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Zaragoza será la ciudad donde más tardará el volver el fútbol en la LFP, junto a Vigo

El histórico parón de la liga por la pandemia mundial de coronavirus afectó al Real Zaragoza recién salido de dos jornadas seguidas jugando fuera de casa, excepcionalidad que solo cumple el Celta en Primera.

Preciosa imagen del momento del gol de Eguaras que supuso el 1-0 ante el Deportivo de La Coruña el domingo 23 de febrero en La Romareda. Ganó el Real Zaragoza 3-1 y fue el último partido en el estadio blanquillo hasta nueva orden.
Preciosa imagen del momento del gol de Eguaras que supuso el 1-0 ante el Deportivo de La Coruña el domingo 23 de febrero en La Romareda. Ganó el Real Zaragoza 3-1 y fue el último partido en el estadio blanquillo hasta nueva orden.
Toni Galán

Un día, todo esto pasará. La pesadilla, el crash sanitario, financiero y social que está generando la pandemia del coronavirus Covid-19 en todo el mundo se acabará. Como sea, de un modo que aún nadie sabe prever con certeza. Y la normalidad, progresivamente, irá impregnando el día a día de la gente. Ahí, en ese -ojalá que próximo- escenario, el fútbol también reemprenderá su actividad, como negocio, como ocio, como deporte, como evento de múltiple implicación de la gente.

Cuando eso se haga realidad, en España, Zaragoza será una vez más punto referencial en este episodio, como tantas otras veces en cuestiones varias. El motivo es que, entre todos los equipos de Segunda División, será la ciudad -y su estadio, La Romareda- en la que más tiempo se haya estado sin fútbol en directo en su terreno de juego. Esto es así ya, con total seguridad, porque este parón súbito de las competiciones le llegó al Real Zaragoza en ese momento que el calendario, a todos los equipos y en uno o dos pasajes puntuales de la temporada, los lleva a jugar como visitantes dos veces consecutivas. Los chicos de Víctor Fernández, cuando todo se detuvo, venían de ganar 0-1 en La Rosaleda de Málaga y, una semana antes, habían empatado 2-2 en El Sardinero de Santander ante el Racing.

Los dos fines de semana que, al final, acabaron siendo los últimos lectivos en el ya histórico mes de marzo de 2020 no tuvieron cita en La Romareda para la afición blanquilla. El día 8 se jugó en Málaga. Y en Santander, como el partido se adelantó al sábado y era momento de empalme entre meses, no se pisó el 1 de marzo y se dirimió aquel duelo en la noche del 29 de febrero, día extra del año bisiesto. En esas dos jornadas, los otros 21 equipos de la categoría alternaron sus envites entre casa y fuera, con la cadencia habitual en una liga. Solo el Real Zaragoza se vio en la obligación de viajar las dos veces y ejercer de visitante.

Por esto, el único que tiene que retroceder hasta el fin de semana del 23 de febrero para encontrar su último eslabón en la competición oficial como local, en su estadio, es el Real Zaragoza. Aquel día derrotó por 3-1 al Deportivo de La Coruña en lo que ha sido la última vez en la que el zaragocismo se pudo congregar en sus gradas favoritas, las de La Romareda. Además, ese día hubo un lleno técnico, se abarrotó el aforo, con cerca de 33.000 personas celebrando aquel vistoso triunfo. Han pasado casi 2 meses ya de aquello.

Entre los 42 equipos profesionales de la Liga española, si se incluye también a la Primera División, solo se equiparará a esta especial circunstancia la ciudad de Vigo y su equipo, el Celta. Los celestes fueron los que, por calendario, pasaron por el mismo trance que los zaragocistas y jugaron los dos últimos partidos del torneo antes del parón por el coronavirus fuera de Balaídos: ambos los saldaron con sendos empates, 0-0, en Getafe y, antes, en Granada. Los vigueses no pisan su campo desde el mismo fin de semana que el Real Zaragoza, el último de febrero. O sea, su contador tendrá siempre una tirada más larga que el de los demás.

Curiosamente, en el caso de la afición zaragocista, el paladar de escasez de fútbol en La Romareda y de lejanía en los recuerdos de los últimos duelos vistos en el estadio municipal zaragozano queda más agriamente acentuado si se tiene en cuenta que, de los últimos cinco partidos que los de Víctor tuvieron que acometer en la liga de plata, cuatro de ellos fueron lejos de su feudo. En efecto, el zaragocismo, cuando la pandemia estalló y detuvo en mundo hace ya casi 20 días, ya vivía con ansias de fútbol porque la casualidad había jugado esa mala pasada. Antes del citado y, por ahora, emblemático partido ante el Deportivo de La Coruña en La Romareda, se habían dado otros dos viajes enlazados de los blanquillos: el que se jugó en Elche (victoria por 1-2) el 15 de febrero y el que tuvo lugar, de manera extraordinaria, el miércoles siguiente, día 19, en Miranda de Ebro, que correspondía al aplazamiento por la lluvia y la inundación del campo de Anduva que se produjo un mes antes, en enero (el marcador final fue de empate, 1-1).

Así ha quedado todo en el zaragocismo, convertido en estatua de sal. Quietud expectante, sobrepasado todo por lo trascendente de ese episodio de la humanidad en términos médicos, sanitarios, económicos, financieros, sociales y políticos. Pero, con ese resquemor de que el recuerdo de los buenos ratos de entrenemiento, de pasión, de afición por algo común como es el Real Zaragoza, se queda muy corto en cantidad y alejado en el tiempo. Más que en ningún otro sitio.

Da igual cuándo se reanude la liga, que un día será. Es lo mismo que sea en junio, que en julio, que en agosto... o en diciembre o el año 2021. Cuando ocurra, Zaragoza (junto con Vigo, en Primera) será el punto del mapa entre los equipos profesionales de España en el donde más tiempo haya transcurrido sin acontecer un partido de fútbol. 

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