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El único partido oficial a puerta cerrada en La Romareda... no lo jugó el Real Zaragoza

El 3 de mayo de 1989, hace 31 años, el estadio zaragozano acogió 47 minutos del Osasuna-Real Madrid suspendido cuatro meses antes en El Sadar por el lanzamiento de un cohete al portero Buyo.

Llamada en portada del Heraldo de Aragon del 4 de mayo de 1989 de la información del partido Osasuna-Real Madrid jugado la tarde anterior a puerta cerrada en La Romareda, reflejado en una fotografía.
Llamada en portada del Heraldo de Aragon del 4 de mayo de 1989 de la información del partido Osasuna-Real Madrid jugado la tarde anterior a puerta cerrada en La Romareda, reflejado en una fotografía.
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Según sugiere el devenir de los acontecimientos, estamos a alrededor de 15 días de que el fútbol a puerta cerrada, con la disputa de un Real Zaragoza-Alcorcón, signifique en La Romareda el retorno de la liga tras un trimestre de parón forzoso por la pandemia mundial que ha detenido las rutinas vitales en España, deporte incluido. Y, en esta tesitura, surge de inmediato un repaso largo, hacia atrás en el tiempo, para hallar algún episodio de fútbol oficial en el estadio municipal zaragozano jugado sin público. ¿Ha vivido La Romareda partidos de valor real, no amistosos o de entrenamiento, con las puertas clausuradas al público?

Hugo Sánchez y Schuster, en La Romareda vacía, se ponen las camisetas tras el calentamiento previo al comienzo de aquel Osasuna-Real Madrid jugado a puerta cerrada en el estadio zaragozano en 1989.
Hugo Sánchez y Schuster, en La Romareda vacía, se ponen las camisetas tras el calentamiento previo al comienzo de aquel Osasuna-Real Madrid jugado a puerta cerrada en el estadio zaragozano en 1989.
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La respuesta es sí. Uno. En mayo de 1989, el día 3. Y la curiosidad es que el Real Zaragoza no fue partícipe de él. Se trató de un Osasuna-Real Madrid, correspondiente a la liga española (jornada 20ª, la primera de la segunda vuelta), que se terminó a puerta cerrada en el coliseo zaragozano por decisión del Comité de Competición. 

La causa del partido a puerta cerrada que, en mayo de 1989, jugaron en La Romareda Osasuna y Real Madrid. Es el momento, en enero de ese año, en el que un cohete estalla en los pies del portero madridista Buyo en El Sadar. Ese grave hecho, junto con el lanzamiento masivo de objetos contundentes durante ese duelo en Pamplona, derivó en la suspensión del partido en el minuto 43.
La causa del partido a puerta cerrada que, en mayo de 1989, jugaron en La Romareda Osasuna y Real Madrid. Es el momento, en enero de ese año, en el que un cohete estalla en los pies del portero madridista Buyo en El Sadar. Ese grave hecho, junto con el lanzamiento masivo de objetos contundentes durante ese duelo en Pamplona, derivó en la suspensión del partido en el minuto 43.
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Fueron, en realidad, 47 minutos. Los dos que restaban de la primera parte y todo el segundo tiempo cuando, cuatro meses antes (el 28 de enero del citado 1989), el partido original entre navarros y merengues fue suspendido por un escándalo mayúsculo en las gradas de El Sadar, con lanzamientos masivos de objetos contundentes al campo y el colofón del estallido de un cohete en los mismo pies del portero madridista Buyo, que salió corriendo hacia el vestuario con heridas de pólvora y derivó en que el árbitro de turno diese por acabado aquel choque... que ganaba 1-0 el Osasuna en el minuto 43, tras haber marcado Pizo Gómez apenas 7 minutos antes del lío definitivo. 

Una imagen de la vacía Romareda durante la disputa del Osasuna-Real Madrid en mayo de 1989.
Una imagen de la vacía Romareda durante la disputa del Osasuna-Real Madrid en mayo de 1989.
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Tras toda la segunda vuelta, meses, de litigios con los comités entre pamploneses y madrileños, la inminente finalización de la liga aceleró la decisión: se acabaría el partido en campo neutral, a puerta cerrada, y el terreno de juego elegido fue La Romareda de Zaragoza. 

"Empate bajo el silencio", tituló en el HERALDO DE ARAGÓN del día siguiente Alejandro Lucea en la crónica de tan atípico choque. Porque, en efecto, el Real Madrid logró empatar in extremis aquel partido que empezó perdiendo 1-0 en La Romareda con el minuto 43 luciendo en los marcadores del estadio. Fue un gol fantasma de Hugo Sánchez, en una falta directa en el minuto 87 que dio en el larguero y botó... ¿dentro o fuera? No quedó claro. Salvo para el árbitro, el tinerfeño Socorro González, que dio gol de inmediato.

Siendo este lance importante para el 1-1 final en la desértica Romareda, no fue lo más grave de aquella resolución del enfrentamiento rojillo-merengue. Dicen las crónicas que lo más hiriente fue que el colegiado canario no señalase un clarísimo penalti en el minuto 12 de la segunda parte al derribar Buyo a Bustingorri en un mano a mano de éste en el área madrileña. 

Era el Osasuna de Zabalza contra el Madrid del exzaragocista Beenhakker. Los pamploneses reunían a los Roberto, De Luis, Pepín, Castañeda, Merino, Martín González (otro que pasó por la historia zaragocista en los despachos recientemente), Sola, Bustingorri, Arozarena, Pizo Gómez, Roberto Elvira (también zaragocista de matriz), Morón... En frente, aquel era el Madrid de los Buyo, Chendo, Sanchís, Gallego, Esteban (luego jugador del Real Zaragoza), Míchel, Schuster, Martín Vázquez, Gordillo, Butragueño, Hugo Sánchez, Paco Llorente, Losada...

Dentro del estadio solo hubo 400 personas, entre jugadores, técnicos, auxiliares, árbitros, directivos y medios de comunicación (a diferencia de lo que se avecina ahora, entonces toda la prensa entró al campo sin problema alguno). Todo el mundo acreditado en virtud de su trabajo y vinculación directa con el partido. Ni un solo espectador o aficionado. Aunque, como se reseña en la información de HERALDO, el Comité de Competición había concertado 360 acreditaciones en un principio y, en los prolegómenos del partido, "la organización, ya en el mismo estadio, dio el visto bueno a la entrada de bastantes personas", lo que llevó la cifra de asistentes finalmente a los 400, todos en la zona del palco y alrededores. 

Fue, según la crónica, "un partido en silencio absoluto, de público y de fútbol, de espectáculo y de aplausos". Javal, mítico informador de este periódico, se refería en su columna 'Puntos en el aire' a Rodríguez Caro: "Campos de soledad, mustio collado, en otros tiempos, Romareda famosa...". Y también destacó que "los jugadores siempre hablan entre sí y, en competición, contra los otros; pero nunca se les oye. Ayer sí, aunque los sordos salimos ganando", aludiendo a los exabruptos que se escucharon desde las gradas vacías. En 47 minutos, el Osasuna no tiró una sola vez a portería, por dos el Real Madrid (una, la última, el gol del empate a uno). 

Un mes mas tarde de este raro partido, el Real Madrid se proclamó campeón de liga y el Osasuna acabó 10º, en mitad de la tabla. En Zaragoza eran los buenos momentos con Antic (recientemente fallecido) de entrenador. Parte de su plantilla vio este partido desde la tribuna en la soleada tarde de mayo. Al final, los aragoneses fueron quintos y se clasificaron para la UEFA.

Pero, singularmente, no fue el Real Zaragoza protagonista de este único partido oficial jugado a puerta cerrada en su estadio, La Romareda. Eso está todavía por ocurrir y, de no mediar un imprevisto mayúsculo, será frente al Alcorcón a mitad de junio, en pocos días. El precedente histórico fue un 'alquiler' del campo al Osasuna y el Real Madrid por imperativo federativo. Nunca el Zaragoza fue castigado a jugar sin público por incidentes como local. Ni tampoco una pandemia como la actual se ha vivido jamás en el fútbol español. Estamos pues ante una novedad sin precedentes en la capital de Aragón.

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