoza están obligados a renunciar a su derecho de ocupar sus butacas para animar a su equipo del alma en pos del ascenso a Primera División. Su única alternativa es la televisión.

Y, para los más animosos y activos, para quienes llegaron a barajar la opción de organizar una quedada para recibir al equipo antes del partido de hoy contra el Alcorcón o diseñaron en su cabeza algún tipo de animación desde el exterior, tanto el club como la Federación de Peñas del Real Zaragoza ya se han encargado de advertir hace bastantes días que eso no es posible según la legislación vigente.

Luis Soler (izda.), regente del Restaurante Rogelios desde hace 5 años, en el interior del local ante otra pantalla gigante de televisión.
Luis Soler (izda.), regente del Restaurante Rogelios desde hace 5 años, en el interior del local ante otra pantalla gigante de televisión.
Guillermo Mestre

Resulta inviable aglomerarse en el entorno del estadio a cuenta del primer partido de la reanudación de la liga. La Policía y los servicios de seguridad de La Romareda lo impedirán taxativamente. Hay que guardar la distancia interpersonal, evitar reuniones masivas. La normativa que la ciudadanía ha de cumplir mientras se sigue avanzando día a día hacia un estado de normalidad más próximo a lo que se conoció antes del confinamiento del 14 de marzo aconseja máxima prudencia y un orden individual y colectivo para evitar contagios.

Cenar a 80 metros del campo

Ante este panorama, alrededor de un millar de zaragocistas ya se han buscado la vida en las últimas dos semanas y media para vivir el partido Real Zaragoza-Alcorcón lo más cerca posible del equipo. Y, en el caso de la ubicación de La Romareda y sus aledaños, la solución, cabal y legal por los cuatro costados, estaba clara: reservar cena en los diversos establecimientos hosteleros de la zona y ver el partido en las pantallas de televisión... a escasos 80 metros del campo de fútbol. Quienes han reservado su mesa saben que casi van a oler el césped, que es posible que oigan algún grito desde dentro del campo durante el juego. Y, tal vez, sueñen con poder colarse en un grito colectivo desde sus posiciones a pie del mantel y los cubiertos en el ambiente del terreno de juego.

De los clásicos restaurantes y bares del cinturón más cercano al estadio de La Romareda, el Rogelios es el más emblemático, el pionero, el que da nombre a la zona de forma genérica, desde que abriese camino a principios de los años 70 de la mano de la familia Alonso, con los Gonzalos –padre e hijo– como cabezas visibles. Desde hace cinco años, el nuevo regente es Luis Soler, un zaragocista que sueña con sentir la Primera División pronto desde su atalaya, a solo 80 metros de la puerta del palco o del Fondo Sur.

«En Rogelios vamos a estar alrededor de 400 personas, debidamente separadas según las normas y con el orden necesario en lo sanitario, viendo el partido y cenando», destaca el empresario. Comparte explanada con otros bares de vieja tradición futbolera, el Tramsburgo, el Xamara, el Baleares, también el Duende Azul o el Jameos. Pero su aforo es, con diferencia, el mayor. Además, desde hace ya tres temporadas, el Rogelios es el punto de encuentro de la Federación de Peñas en cada partido como locales.

«Hace más de dos semanas, desde que se supo cuándo se jugaba ya contra el Alcorcón, que la afición empezó a reservar mesas para cenar ante las pantallas. Tengo 88 plazas en la terraza; otras 80 en la contigua pérgola semicerrada; otras 40 en la sala de la cafetería; y unos 200 en los cinco salones interiores del comedor. Todo está prácticamente lleno, comprometido», confirma Soler.

Lo mismo sucede, en mayor o menor medida, en sus negocios vecinos. Y en los también próximos de El Foro, El Rincón, el Juan II; o en Los Porches del Audiorama, con el Izas, el D’Jorge, La Galerna... Los zaragocistas más forofos, los que no se van a conformar con quedarse en casa y han observado esta opción de, casi, ver el partido por televisión tocando imaginariamente con las manos las paredes de La Romareda, abarrotarán los locales de hostelería que rodean el coliseo blanquillo. Un modo irreprochable, que cumple con la ley a pies juntillas, de trasladar las buenas vibraciones de fuera adentro del estadio para que les lleguen a los futbolistas mientras juegan en vacío.

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